viernes, 29 de diciembre de 2017

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1 DE ENERO, SOLEMNIDAD DE SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS


Lucas 2,16-21

16Los pastores fueron corriendo y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre.
17 Al verlo, contaron lo que les habían dicho de aquel niño. 18 Todos los que lo oían se admiraban de lo que les decían los pastores. 19 Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
20 Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído; todo como les habían dicho.

21 Al cumplirse los ocho días, tocaba circuncidar al niño, y le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.


COMENTARIO

16 los pastores fueron corriendo y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre.
Los pastores encuentran un niño, sin nombre todavía, recostado –impotente- tan anónimo y marginado como ellos. Ellos transmiten su experiencia: que han sido iluminados, que se les ha manifestado, que es el Mesías…

17 Al verlo, contaron lo que les habían dicho de aquel niño. 18 Todos los que lo oían se admiraban de lo que les decían los pastores. 19 Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
Y todos se quedaron extrañados, admirados, ¿de qué? ¡Porque hay algo que no encaja! Había toda una tradición religiosa que hablaba de un Dios que detestaba y quería exterminar a los pecadores, el pueblo esperaba a un Mesías justiciero que, a su llegada, los aniquilaría. Se quedan admirados porque el anuncio sea éste, pues a ellos les han enseñado que el Mesías es de poder. Se extrañan que se anuncie a los parias de los pastores, pues les han enseñado que cuando venga el Mesías lo primero que hará será fulminar a esta gentuza. Se desconciertan ante esta novedad que es lo contrario a lo que les habían enseñado.

Todos, comprendida María, se maravillan de esto. Este es el inicio del estupor, de la incomprensión por parte de María y por parte de José. Varias veces dice el evangelista que no comprendían estas cosas y en esto reside la grandeza de María, porque se encuentra con algo del todo nuevo, algo inaudito. El Hijo le presenta un Dios diferente del que había conocido a través de la religión.
En esto consiste la grandeza de María: en el hecho de que, aun no comprendiendo, sigue adelante y es capaz de convertirse en discípula de su hijo. La grandeza de María no consiste en haber dado a la luz a Jesús, sino en haber llegado a ser discípula.

María también se extraña, no entiende, pero lo guarda en el corazón, lo medita, no lo rechaza, es lo contrario de lo que su religión le decía, pero no rechaza. Dios es sorprendente respecto a lo que de Él nos dicen a veces. María no es la obediencia ciega ni el servilismo sino la fe activa, guarda en el corazón y espera. En el mundo hebreo, el corazón es la mente. También María está trastornada, hay algo que la desborda y no comprende, pero no lo rechaza. Piensa, medita, reflexiona en su corazón.


20 Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído; todo como les habían dicho.
Los pastores hacen como María cuando la visita el ángel, se levantó y fue deprisa .María llevo el Espíritu a casa de Zacarías.
Los pastores llevan el mensaje. Nos han dicho que Dios es de otro modo a como nos lo enseñaron en la catequesis de la sinagoga, ahora es un niño, frágil, símbolo de la ternura, de la vida. Luego, aunque es omnipotente, quizás haya elegido ser impotente por eso prefiere nacer en un pesebre en vez de en un palacio o un templo. Luego, aunque es todopoderoso en todos los ámbitos, ha decido ir de humilde y de normal y por no tener no tiene ni nombre. Sin duda porque aunque tiene el nombre sobre- todo nombre, ha decido no ponerse ninguno para que todos los seres humanos se llamen como él.

Este es el cambio de valores anunciado en el Magníficat. Y es el cambio de imagen de Dios. Dios no es como lo imaginaron los poderosos ni los eclesiásticos, es infinitamente más humano, más sencillo, más normal, más natural.

Los pastores se vuelven de Belén glorificando y alabando a Dios. Esta es tarea exclusiva de los ángeles. Y ahora resulta que los considerados parias están al nivel de los ángeles. Quien es capaz de ver la luz, oír los cantos y se envuelve de luz, pasa a estar y actuar como los seres celestes.
El evangelista hace una afirmación realmente clamorosa: después de hacer la experiencia del Dios amor, todos las personas, incluso los pastores, que la religión consideraba alejados de Dios, pueden tener un contacto íntimo, estrecho con Dios y pueden alabarlo y glorificarlo, como hacían los ángeles del servicio. Y aún más asombroso resulta que el ángel no les haya conminado a cambiar de oficio. No, ellos siguen siendo pastores, no tienen que dejar de serlo. Y de ahí el desconcierto que acompaña la lectura del evangelio. Pues, ¿por qué Jesús perdona y acoge a los publicanos, otro ejemplo de pecadores, sin reclamarles que cambien de trabajo?

21 Al cumplirse los ocho días, tocaba circuncidar al niño, y le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.
La circuncisión es el signo de la alabanza y de la pertenencia al pueblo de Dios. Jesús queda marcado por la señal de la alianza. A través de la circuncisión queda incorporado oficialmente al pueblo de Israel.
Jesús, “Dios salva”, expresa la identidad y la misión de este niño, de su vida. 

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