Señor, me acaban de dar la noticia que mi……. ha
fallecido.
¡Y estaba solo! Ha muerto solo. Ha muerto… solo.
Ninguno de la familia lo hemos podido acompañar en estos
momentos
¡Cuando más nos necesitaba!
Tampoco nos hemos podido despedir de él.
Nadie merece morir así.
Vivo en la impotencia, en la rabia,
una fuerte sensación de frustración me invade.
Se me rompe el corazón, las entrañas, con solo pensarlo.
Pero…
Señor yo creo en ti, confío en ti,
y sé por la fe que mi ……. estaba, está y estará contigo,
en ti.
Aunque no lo parezca: Nadie muere solo.
¿Dónde estabas cuando murió tu hijo en la cruz?
¿Dónde estabas cuando murió tu hijo en la cruz?
“En la cruz”.
¿Dónde estás ahora que mi…. ha muerto?
Él /ella ya está en
mí.
Soy Padre que no
descuida ni por un momento a sus hijos.
Soy Dios de vivos,
no de muertos, pues para mí todos viven.
Mi amor es más
fuerte que la muerte.
Ten fe. Tu…. Ha resucitado.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
OTRA ORACIÓN
Señor, Jesús, tu nos dices que “Yo soy la resurrección y la vida,
el que cree en mí y
haya muerto vivirá
y el que está vivo
y cree en mi no morirá para siempre”.
Señor de la vida,
en estos momentos de inmenso dolor por la muerte de mi….
pongo en tus manos de Padre a mi ………
Ahora está en las mejores manos.
Ahora solo puedo llorar y rezar.
Y pedirte que abras nuestras puertas a la esperanza.
En medio de este dolor que nos abrasa,
danos la confianza para descubrir que no somos todo,
que no lo podemos todo.
Desde nuestro dolor y nuestra fragilidad te damos gracias
por mi…..
por lo que hemos vivido juntos.
Aumenta nuestra fe para creer en ti,
Señor Jesús de Nazaret, muerto y resucitado
que nos has abierto las puertas a una Vida nueva que no
se acaba.
En el nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

No hay comentarios:
Publicar un comentario