viernes, 5 de septiembre de 2014

SEMANA XXII DEL TIEMPO ORDINARIO
SÁBADO

Del evangelio de Lucas 6,1-5
6 1Un sábado, iba él caminando por medio de un sembrado y sus discípulos arrancaban y comían espigas, frotándolas con las manos. 2Unos fariseos dijeron: ¿Por qué hacéis en sábado lo que no está permitido? 3Respondiendo Jesús, les dijo: ¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus compañeros sintieron hambre? 4Entró en la casa de Dios, y tomando los panes de la proposición, que solo está permitido comer a los sacerdotes, comió él y dio a los que estaban con él. 5Y les decía: El Hijo del hombre es señor del sábado.

COMENTARIO
6 1Un sábado, iba él caminando por medio de un sembrado y sus discípulos arrancaban y comían espigas, frotándolas con las manos. 2Unos fariseos dijeron: ¿Por qué hacéis en sábado lo que no está permitido?
Lucas nos presenta a los discípulos arrancando espigas, sin motivo aparente. Las arrancan y las frotan, cosa que no se podía hacer en sábado, eran trabajos prohibidos. La crítica de los fariseos va a estar causada porque lo ven como tirar por tierra el valor de la Ley. Los discípulos viven según el espíritu de la nueva comunidad, lo viejo ha caducado.
Es curioso, ¡y actual!, el papel de los fariseos: parece que surgen de en medio de los sembrados, vigilando, acechando, buscando pruebas con las que condenar y excluir.

 3Respondiendo Jesús, les dijo: ¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus compañeros sintieron hambre? 4Entró en la casa de Dios, y tomando los panes de la proposición, que solo está permitido comer a los sacerdotes, comió él y dio a los que estaban con él. 5Y les decía: El Hijo del hombre es señor del sábado.
Jesús responde desde la misma Ley y trae a la memoria la acción de David. Lo primero es la necesidad humana, después la Ley. LA actitud de los fariseos no tenía su fundamento en la Ley sino en la interpretación que ellos hacían de la ley poniéndola a su servicio y, en consecuencia, haciendo que la ley perdiera su valor.

Para que haya una Nueva Evangelización requerirá que haya una nueva eclesiología, una nueva pastoral, una nueva disposición, una Igesia en constante renovación (Lo nuevo exige novedad). Los odres están para contener el vino, están al servicio del vino nuevo y excelente, de la alegría, de la Buena Noticia, de la fiesta de salvación...


Para los discípulos hay otro principio: el hombre, el hijo del hombre (el hombre pleno del Espíritu que como Dios borra el pasado pecador y comunica el Espíritu, la Vida en plenitud), está por encima de toda ley. El hijo del Hombre, lleno del Espíritu de Dios, es superior a toda ley.  

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