¿DÓNDE
ESTÁ DIOS AHORA?
La
pregunta puede parecer retórica pero no creo que lo sea. Es la pregunta que nos
hacemos muchos ahora, creyentes o no creyentes.  
Sea
quien sea Dios siempre es un misterio. Nunca podremos con nuestra mente
comprender adecuadamente quien es. Si buscamos una noción clara y precisa de
quien es Dios no la encontraremos en ningún sitio. Y si alguien da una
definición clara y nítida, entonces es falsa. 
Que
Dios sea un misterio no quiere decir que sea ininteligible o que no tengamos a acceso
a él. Podemos llegar a conocer un misterio, pero cuanto más entremos en el
misterio de dios, más cogidos nos sentiremos y más cuenta nos daremos que Dios
es misterio. 
Por otra parte, si insistiéramos en que primero debemos probar la existencia de Dios y después dirigirnos él, nunca le encontraremos. Porque Dios no es un problema intelectual que podamos resolver, como si fuera una ecuación. Un Dios así no existe.
Encontramos
a Dios, al Dios de Jesús, primero en nuestro corazón, solo después podremos
especular con nuestra mente. Dios no es la conclusión de un silogismo, sino un
Persona. 
Descendamos
un poco, y afirmemos que el lugar de encuentro con Dios es en Jesús de Nazaret.
A la pregunta inicial, ¿Dónde está Dios
ahora? podemos responder diciendo: coge el evangelio, abre cualquier
página, busca a ver si hay sufrimiento y allí está Jesús Dios. Es decir, nos
encontramos con Jesús, y por tanto con el Dios de Jesús, en el sufrimiento, en
el dolor, en la impotencia, en el luto, en la desesperación, en el miedo. En todas
esas situaciones que estamos viviendo ahora, y siempre. 
Otra
cosa es que reflexionamos sobre qué imagen tenemos de Dios. ¿Cuál es nuestra
imagen? Solo será válida la que conecte y esté inspirada en el evangelio. Las demás
son falsas. Lo cual no quiere decir que no surjan preguntas a ese “Dios filosófico”
¿Por qué esto ahora? ¿Por qué a nosotros? O nos hagamos preguntas-trampa: si
eres todopoderoso ¿Por qué permites eso? ¿Por qué no nos libra Dios de esta
pandemia? “Si no lo hace, entonces es que no existe”. Tengamos cuidado con el
lenguaje, con expresiones como “Dios permite esto…”, “Esto es la voluntad de Dios”…
Y demás frases que no solucionan nada. 
Como
siempre, la propuesta es ir a Jesús de Nazaret, a su evangelio y descubrir allí
su estilo de vida, sus valores, su actuación, su preferencia y su presencia en
medio del sufrimiento, por ejemplo. Aquí ya no vale teorizar. Y siempre,
siempre, nos acompañara la pregunta: en el momento de la cruz de Jesús, ¿Dónde estaba
Dios Padre? Busca, busca…. En la cruz. Nuestro Dios es un Dios crucificado. 
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario