lunes, 30 de mayo de 2016

SEMANA IX DEL TIEMPO ORDINARIO
SÁBADO

4 DE JUNIO

INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA

Lucas 2, 41-51 

41Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua.
42Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre, y 43cuando terminó, se volvieron;  pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres. 44Estos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una jornada y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; 45al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca.
46A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas: 47todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.
48Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre: -Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados.
49El les contestó: -¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?
50Pero ellos no comprendieron lo que quería decir.
51El bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad.
Su madre conservaba todo esto en su corazón.
52Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres.

COMENTARIO[1].
¿Hay algo de histórico en este relato? Sí, que todos los años esta familia de judíos creyentes y practicantes subían a Jerusalén y no sólo una vez, sino 3 veces al año según las tres peregrinaciones que había. Y aunque sólo estaban obligados a ir los varones mayores de edad, es de suponer que también subiría María y que prácticamente todos los años llevaban a su hijo, excepto cuando tendría entre 1 y 4 años.
Las tres fiestas de peregrinación eran:
-          “Pesaj”, pascua. Conmemoraban la salida de Egipto;
-           50 días después de pascua, se celebraba el “Savvot”, la fiesta de las “semanas”, la fiesta de las primicias Ex 34,22,  la entrega de la ley en el Sinaí; 
-          “Sucot”, Tabernáculos o tiendas. Unos días después del Yon Kippur (el día del perdón), recordando la travesía en el desierto hacia la tierra prometida y viviendo en tiendas.
Este es el núcleo histórico del relato, la realidad de la subida a Jerusalén 3 veces al año. Lucas utilizando un hecho histórico lo teologiza y lo inserta en su catequesis en el momento de mayoría de edad de Jesús y anticipa a este momento en su catequesis/evangelio todo lo que se va a dar lo largo de su vida y su ministerio: 1) el enfrentamiento con sus tradiciones (padres) que no entienden; 2) el enfrentamiento, estupor y extrañeza de su enseñanza con la del templo cap. 20-21; 3) situar todo en la fiesta de Pascua (y no en las otras).
 En Pascua había que llevar un cordero sacrificado que se ofrecía en las dependencias del templo. Jesús, al final de la catequesis, va a aparecer como cordero inmolado. Aquí ya se anticipan 3 rasgos de la pascua: al 3º día lo encuentran en la casa del padre y al final del evangelio al 3º día resucita, se aparece y vuelve al Padre.


41Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua.
Este versículo deja entrever que Jesús no subió allí con la misma intención. De hecho no lo encontramos en el templo (lugar de sacrificios) sino en el templo como casa de Dios. No se nos narra cómo Jesús acompañó a José al lugar del sacrificio y cómo ofrecieron el cordero y dónde se lo comieron, sino que se nos narra las discusiones de Jesús con los doctores en los atrios del templo. Y no ha subido a participar de lo de siempre (del sacrificio del cordero y la fiesta), sino a enfrentarse a los doctores, a cuestionarles su modo de concebir a Dios. De ahí la extrañeza y estupor que causa y sirve de preludio su enfrentamiento en los cap. 20 y 21 de Lucas. Va a enseñar y cuestionar el judaísmo. Es el maestro que enseña a los que se dicen maestros.

42Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre, y
Subió a los doce años. En realidad el judío comenzaba a ser adulto y estaba obligado a practicar la Ley – la Torah- a los 13 años. Sólo en caso de ser huérfano de padre, la edad adulta se adelantaba 1 año, a los 12. Pero Jesús en esta edad no era huérfano, este mismo texto nos dice que José vivía. ¿Qué trabajo le costaba a Lucas poner lo históricamente correcto, es decir, a los 13 años? Pone en su lugar 12, porque en la narración, aunque con base histórica, su prioridad es teológica/catequética. Escribiendo 12 años y que su padre vivía, nos está diciendo en realidad que su padre legal no es su padre.

43cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres. 44 estos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una jornada y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; 45 al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca.46 A los tres días,
Aparece 3 veces la mención a Jerusalén v. 41.43.45 en sentido sagrado, como ciudad sagrada.
En este texto, los padres de Jesús suben a Jerusalén (a cumplir con su judaísmo) y Jesús se desmarca, cuestiona el judaísmo al que hace preguntas y con el que tiene respuestas inteligentes y sabías –el sentido de sabiduría en la Biblia es igual a conocer la voluntad de Dios- y todo ello en la fiesta de Pascua. Se anuncia un nuevo éxodo y un nuevo modo de concebir a Dios y como nos libera.

Estamos en la Pascua, después de 3 días sin verlo, ¿se ha perdido?, ¿le han raptado?, ¿está muerto? Esta manera de narrar la catequesis, ¿no está puesta para que el lector/la comunidad una y relacione esta pascua con la que va a suceder 20 años después y que es la Pascua definitiva?

lo encontraron en el templo,
Lo encuentran en el templo, a las afueras del templo, lugar de enseñanza de Jesús en su ministerio, y el de los discípulos en Hech. El primer debate de Jesús con los maestros de la ley no puede tener lugar en la pequeña sinagoga de un pueblucho perdido llamado Nazaret, sino en el gran templo de la ciudad santa del judaísmo y en medio de una asamblea de maestros. Lucas necesita este espacio y ámbito para presentar al que viene a enseñarnos el nuevo éxodo partiendo del judaísmo, que se ha convertido en la nueva tierra de opresión. Es el nuevo y definitivo José que sabe más que todos los sabios de este nuevo Egipto de nuestros judaísmos (=religiones).

sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas: 47 todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.
Es la única ocasión que Lucas llama a los dirigentes judíos maestros porque no aceptan su magisterio. Ya desde el primer momento Jesús ha sembrado en ellos el desconcierto, los ha dejado “fuera de sí”. Lucas está anticipando literariamente la enseñanza de Jesús en el templo de los cap. 20-21, cuando el Mesías declara caduca la enseñanza judía.
Podríamos traducir el versículo diciendo que los que oían este nuevo sentido de la Pascua-liberación quedaban estupefactos, sorprendidos, asombrados, “fuera de sí”. Luego no se trata de quedar asombrados y maravillados de lo listo que era Jesús, sino estupefactos y fuera de sí por las cosas que decía tan rompedoras y distanciadas con la tradición de siempre (otro tanto va a pasar en Lc 4,16ss cuando se presenta en la pequeña sinagoga de Nazaret).

Los maestros estaban fuera de sí por “sinesis” de Jesús. Esta palabra se ha traducido por inteligencia, talento…No es muy correcto. Este término designa el acierto en la visión de las cosas cuando estás alimentado por la fe, por tanto, es sinónimo de "sabiduría", y la sabiduría en la Biblia no se posee por sí mismo, sino que se recibe cuando el ser humano se conforma con la voluntad de Dios. Significa inteligencia humana iluminada e inspirada, conformada con la voluntad de Dios.

En estas discusiones, entre Jesús y los maestros, no se trata de la discordancia entre el bien y el mal, el conocimiento o la ignorancia, sino la alternativa entre un bien y otro bien superior. Se trata de la confrontación entre la sabiduría del judaísmo y la sabiduría superior por estar iluminada por la revelación del camino cristiano. Unos se dejan iluminar progresivamente, por ejemplo, María y José aunque no entienden, tampoco rechazan.  Otros seguirán el camino de la progresiva tiniebla, por ejemplo, los letrados en el cap.20.
Según la libre aceptación humana, esta sabiduría que es nueva y te saca de ti, de tus casillas, de lo de siempre, se convertirá en camino de iluminación e iniciación o en camino de oscuridad y rechazo.

En este evangelio, la parte fundamental, central y más larga es la subida de Jesús a Jerusalén (9,51-19, 47) para plantarle cara a la institución. Éste es el primer acto de Jesús, llegada su vida adulta.
 A la vez, se nos dice que el conocimiento y encuentro con Dios es algo emocional, sí, pero también cognoscitivo, de profundización. No basta con tener a Dios, hay que conocerlo. No basta con tenerlo y seguir con él pasivamente días, meses y años, sino que hay que dejar moldearse por Él (esto es lo que quiere significar el pecado del becerro de oro del éxodo, no sólo no me dejo moldear por Dios, sino que además me moldeo un dios a mi gusto). Que no basta con ser madre-padre de Dios, hay que ser discípulo, seguidor.

48Al verlo, se quedaron atónitos,
Atónitos, impresionados, sorprendidos. No es el verbo que lógicamente se esperaría. Cuando uno busca con ahínco, al encontrar lo buscado no se impresiona ni se sorprende, sino que se alegra. Además este verbo lo volvemos a encontrar en 4,32, donde está claro que la sorpresa es por su enseñanza, por lo que dice; en 9,43, sorpresa por sus obras, por lo que hace. Luego, seguimos en el mismo sentido teológico/catequético. Los doctores y maestros, la institución, quedan sorprendidos y fuera de sí, y también, sorprendidos y guardando todo en su corazón, v.51, quedan los representantes del pueblo fiel, María y José.

y le dijo su madre: -Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados.
Toma la palabra la madre. Históricamente no sucedería nunca así. Es el padre quien habla siempre, si aquí lo hace la madre es sencilla y llanamente por la perspectiva mariana de Lucas en los evangelios de la infancia (en los otros evangelios de la infancia, en Mt, el protagonista es José y la perspectiva es desde José).
Toma la palabra María ante un adolescente que, como todos, se va a firmando, es rompedor con lo anterior y quiere autonomía. Esto es histórico. Del mismo modo que todo ser humano en su etapa adolescente quiere autonomía y no puede con su cuerpo, tiene salidas de tono, lo mismo le pasó a Jesús en su etapa necesaria y algo “intrépida” de la adolescencia.
Por eso, este episodio lo mismo que los de Getsemaní, la pasión o el nacimiento son, sobre todo, un testimonio evidente de la encarnación total. Jesús no hace lo que quieren sus padres, se queda en Jerusalén.  Y, al mismo tiempo, hace lo que ellos no quieren, sacar de sus casillas a los maestros.

La frase de María es una manera de hablar, es un giro del AT Gen 12,8; 20,9; 26,10; 29,25; Ex 14,11; Nm 23,11, Jue 15,5…, que lo emplea alguien que se siente decepcionado y engañado. Y en este sentido se corresponde plenamente con la situación narrada en el v.48. Es el reproche y la decepción del pueblo fiel que no concibe que el Mesías pueda separarse tanto de la tradición esperada por ellos. En esto consiste la salvación y la liberación que nos trae. 

49Él les contestó: -¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?
Las palabras de Jesús son contundentes y hay que entenderlas a la luz de este meollo catequético/teológico que hay de trasfondo. Son las primeras palabras  de Jesús según Lc y es la primera declaración solemne de este evangelio.
Sus primeras palabras son la manifestación de su verdadera personalidad. Afirma que entre Él y el Padre hay una vinculación muy especial; y como dato significativo, esta declaración se produce en el mismo templo de Jerusalén.
Jesús se extraña de que lo busquen, porque ya van teniendo elementos de juicio para ir abriéndose un poco y entendiendo. Es como decirles, ¡Vamos María y José que ya os han pasado bastantes cosas a lo largo del evangelio de la infancia y a lo largo de estos 12 años como para que vayáis renovando un poquito la mentalidad!!

Debo estar en las cosas de mi Padre. Es el resumen de la vida de Jesús y de la nuestra. Ser conscientes de la filiación, soy hijo de Dios, y, en consecuencia, he de vivir como hijo, parecerme al Padre, cumplir su voluntad, las cosas de mi Padre.

50 Pero ellos no comprendieron lo que quería decir.
El camino para llegar a ser discípulo es duro porque nunca partimos de terreno virgen. Tenemos que desaprender lo que de Dios nos han contado y empezar a escucharle a él, aunque a veces no entendamos, para llegar a tener una imagen de Dios según los evangelios, según Jesucristo.
Esta es la espada de doble filo, la palabra profetizada por Simeón sobre María (y José). Es la espada-bisturí del Dios cirujano que va tallando y moldeando no sobre barro, sino sobre carne, su imagen en el ser humano que se deja y se va conformando como discípulo.

En el templo empezaba la narración de la infancia 1,8 y en el templo acaban estos episodios 2,50. El templo ha sido factor dominante de la narración. El último versículo del evangelio, Lc 24,53 también acaba en el templo, y toda la parte central del evangelio es una subida a Jerusalén que culmina en el templo.

51 El bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad.
Ser rompedor y afirmar la voluntad de Dios contra viento y marea, no está reñido con el respeto filial y la obediencia.
El v.51, pertenecía de suyo a la escena anterior y se correspondería con la subida a Jerusalén. El meollo central es la novedad que Jesús trae con respecto a lo que la institución pensaba. La actitud del creyente es buscar, y el que busca con pasión acaba encontrando. Y el encuentro con Dios siempre es una “sorpresa”. Con cada encuentro se inicia una nueva búsqueda.
Nos dice el texto que no entendieron. Es decir, comienza la búsqueda del entendimiento que consiste en conservar todo pero dando vueltas en el corazón, no encerrándolo en el arcón para que se apolille. Toda la vida del ser humano se desarrolla entre una subida constante para romper y afirmarme y una bajada constante para vivir unido familiarmente y diluirme en un servicio anónimo. Por eso, en contraste con el impertinente adolescente, se subraya ahora el aspecto de continuidad obediente.

Su madre conservaba todo esto en su corazón.
Es la manera que tiene Lucas de expresar la progresiva apertura de María a la inteligencia y la comprensión del misterio. Una madre que nos representa a todos y en esta catequesis quiere ser el modelo a imitar por todos para que lleguemos a ser discípulos.

52Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres.
Mientras en el primer colofón  2,40: Cuando se cumplieron todas estas cosas que mandaba la Ley del Señor, regresaron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño crecía y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él se habla del crecimiento del niño, ahora se habla del progreso del hombre (Jesús crecía, progresaba). Mientras en el primero sólo se hacía referencia a Dios, aquí no sólo se nombra a Dios, sino también la relación con los hombres. Mientras en el colofón de Juan 1,80 El niño crecía y se fortalecía en el Espíritu. Y vivió en el desierto hasta el día de su manifestación a Israel se hacía referencia a Israel, aquí se apunta el alcance universal, los hombres todos.

Una diferencia más. En este colofón/resumen se añade estatura/elikia. Esta palabra se repite en Zaqueo Lc 19,3, donde se describe que era bajo de estura, no se refiere ni sólo ni simplemente a que medía metro y medio, sino a su “catadura” moral, a que no daba la talla en lo que a su nombre significa Zaqueo, “justo”. Crecer en estatura no sólo se refiere a los centímetros, sino en estatura humana, en justicia, en honradez. De Zaqueo se dice bajo de estatura porque no tenía estatura como ser humano, era un corrupto, colaboracionista, amasador de fortuna de modo poco limpio. En este sentido “moral” es en lo que hay que entender que crecía en estatura. Esto es una catequesis, los pergaminos estaban muy caros y cuando los antiguos se ponían a escribir no solían dar una puntada sin hilo.




[1] Cfr. Benedicto XVI, La infancia de Jesús, pp.70ss.

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