sábado, 4 de junio de 2016

SEMANA X DEL TIPO ORDINARIO
DOMINGO

Lucas 7,11-17
11 En aquel tiempo, Jesús se fue a una ciudad llamada Naín, y caminaban con él sus discípulos y mucho gentío.
12Cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, resultó que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda; y un gentío considerable de la ciudad la acompañaba.
13Al verla el Señor, se compadeció de ella y le dijo: No llores.
14Y acercándose al ataúd, lo tocó (los que lo llevaban se pararon) y dijo: ¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!
15El muerto se incorporó y empezó a hablar, y se lo entregó a su madre. 16Todos, sobrecogidos de temor, daban gloria a Dios, diciendo: Un gran Profeta ha surgido entre nosotros, y Dios ha visitado a su pueblo. 17Este hecho se divulgó por toda Judea y por toda la comarca circundante.

1.    COMENTARIO
Poco tiempo después. ¿De qué? Después de haber dado vida al criado enfermo de un cinturón símbolo del paganismo (Lc 7,1-10).
Naín quiere decir “misericordia, compasión”. Al final del relato, todos los presentes acaban glorificando a Dios, Dios ha visitado a su pueblo. Son las mismas palabras con las que Zacarías da gracias a Dios por su gran misericordia (Lc 1,78). No hay más nombres propios.

A diferencia del paganis­mo (domingo anterior), Jesús se acerca por propia iniciativa, sin que nadie se lo pida. Una progresión de rasgos pone en evidencia la situación crítica que atraviesa el judaísmo:
-          resultó (literalmente sería “y mirad”). Es la forma literaria de llamar la atención sobre un personaje concreto;
-          sa­caban a enterrar. Marca una duración, una comitiva fúnebre, como dirá en seguida;
-          a la puerta de la ciudad. Naín nuca estuvo amurallada, ¿cómo habla de puerta, dando a entender la existencia de una muralla? Es símbolo de la cerrazón del judaísmo, como Jerusalén; 
-          un muerto. Muerto y bien muerto, según indica el uso del verbo (está en perfecto griego);
-          hijo único. Excluye un posible recambio, otro hijo que sustituyese al difunto[1],;
-          de su madre. Es la única posesión que le quedaba, subrayando a la vez la relación hijo/madre
-          que era viuda. Una última preci­sión, punto culminante de la progresión: no hay esperanza huma­na posible.

Lucas llama a Jesús, Señor. Es curioso que en esta escena en la que no aparece ningún nombre propio Lucas le llame así a Jesús. Esto nos da a entender que Jesús es Señor de la vida, muestra su compasión hacia su pueblo, personificado por la viuda.
Lo que conmueve a Jesús es la mujer viuda, no el hijo muerto. Se dispone a remover el obstáculo que impedía la vida. Primero era necesario transgredir el tabú religioso sobre la impureza legal de un cuerpo muerto, toco el ataúd. Jesús no respeta las prescripciones de la impureza levítica; al contrario, quebranta la Ley de una manera ostentosa (Núm 19,11.16). Hay todo un proceso:
-          compasión: Jesús tiene compasión de su pueblo. No llores.
-          toca el ataúd. Es necesario transgredir la ley que produce la muerte del pueblo.
-          la palabra de vida es liberadora, levántate. Jesús llama a la vida al muchacho, al adolescente que apenas acaba de abrirse a ella y que ya está bien muerto.
El muerto se incorporó... Se levanta con ganas de hablar. Es curado por la palabra y la palabra de Vida actúa en él. Y, a través de él, se va a glorificar a Dios.
Por primera vez los presentes sacan conclusiones sobre la persona de Jesús, un gran profeta ha surgido. El gesto de Jesús de levantar al muchacho es interpretado en el sentido de que finalmente Dios se ha decidido a liberar a Israel. Reconocen que Jesús es un gran profeta: su gesto es profético. Detrás de la resurrección del muchacho entrevén la resurrección de Israel. Poco a poco se va planteando la cuestión, a la que se dará respuesta al final, sobre quién es Jesús.

La noticia de este clamor popular sobre la identidad de Jesús se divulgó por toda la Judea y por la comarca/diáspora. Se confirma, así, que con las figuras del muchacho y la viuda de Naín se describía la situación de miseria absoluta de Israel privado, por su infidelidad, del Dios-Esposo que se había comprometido a intervenir en la historia del hombre.

2.    ORACIÓN
Señor, me siento como la mujer:
viudo, si hijos,
nvo atraigo,
repito lo que me han dicho que tengo que decir;
obedezco por miedo;
amo por rutina; 
vivo preso en mi tumba;
No tengo ganas ni motivación para cambiar,
dejemos que las cosas sigan como estaban...
¿Para qué cambiar, para que luchar,
para que presentar tu mensaje de otra manera
porqué seguir esforzándome si Tú ya no cuentas?

Solo espero que te acerques a mí,
me toques, y escuche tus palabras:
A ti............ te lo digo: Levántate. Vive.
Yo soy la Resurrección,
Yo soy la Vida.


[1] Lucas tiene predilección por el tema del “hijo único” cuando narra los signos de Jesús. Son símbolo del pueblo de Israel. 
-          Viuda de Naín, hijo único muerto. Está en paralelo al episodio del centurión, paganismo. El Mesías viene a dar nueva vida. El Mesías es el Profeta esperado (v.16)
-          Jairo (Lc 8,40-56) tiene una hija única que muere. Tiene 12 años (como la hemorroisa en Mc que lleva 12 años con hemorragias).
-          El epiléptico (Lc 9,37-43) es hijo único. El espíritu inmundo lo arroja al fuego y al agua, símbolos de Elías y Moisés, precisamente acaban de aparecer en el Tabor. Es símbolo del pueblo poseído por la falsa idea de un Dios celoso.
El hijo único, unigénito, capaz de dar vida y esperanza al pueblo, no es otro que el mismo Jesús. Por eso en este signo no se exige la fe a nadie. Dios por su cuenta tiene compasión. Dios visita a un pueblo viudo, resucita al unigénito, es decir a Jesús. Apenas lo resucita comienza a hablar: el hijo manifiesta su vida a través de su Palabra. La presentación del hijo es como aquel que es portador de vida. 

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