MIÉRCOLES
7 DE FEBRERO
Marcos 7,14-23
14Llamó Jesús de nuevo a la gente y les dijo: Escuchad y
entended todos: 15nada que entre de fuera puede hacer al hombre
impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre.
17Cuando dejó a la gente y entró en casa, le pidieron
sus discípulos que les explicara la parábola.
18Él les dijo: ¿También vosotros seguís sin entender?
¿No comprendéis? Nada que entre de fuera puede hacer impuro al hombre, 19porque
no entra en el corazón sino en el vientre y se echa en la letrina. (Con esto
declaraba puros todos los alimentos). 20Y siguió: Lo que sale de
dentro del hombre, eso sí hace impuro al hombre. 21Porque de dentro,
del corazón del hombre, salen los pensamientos perversos, las fornicaciones,
robos, homicidios, 22adulterios, codicias, malicias, fraudes, desenfreno,
envidia, difamación, orgullo, frivolidad. 23Todas esas maldades
salen de dentro y hacen al hombre impuro.
COMENTARIO
Jesús establece un
principio general entre lo que contamina y lo que no. Los discípulos, en línea
farisea, no entienden. Jesús se lo vuelve a explicar.
14Llamó Jesús de nuevo a la gente y les dijo: Escuchad y
entended todos: 15nada que entre de fuera puede hacer al hombre
impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre.
Lo que Jesús va a decir es
válido para todos. Es para la
humanidad entera. No hay fuera de la persona humana cosa puras e impuras. Nada
de lo de fuera es impuro. Nada de lo de fuera que entra en el hombre,
alimentos, ideas, imágenes… le hace impuro. Sino lo que sale de él en forma de
deseos, palabras u obras.
El mundo creado por Dios no
es enemigo ni representa ningún peligro para la relación con Dios.
Por principio, nada es
profano ni impuro. Nada está alejado ni aleja de Dios. No hay distinciones. El
designio de Dios es dar vida y comunicar vida a todo ser humano sin distinción.
Es el ser humano el que
crea lo profano, lo sucio, lo impuro desde el interior
17Cuando dejó a la gente y entró en casa, le pidieron
sus discípulos que les explicara la parábola.
18Él les dijo: ¿También vosotros seguís sin entender?
¿No comprendéis? Nada que entre de fuera puede hacer impuro al hombre, 19porque
no entra en el corazón sino en el vientre y se echa en la letrina. (Con esto
declaraba puros todos los alimentos). 20Y siguió: Lo que sale de
dentro del hombre, eso sí hace impuro al hombre.
Lo que acaba de decir Jesús
es tan contrario a lo que la gente tenía en la cabeza que consideraban que no
era real, que no podía ser verdad. No han entendido porque no han captado el
secreto del Reino: el amor de Dios a la humanidad entera, sin distinciones.
El mal amenaza al ser
humano desde dentro, no desde fuera. Todo lo creado, sin excepción, es bueno.
Es la relación del ser humano con lo creado lo que produce la maldad, la
impureza, la no-santidad.
21Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los
pensamientos perversos, las fornicaciones, robos, homicidios, 22adulterios,
codicias, malicias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo,
frivolidad. 23Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre
impuro.
Jesús,
poniendo como fuente el corazón (interioridad en la que se maduran las cosas de
la que dimanan los actos), enumera 12 acciones, número para indicar todas.
La
maldad no está fuera, sino que nace de dentro del ser humano que deja que se le
desaten los instintos primarios (sexo y riqueza), que no tienen en cuenta al
semejante y que fomenta las disposiciones malas contra sí mismo y contra los
demás.
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