SEMANA XXIII DEL TIEMPO ORDINARIO
LUNES
NACIMIENTO DE SANTA MARÍA, MADRE DE JESÚS
(Es un texto largo, pero muy curioso lleno de vida)
Mateo 1, 1-17
1Genealogía de Jesucristo, hijo de
David, hijo de Abrahán:
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2Abrahán fue padre de Isaac; Isaac
de Jacob; Jacob de Judá y sus hermanos;
3Judá tuvo de Tamar a Fares y a Zéraj; Fares fue padre de Jesrón; Jesrón de Arán;
4Arán de Aminadab; Aminadab de Naasón; Naasón de Salmón;
5Salmón tuvo de Rajab a Booz; Booz tuvo de Rut a Obed; Obed fue padre de Jesé;
6Jesé, del rey David. David, de la mujer de Urías, tuvo a Salomón.
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3Judá tuvo de Tamar a Fares y a Zéraj; Fares fue padre de Jesrón; Jesrón de Arán;
4Arán de Aminadab; Aminadab de Naasón; Naasón de Salmón;
5Salmón tuvo de Rajab a Booz; Booz tuvo de Rut a Obed; Obed fue padre de Jesé;
6Jesé, del rey David. David, de la mujer de Urías, tuvo a Salomón.
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7Salomón fue padre de Roboán;
Roboán de Abías; Abías de Asá;
8Asá de Josafat; Josafat de Jorán; Jorán de Ozías;
9Ozías de Joatán; Joatán de Acaz; Acaz de Ezequías;
10Ezequías de Manasés; Manasés de Amón; Amón de Josías;
11Josías de Jeconías y sus hermanos, cuando la deportación a Babilonia.
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8Asá de Josafat; Josafat de Jorán; Jorán de Ozías;
9Ozías de Joatán; Joatán de Acaz; Acaz de Ezequías;
10Ezequías de Manasés; Manasés de Amón; Amón de Josías;
11Josías de Jeconías y sus hermanos, cuando la deportación a Babilonia.
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12Después de la deportación,
Jeconías fue padre de Salatiel; Salatiel de Zorobabel;
13Zorobabel de Abiud; Abiud de Eliaquín; Eliaquín de Azor;
14Azor de Sadoc; Sadoc de Aquín; Aquín de Eliud;
15Eliud de Eleazar; Eleazar de Matán; Matán de Jacob;
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13Zorobabel de Abiud; Abiud de Eliaquín; Eliaquín de Azor;
14Azor de Sadoc; Sadoc de Aquín; Aquín de Eliud;
15Eliud de Eleazar; Eleazar de Matán; Matán de Jacob;
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16Jacob de José, el esposo de María, de la cual nació Jesús,
que es el mesías.
17Por tanto, las generaciones desde Abrahán hasta David son en total catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce, y desde la deportación hasta el mesías, catorce.
17Por tanto, las generaciones desde Abrahán hasta David son en total catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce, y desde la deportación hasta el mesías, catorce.
COMENTARIO
Mateo, como buen oriental que escribe para orientales,
comienza la historia como se comenzaban siempre la genealogía del personaje
central. Genealogía era como un carnet de identidad, curriculum actual.
Después del exilio, las genealogías tomaron un auge notable,
pero en el S. I aparte de la genealogía de los levitas no había ninguna fiable,
Herodes quemó archivos (él era idumeo) y puestos a hacer la de Jesús, Mateo toma genealogías que ya existen o se
inventa otras porque él lo que quiere es presentar en sociedad a Jesús como:
perteneciente al pueblo de Abrahán; de la familia de David, por lo que al
mesianismo se refiere; hijo de María y José por su historia.
El evangelista presenta una amalgama,
un conjunto de nombres realmente desconcertantes. Para nosotros son personajes desconocidos:
Ocias, Ioatam, etc, no nos dicen nada. Pero intentemos por un momento ponernos
en la piel de un hebreo que escuchase recitar esta lista de nombres.
Ciertamente, se le pondrían los pelos de punta. Es como si hoy día, en una
lista de tanta envergadura, escuchásemos mencionar el nombre de personas de
mala fama, personajes públicos de pésima reputación. Éste era precisamente el
efecto que producía en el mundo hebreo: un desgarrador suspiro de desaprobación
e incredulidad, ante las connotaciones fuertemente negativas que algunos
nombres suscitaban, connotaciones tan lamentables –para la mentalidad de la
época-, que no dejaban indiferentes a nadie.
Siguiendo su artificio, Mateo, divide la genealogía en 3
grupos de 14; en 3, porque 3 eran los períodos de la historia de Israel según
la concebían entonces: Patriarcas, Monarquía y Después del exilio. Lo que
quiere decir es sencillamente que la historia del pueblo culmina y tiene
sentido en Jesús. Por otro lado, son 6 septenarios, con Cristo comienza el 7º,
es decir, la plenitud.
¿Por qué 14 en cada período? Hay quien recurre a la cábala
argumentando que 14 es el número de DVD (David) 4+6+4, quizás esté en el
trasfondo Jesús mesías, descendiente de DVD.
Todo para llegar al v.16, que es el punto culmen de la
genealogía donde concluye que Jesús es, 1)
hijo de Abrahán; 2) de sangre real; y 3) sin embargo, es diferente. El
omnipotente verbo "engendrar" no aparece (39 veces aparece el verbo
engendrar, se rompe con el nacimiento de Cristo 40).
Para llegar a una conclusión inesperada es preciso que la
fuerza de la tradición anterior a Mateo fuera muy grande. Una tradición que,
por un lado, cree firmemente que es un hombre, un descendiente de David según
la carne, y, por otro lado, aún con peligro de contradecirse, dice que su
nacimiento es un misterio.
Una curiosidad: aparecen 4 mujeres. No es corriente la
mención de mujeres en las genealogías, pero tampoco es imposible. Pero, ¿por qué estas 4 mujeres y no las santas
mujeres: Sara, Rebeca, Lea…?
Puede que Mateo las mencione en cuanto pecadoras y en
cuanto extranjeras:
Tamar--------
incestuosa---------------------cananea Gen 38,14
Rahalo-------- prostituta
-----------------------cananea Jos 2,1
Bersabe------ adúltera-------------------------
hitita 2 Sam 11
Rut---- relaciones prematrimoniales---------moabita
rut 3,7
En cuanto al pecado
así se significa la misión salvadora de Jesús, salido de una raza de pecadores
para rescatar a los pecadores.
En cuanto extranjeras,
el universalismo de la salvación va a ser uno de los temas preferidos de Mateo
La genealogía de Lucas es más universalista a primera vista, porque se remonta
a Adán. La de Mateo parece más israelita, se remite a Abraham, pero Mateo pone
estas 4 extranjeras como nota universal.
Todas estas mujeres, incluida María, dan a luz
irregularmente un auténtico hijo de David. Dios interviene en estas mujeres
para cambiar el curso normal de la
historia y Mateo las cita porque fueron introducidas en la línea mesiánica
gracias a un acto gratuito de Dios, eliminando para ello un obstáculo
insuperable a primera vista.
Desde el primer momento, el
evangelista Mateo anuncia la peculiaridad del nacimiento de Jesús, cuya
procedencia directa de un padre humano no se menciona. Jesús proviene por entero
de Dios, idea que se subraya de diversas maneras: "La criatura que lleva en su seno viene del Espíritu Santo" (Mt
1,20); "la virgen concebirá y dará a luz un hijo" (Mt 1,23);
"sin haber tenido relación con él, María dio a luz un hijo"(Mt
1,25).
Para el evangelista, Jesús
no es el fruto de José, porque el padre, además de la vida, transmitía también
la tradición, los valores del pueblo. Pues bien, toda la tradición de Israel
queda truncada en José. De él, Jesús no recibe nada. En Jesús, la tradición y los
valores no serán heredados del padre, de José, sino del Padre de los cielos,
Dios. Es por ello que Jesús podrá relacionarse con Dios de una manera inédita,
completamente nueva.
El texto nos dice “… de la cual nació (fue engendrado)”. El
evangelista excluye categóricamente la intervención de José en la generación
del hijo. Jesús es generado de María. María es asumida por Mateo al mismo nivel
de los hombres. No solo los hombres engendran, también María lo hace. Dice
Mateo que Jesús “fue engendrado”.
Ya esta expresión supone una interrupción que permite
intuir la novedad extraordinaria que constituye Jesús. Jesús no es un profeta
del pueblo. ¿Quiénes son los profetas?. Los profetas son personas destacadas
desde el punto de vista espiritual, personas que viven en plena sintonía con
Dios, y que comunican al pueblo los deseos y la voluntad divina. Puestos a la
cabeza del pueblo, plantean a éste una imagen, una teología, una idea a fin de
que el pueblo la pueda perseguir y alcanzar. Sin embargo, por regla general,
los profetas son incomprendidos y se convierten en objeto de persecución y
rechazo.
.
¡No es éste el caso de
Jesús! Jesús no es un profeta, no es el hijo de José, no es el hijo de David. Jesús
es el hijo de Dios, aquél que asume la acción creadora del Padre, la fórmula de
manera inédita y nueva, y abre así un camino nuevo en la relación con Dios. Así
pues, mientras que el profeta vive y actúa siempre dentro del ámbito de su
religión, Jesús opta por salir fuera de las fronteras de la misma y muestra las
verdaderas raíces de la nueva religión. Jesús tuvo la capacidad de actuar de
este modo porque, no habiendo sido engendrado por José, en su sangre no tenía
los cromosomas de David ni de Abraham. Él es una creación completamente nueva.
18La
generación de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada
con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra
del Espíritu Santo. 19José, su esposo, como era justo y no quería
difamarla, decidió repudiarla en privado. 20Pero, apena había tomado
esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:
«José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que
hay en ella viene del Espíritu Santo. 21Dará a luz un hijo y tú le
pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados».
22Todo
esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por medio del
profeta: 23Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le
pondrán por nombre Enmanuel, que significa "Dios-con-nosotros"». 24Cuando
José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y acogió a su
mujer.
COMENTARIO
18La generación de Jesucristo fue
de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir
juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
El Mesías Salvador nace por una
intervención de Dios en la historia humana. Su concepción y nacimiento no son
casuales, son por voluntad y obra de Dios.
Del mismo modo que el Espíritu de
Dios interviene en la primera creación, así sucede ahora, solo que a esta
creación, esta nueva intervención de Dios supera a la primera. En Gén 1,2 el
Espíritu de Dios actúa sobre el mundo inmaterial; ahora, actúa sobre el ser
humano, sobre María, imagen de la nueva comunidad e imagen de cada uno de
nosotros que podemos engendrar a Dios en nosotros. Si comparamos este relato
con los de la creación en el libro de
Génesis (Gén 1,1-2,3. 2,4ss) encontramos el paralelismo entre ambos:
-
Gén 1,1-2,3: El hombre es el final de la
creación del mundo, todo culmina en Adán;
o
Mt 1,2-17: Cristo es la obra final, la
culminación de toda la historia (genealogía);
-
Gén 2, 4ss: Describe con detalle la creación del
hombre, separado de todas las demás obras;
o
Mt 1,18-25: Describe con detalle la concepción y
el nacimiento de Jesús.
A esta culminación no se llega
por evolución o desarrollo de la primera creación, sino por una nueva
intervención de Dios mismo. Decir esperaba
un hijo por obra del Espíritu Santo es una manera de subrayar la iniciativa
divina y el carácter inesperado por parte humana. No tiene sentido preguntarse cómo sucedió
todo. Al evangelista no le interesa la crónica histórica. Quiere solo decirnos
que en Jesús se manifiesta el plan divino respecto a la creación. Mateo excluye
categóricamente cualquier intervención por parte de José. La situación de José,
sin embargo, es complicada.
Jesús es la novedad absoluta y la
plenitud de un proceso histórico. El hecho que Jesús nazca de María por la acción
del Espíritu Santo es una forma de expresar la mesianidad y su divinidad. Pero
no pensemos que el Espíritu realiza la función del varón en la concepción. El
Espíritu es principio de vida y nos muestra el origen divino de Jesús, pero no
podemos pensar que su acción sea al modo humano, sería una contradicción.
19José,
su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado.
El término justo
designa el prototipo de israelita fiel, quiere cumplir la ley y la ley le
obliga a repudiar a María, a la que considera culpable del adulterio; pero, a
la vez, el amor al prójimo como así mismo, le impide difamarla, porque eso
conllevaría consigo el apedreamiento. Existían
365 prohibiciones y 248 mandatos, que sumaban un total de 613 preceptos que
observar. ¿Por qué estos números? 365 son los días del año y 248 eran, según la
cultura de la época, los componentes que constituían el cuerpo humano. En
conclusión, el hombre, durante todo el año, debía observar estas leyes de forma
escrupulosa, sin fisuras. Los justos
eran los que se comprometían a observar en su vida cotidiana todos los 613
preceptos que los fariseos habían extrapolado de la ley de Moisés.
Y aquí tenemos a José, al pobre
ser humano, entre la espada y la pared, entre lo que le han enseñado en su
religión, que no coincide con lo que le dicta su conciencia. Y José decide una
vía intermedia. En medio de su noche oscura se hace presente Dios, el ángel del Señor, con su luz, en sueños.
En medio de la noche oscura hay que dormir, esperar pasivamente que venga la
luz, su ángel, Dios lo da a sus amigos
mientras duermen (Sal 126).
José
representa al Israel fiel y María a la comunidad cristiana en cuyo seno nace la
nueva creación por la acción continua del Espíritu Santo: la fuerza de
la creación que, en María, hace nacer este hombre nuevo.
La duda de José refleja, en este
evangelio dirigido a los judeo-cristianos, el conflicto de los israelitas
fieles ante la nueva realidad de la comunidad cristiana. Debido a que la nueva
comunidad, María, ha roto con la tradición (nacimiento virginal sin padre o
modelo judío). José/Israel fiel, debe repudiarla para ser fiel a la tradición,
pero por otro lado, no tiene motivo alguno para hacerlo, pues su conducta
intachable es patente. El ángel del Señor, Dios, resuelve el conflicto
invitando al Israel fiel/José a aceptar a la nueva humanidad/María porque lo
que nace de ella es obra de Dios.
20Pero, apena había tomado esta
resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: «José,
hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en
ella viene del Espíritu Santo.
El hecho que el ángel se aparece
en sueños nos muestra que el evangelista quiere subrayar la no-realidad de las
apariciones. No hay apariciones, solo hay visiones, como en este caso de José.
No hay “materializaciones” del ángel del
Señor. Hay visiones, mociones internas de Dios con el ser humano. No hay
materialización de voces, hay iluminaciones espirituales por parte de Dios que
luego nosotros las traducimos en mensajes cuando intentamos describir la
experiencia de Dios que ha sido en sueños,
es decir, de otra realidad.
21Dará
a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo
de sus pecados».
El ángel disipa las dudas de José
que está en la noche (sueño). Dios disipa las dudas del ser humano en la noche
oscura, y amanece. José, obediente, cumple lo inspirado por Dios, poner nombre.
Resulta que lo que decía la ley
de los hombres, atribuido a Dios, como pecado de adulterio, se convierte ahora
en Salvación de Dios. Es lo que
significa Jesús, el mismo nombre que Josué, el que introdujo al pueblo en la
tierra prometida. Jesús es ahora el
definitivo libertador y conquistador de la tierra prometida.
Salvará al pueblo, pero no de los
enemigos, sino de los pecados.
Salvar significa hacer pasar de
un estado de mal y de peligro a otro de bien y seguridad. El mal y el peligro del
pueblo no están fuera, están en sus pecados, en la injusticia de la sociedad,
en la ambición y en el poder.
22Todo
esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por medio del
profeta: 23Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le
pondrán por nombre Enmanuel, que significa "Dios-con-nosotros"». 24Cuando
José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y acogió a su
mujer.
Esta cita nos resitúa, nos hace
caer en la cuenta de que si, por un lado, Jesús y su nacimiento es un nuevo
punto de partida en la historia, por otro, es el punto de llegada de un largo
proceso. Pero introduciendo el término En-manu-el,
entre-nosotros-Dios, nos vuelve a recordar la novedad radical: no es un enviado
divino en paralelo a los demás del AT, es el mismo Dios, En-manu-el- es el
resumen de la solidaridad de Dios.
La fe cristiana se fundamenta en
una afirmación sencilla y escandalosa: Dios se ha hecho hombre, ha querido
compartir la aventura de la vida. En consecuencia, ser cristiano no es creer
que Dios existe, que “Algo” tiene que
haber; es descubrir con gozo que Dios está entre
nosotros, que Dios está en el corazón de la existencia, en el fondo de la
historia, de mi historia. Y la fe en un Dios hecho hombre nos debería ayudar a
creer más en el ser humano.
24Cuando José se despertó, hizo lo
que le había mandado el ángel del Señor y acogió a su mujer.
Con esta visión divina le llega
la luz a José/Israel fiel y por eso dice el autor se despertó, salió de la noche, de las dudas. Y tomó a su mujer. Ha
visto claro que hay que saltarse la ley, que esa ley aunque atribuida a Dios,
no es de Dios. Dios nunca ha mandado apedrear a nadie. Y puso por nombre Dios salva, no “Dios condena”, como
decía la ley.
Dios ha encontrado a José, al
hombre en oscuridad, dudas, noche, sueño. Baja a su noche, a su sueño, y el
hombre inactivo, dubitativo, dormido, con la luz de Dios despierta y se pone en
actividad inmediata, concreta y humilde.
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