viernes, 8 de agosto de 2014

SEMANA XVIII DEL TIEMPO ORDINARIO
SÁBADO
Del evangelio de Mateo 17,14-20
14Cuando volvieron a donde estaba la gente, se acercó a Jesús un hombre que, de rodillas, 15le dijo: Señor, ten compasión de mi hijo que es lunático y sufre mucho: muchas veces se cae en elfuego o en el agua. 16Se lo he traído a tus discípulos y no han sido capaces de curarlo. 17Jesús tomó la palabra y dijo: ¡Generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros, hasta cuándo tendré que soportaros? Traédmelo. 18Jesús increpó al demonio y salió; en aquel momento se curó el niño. 19Los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron aparte: ¿Y por qué no pudimos echarlo nosotros? 20Les contestó: Por vuestra poca fe. En verdad os digo que, si tuvierais fe como un grano de mostaza, le diríais a aquel monte: Trasládate desde ahí hasta aquí, y se trasladaría. Nada os sería imposible.
¡Auméntanos la fe,
la confianza,
la felicidad!

COMENTARIO
14Cuando volvieron a donde estaba la gente, se acercó a Jesús un hombre que, de rodillas, 15le dijo: Señor, ten compasión de mi hijo que es lunático y sufre mucho: muchas veces se cae en elfuego o en el agua. 16Se lo he traído a tus discípulos y no han sido capaces de curarlo.
Esta narración, colocada por los tres evangelios sinópticos inmediatamente después de la Transfiguración, está, en relación con ella y, en consecuencia, con el problema del mesianismo, que viene tratando Mt desde el capítulo 16, versículo 13.
Mateo combina en la figura del hijo una multitud de datos:
·         está lunático/ epiléptico: luego tiene períodos en que pierde el control;
·         sufre terriblemente: es decir, los ataques tienen para él consecuencias muy dolorosas;
·         lo llevan a caer a menudo en el fuego y en el agua. Estas precisiones, narrativamente superfluas, en Mateo tiene un sentido particular. De hecho, pueden ponerse en relación con los dos personajes aparecidos en la Transfiguración: Moisés y Elías.
o   El fuego es símbolo del celo violento de Elías (cf. 3,10.11.12; 8,14s);
o   el agua, del éxodo de Egipto, preparado por prodigios de fuerza y acaudillado por Moisés.
La enfermedad se identifica con un demonio que sale del niño como el espíritu inmundo sale de un hombre (Mt 12,43s). El demonio que posee al hombre representa en Mateo una ideología contraria al plan de Dios, que ciega al hombre. Es una ideología mesiánica popular, que, según enseñan los letrados, espera la venida de Ellas para arreglar milagrosamente la situación.
·         El pueblo, representado en este aspecto por el hijo, tiene arrebatos periódicos, lunático: busca salir de su situación desesperada usando la violencia, fuego y agua, según los modelos del Antiguo Testamento, Elías y Moisés. Se transparenta el espíritu violento que provoca rebeliones armadas que llevan al pueblo al fracaso.


16Se lo he traído a tus discípulos y no han sido capaces de curarlo. 17Jesús tomó la palabra y dijo: ¡Generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros, hasta cuándo tendré que soportaros? Traédmelo. 18Jesús increpó al demonio y salió; en aquel momento se curó el niño.
Los discípulos, que siguen con la idea que profesan aún el mesianismo de los letrados, no son capaces de liberar al pueblo.
La denuncia de Jesús se dirige sobre todo a los discípulos, pues el pueblo, representado también por el padre, tiene fe en Jesús, de rodillas, Señor,  y desea salir de su situación.

19Los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron aparte: ¿Y por qué no pudimos echarlo nosotros? 20Les contestó: Por vuestra poca fe. En verdad os digo que, si tuvierais fe como un grano de mostaza, le diríais a aquel monte: Trasládate desde ahí hasta aquí, y se trasladaría. Nada os sería imposible.
Los discípulos se extrañan de no haber sido capaces de expulsar el demonio. De hecho, Jesús les había dado la autoridad para hacerlo (Mt 10,1); es la primera vez que se les ofrece la ocasión, y fracasan. La razón es su falta de fe; esto es lo que hace fracasar la misión. Un mínimo de fe sería suficiente para poner a disposición del discípulo la potencia de Dios. La imagen del monte se repite en términos parecidos en Mt 21,21, donde se refiere al monte sobre el que está edificado el templo. Es posible que contenga aquí la misma alusión.

La imagen de la Escritura (Is 49,11; 40,4ss; 54,10) indica la supresión de obstáculos a la acción de Dios. El monte (Jerusalén, la doctrina oficial) se interpone en el camino del reinado de Dios. Con la verdadera fe o adhesión a Jesús y a su mensaje mesiánico, que comporta el cumplimiento de las condiciones para seguirlo, serían capaces de todo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario