SEMANA XVIII DEL
TIEMPO ORDINARIO
SÁBADO
Del evangelio de Mateo
17,14-20
14Cuando
volvieron a donde estaba la gente, se acercó a Jesús un hombre que, de
rodillas, 15le dijo: Señor, ten compasión de mi hijo que es lunático
y sufre mucho: muchas veces se cae en elfuego o en el agua. 16Se lo
he traído a tus discípulos y no han sido capaces de curarlo. 17Jesús
tomó la palabra y dijo: ¡Generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré
con vosotros, hasta cuándo tendré que soportaros? Traédmelo. 18Jesús
increpó al demonio y salió; en aquel momento se curó el niño. 19Los
discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron aparte: ¿Y por qué no pudimos
echarlo nosotros? 20Les contestó: Por vuestra poca fe. En verdad os
digo que, si tuvierais fe como un grano de mostaza, le diríais a aquel monte:
Trasládate desde ahí hasta aquí, y se trasladaría. Nada os sería imposible.
¡Auméntanos la fe, la confianza, la felicidad! |
COMENTARIO
14Cuando
volvieron a donde estaba la gente, se acercó a Jesús un hombre que, de
rodillas, 15le dijo: Señor, ten compasión de mi hijo que es lunático
y sufre mucho: muchas veces se cae en elfuego o en el agua. 16Se lo
he traído a tus discípulos y no han sido capaces de curarlo.
Esta narración, colocada por los tres evangelios sinópticos
inmediatamente después de la Transfiguración, está, en relación con ella y, en
consecuencia, con el problema del mesianismo, que viene tratando Mt desde el
capítulo 16, versículo 13.
Mateo combina en la figura del hijo una multitud de datos:
·
está lunático/ epiléptico: luego tiene
períodos en que pierde el control;
·
sufre terriblemente: es
decir, los ataques tienen para él consecuencias muy dolorosas;
·
lo llevan a caer a
menudo en el fuego y en el agua.
Estas precisiones, narrativamente superfluas, en Mateo tiene un sentido
particular. De hecho, pueden ponerse en relación con los dos personajes
aparecidos en la Transfiguración: Moisés y Elías.
o
El fuego es símbolo
del celo violento de Elías (cf. 3,10.11.12; 8,14s);
o
el agua, del éxodo de
Egipto, preparado por prodigios de fuerza y acaudillado por Moisés.
La enfermedad se identifica con un demonio que sale del
niño como el espíritu inmundo sale de un hombre (Mt 12,43s). El demonio que
posee al hombre representa en Mateo una ideología contraria al plan de Dios,
que ciega al hombre. Es una ideología mesiánica popular, que, según enseñan los
letrados, espera la venida de Ellas para arreglar milagrosamente la situación.
·
El pueblo,
representado en este aspecto por el hijo, tiene arrebatos periódicos, lunático:
busca salir de su situación desesperada usando la violencia, fuego y agua, según los modelos del
Antiguo Testamento, Elías y Moisés. Se
transparenta el espíritu violento que provoca rebeliones armadas que llevan al
pueblo al fracaso.
16Se
lo he traído a tus discípulos y no han sido capaces de curarlo. 17Jesús
tomó la palabra y dijo: ¡Generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré
con vosotros, hasta cuándo tendré que soportaros? Traédmelo. 18Jesús
increpó al demonio y salió; en aquel momento se curó el niño.
Los discípulos, que siguen con la idea que profesan aún el
mesianismo de los letrados, no son capaces de liberar al pueblo.
La denuncia de Jesús se dirige sobre todo a los discípulos,
pues el pueblo, representado también por el padre, tiene fe en Jesús, de rodillas, Señor, y desea salir de su situación.
19Los
discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron aparte: ¿Y por qué no pudimos
echarlo nosotros? 20Les contestó: Por vuestra poca fe. En verdad os
digo que, si tuvierais fe como un grano de mostaza, le diríais a aquel monte:
Trasládate desde ahí hasta aquí, y se trasladaría. Nada os sería imposible.
Los discípulos se extrañan de no haber sido capaces de
expulsar el demonio. De hecho, Jesús les había dado la autoridad para hacerlo (Mt
10,1); es la primera vez que se les ofrece la ocasión, y fracasan. La razón es su falta de fe; esto es lo que hace
fracasar la misión. Un mínimo de fe sería suficiente para poner a disposición
del discípulo la potencia de Dios. La imagen del monte se repite en términos parecidos en Mt 21,21, donde se refiere
al monte sobre el que está edificado el templo. Es posible que contenga aquí la
misma alusión.
La imagen de la Escritura (Is 49,11; 40,4ss; 54,10) indica la
supresión de obstáculos a la acción de Dios. El monte (Jerusalén, la doctrina oficial) se interpone en el camino
del reinado de Dios. Con la verdadera fe o adhesión a Jesús y a su mensaje
mesiánico, que comporta el cumplimiento de las condiciones para seguirlo, serían
capaces de todo.
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