MIÉRCOLES
Lucas 11,1-4
11 1Una
vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus
discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos.
2Él les dijo: Cuando oréis, decid: "Padre, santificado sea tu
nombre, venga tu reino, 3danos cada día nuestro pan cotidiano, 4perdónanos
nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y
no nos dejes caer en tentación".
COMENTARIO
Comenzamos
una nueva secuencia perfectamente marcada por:
-
el nuevo escenario
(cambio de decorado): Y sucedió que,
mientras él se encontraba orando en
cierto lugar;
-
unos nuevos personajes
Jesús y los discípulos: al terminar, uno de sus discípulos le pidió;
-
una nueva temática, la
oración: Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus
discípulos.
11 1Una
vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus
discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos.
2Él les dijo: Cuando oréis, decid:
Los
discípulos no han participado en la oración de Jesús, mientras él se
encontraba orando, pero sienten la necesidad de tener unas formas de orar
parecidas a las del Bautista, enséñanos a
orar, como Juan... Este ya
había hecho escuela. Jesús todavía no. Quieren unas formas rígidas, que llenen
las horas del día y de la noche, que den solidez e identidad al grupo que se
está constituyendo. La oración de Jesús, o no la han comprendido o no la
comparten.
No
piden que les enseñe a orar como él lo hace. Quieren aprender unas formas como
las que Juan enseñó a sus discípulos. Jesús contrasta esta forma de orar
ritualizada con una oración de compromiso personal: Cuando oréis, decid: "Padre..."
Jesús
inaugura una forma de orar inaudita. La oración judía oficial se realizaba en
el templo, el lugar por excelencia. Jesús convierte el sitio donde se encuentra
en lugar adecuado para la oración mientras él se encontraba orando en cierto
lugar.
"Padre,
santificado sea tu nombre, venga tu reino, 3danos cada día nuestro
pan cotidiano, 4perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros
perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en tentación".
Veamos
los elementos de la oración de Jesús:
·
Padre. Por primera vez
hay quien se dirige a Dios con confianza filial: Abba (en arameo, “Padre”). Jesús introduce un cambio profundo en la
relación del hombre con Dios. Todas las religiones, incluyendo la religión
judía (Antiguo Testamento), rezan a un Dios lejano, al que tratan de aplacar.
Jesús sustituye la verticalidad por la horizontalidad: ¡Dios es Padre! A diferencia
de Mateo, Padre nuestro, Lucas no
pone el acento en el aspecto comunitario. En la primera parte de la secuencia
el centro es el Padre, en contraste con el Dios del Antiguo Testamento;
·
santificado
sea tu nombre. Que las buenas obras de la
comunidad hagan que la humanidad proclame su santidad (en vez de la
blasfemia);
·
venga tu
reino. Jesús quiere que el reinado de Dios, del
que la comunidad ya tiene experiencia, se extienda a todo hombre y que esta lo
haga presente con su estilo de vida;
·
danos cada
día nuestro pan cotidiano. Lo que parecía
reservado para el mañana (mentalidad escatológica), se anticipe ya ahora, el
banquete mesiánico en relación con la Eucaristía. Hablar de “la otra vida” es
propio de todas las religiones. Jesús habla de hoy: el reino de Dios tiene que ir construyéndose cada día;
·
perdónanos
nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe. Respecto al hermano no hay pecado, hay una deuda, el que
nos debe. La comunidad se anticipa en el perdón/amor al prójimo para
“forzar” el perdón de Dios;
·
y no nos
dejes caer en tentación. La comunidad no ha de
ceder a las pretensiones nacionalistas y religiosas del Tentador. Es el peligro
que la amenazará en todo momento. Jesús superó todas las pruebas (tres) en el
desierto. La comunidad pide poder hacer otro tanto en el desierto de la
sociedad sin ceder al providencialismo irresponsable o a la ambición de gloria
y poder.
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