1 DE ENERO, SOLEMNIDAD DE SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS
Lucas 2,16-21
16Los
pastores fueron corriendo y encontraron a María y a José, y al niño acostado en
el pesebre.
17
Al verlo, contaron lo que les habían dicho de aquel niño. 18 Todos los que lo
oían se admiraban de lo que les decían los pastores. 19 Y María conservaba
todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
20
Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían
visto y oído; todo como les habían dicho.
21 Al
cumplirse los ocho días, tocaba circuncidar al niño, y le pusieron por nombre
Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.
COMENTARIO
16
los pastores fueron corriendo y encontraron a María y a José, y al niño
acostado en el pesebre.
Los pastores encuentran un niño, sin nombre
todavía, recostado –impotente- tan
anónimo y marginado como ellos. Ellos transmiten su experiencia: que han sido
iluminados, que se les ha manifestado, que es el Mesías…
17
Al verlo, contaron lo que les habían dicho de
aquel niño. 18 Todos los que lo oían se admiraban de lo que les
decían los pastores. 19 Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en
su corazón.
Y
todos se quedaron extrañados, admirados, ¿de qué? ¡Porque
hay algo que no encaja! Había toda una tradición religiosa que hablaba de un
Dios que detestaba y quería exterminar a los pecadores, el pueblo esperaba a un
Mesías justiciero que, a su llegada, los aniquilaría. Se quedan admirados
porque el anuncio
sea éste, pues a ellos les han enseñado que el Mesías es de poder. Se extrañan
que se anuncie a los parias de los pastores, pues les han enseñado que cuando
venga el Mesías lo primero que hará será fulminar a esta gentuza. Se
desconciertan ante esta novedad que es lo contrario a lo que les habían
enseñado.
Todos, comprendida María, se maravillan de esto.
Este es el inicio del estupor, de la incomprensión por parte de María y por
parte de José. Varias veces dice el evangelista que no comprendían estas cosas
y en esto reside la grandeza de María, porque se encuentra con algo del todo
nuevo, algo inaudito. El Hijo le presenta un Dios diferente del que había
conocido a través de la religión.
En esto consiste la grandeza de María: en el hecho
de que, aun no comprendiendo, sigue adelante y es capaz de convertirse en
discípula de su hijo. La grandeza de
María no consiste en haber dado a la luz a Jesús, sino en haber llegado a ser
discípula.
María
también se extraña, no entiende, pero lo guarda en el corazón, lo medita, no lo
rechaza, es lo contrario de lo que su religión le decía, pero no rechaza. Dios
es sorprendente respecto a lo que de Él nos dicen a veces. María no es la
obediencia ciega ni el servilismo sino la fe activa, guarda en el corazón y
espera. En el mundo hebreo, el corazón es la mente. También María está
trastornada, hay algo que la desborda y no comprende, pero no lo rechaza.
Piensa, medita, reflexiona en su corazón.
20
Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto
y oído; todo como les habían dicho.
Los
pastores hacen como María cuando la visita el ángel, se levantó y fue deprisa .María
llevo el Espíritu a casa de Zacarías.
Los
pastores llevan el mensaje. Nos han dicho que Dios es de otro modo a como nos
lo enseñaron en la catequesis de la sinagoga, ahora es un niño, frágil, símbolo
de la ternura, de la vida. Luego, aunque es omnipotente, quizás haya elegido
ser impotente por eso prefiere nacer en un pesebre en vez de en un palacio o un
templo. Luego, aunque es todopoderoso en todos los ámbitos, ha decido ir de
humilde y de normal y por no tener no tiene ni nombre. Sin duda porque aunque
tiene el nombre sobre- todo nombre, ha decido no ponerse ninguno para que todos
los seres humanos se llamen como él.
Este
es el cambio de valores anunciado en el Magníficat. Y es el cambio de imagen de
Dios. Dios no es como lo imaginaron los poderosos ni los eclesiásticos, es
infinitamente más humano, más sencillo, más normal, más natural.
Los pastores se
vuelven de Belén glorificando y alabando a Dios. Esta es tarea exclusiva de
los ángeles. Y ahora resulta que los considerados parias están al nivel de los
ángeles. Quien es capaz de ver la luz, oír los cantos y se envuelve de luz,
pasa a estar y actuar como los seres celestes.
El evangelista hace una afirmación realmente clamorosa: después de hacer
la experiencia del Dios amor, todos las personas, incluso los pastores, que la
religión consideraba alejados de Dios, pueden tener un contacto íntimo,
estrecho con Dios y pueden alabarlo y glorificarlo, como hacían los ángeles del
servicio. Y aún más asombroso resulta que el ángel no les haya conminado a
cambiar de oficio. No, ellos siguen siendo pastores, no tienen que dejar de
serlo. Y de ahí el desconcierto que acompaña la lectura del evangelio. Pues,
¿por qué Jesús perdona y acoge a los publicanos, otro ejemplo de pecadores, sin
reclamarles que cambien de trabajo?
21
Al cumplirse los ocho días, tocaba circuncidar al niño, y le pusieron por
nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.
La
circuncisión es el signo de la alabanza y de la pertenencia al pueblo de Dios.
Jesús queda marcado por la señal de la alianza. A través de la circuncisión
queda incorporado oficialmente al pueblo de Israel.
Jesús, “Dios salva”, expresa la
identidad y la misión de este niño, de su vida.
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