domingo, 26 de junio de 2016

SEMANA XIII DEL TIEMPO ORDINARIO
SÁBADO

2 DE JULIO

Mateo 9,14-17
14Los discípulos de Juan se le acercan a Jesús, preguntándole: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?
15Jesús les dijo: ¿Es que pueden guardar luto los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos? Llegarán días en que les arrebatarán al esposo y entonces ayunarán.
16Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto y deja un roto peor. 17Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos; porque revientan los odres: se derrama el vino y los odres se estropean; el vino nuevo se echa en odres nuevos y así las dos cosas se conservan.

COMENTARIO
14Los discípulos de Juan se le acercan a Jesús, preguntándole: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?
Esta escena tiene lugar en un banquete en “casa de Jesús” en el que están Jesús y sus discípulos, además de pecadores y publicanos. Este banquete simboliza la nueva comunidad, el banquete del Reino y a él se oponen los fariseos (Mt 9,11-13) y los discípulos de Juan (Mt 9,14-17).


15Jesús les dijo: ¿Es qué pueden guardar luto los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos? Llegarán días en que les arrebatarán al esposo y entonces ayunarán.
Jesús habla de invitados a una boda y de novio como señales o signos que se trata de banquete mesiánico. A esta nueva alianza se oponen los fariseos, los de dentro de la casa, el judaísmo, y los discípulos de Juan, porque ni siquiera tendría que haber banquete/alianza, lo suyo es ayunar, viven como si el novio no hubiese llegado. Al final fariseos y algunos discípulos de Juan van a coincidir “escandalizados” por el comportamiento de Jesús. Estos discípulos de Juan (no deberían serlo porque tendrían que ser de Jesús) acaban cuestionando la alianza y el banquete mismo. Para ellos habría que estar de ayuno siempre. Jesús, para ellos es como si no hubiera llegado, de hecho no ha llegado porque todavía siguen con el precursor, al que han traicionado. Juan no buscaba seguidores ni fundar nada.
Jesús resitúa las cosas en sus justos términos: “con mi llegada, con la llegada del esposo que Juan reconoció, no soy digno de desatarle las sandalias, ha comenzado el banquete de bodas, la nueva alianza”. Ayunar en un banquete de bodas no tienen sentido. Si los fariseos y los discípulos de Juan ayunan es porque no han reconocido a Jesús como el esposo/Mesías de la Nueva alianza. Su ayuno es señal del rechazo a Jesús. Es como si el novio no hubiese venido… pero Jesús siempre está con nosotros, el no rechaza a nadie. Siempre tienen un puesto en la mesa para nosotros.
Solo ayunarán cuando se llevan al novio, en alusión a la pasión y muerte. Pero una vez resucitado, su presencia sigue siendo continua. En este sentido el ayuno está prohibido y es un contrasentido practicarlo.

Los discípulos de Juan quieren meter una novedad radical, que no entienden y en la que no participan, en los moldes viejos de siempre y en las formas de antes de las que todavía no han salido. Por eso dirá a continuación Jesús (no recogido en el evangelio de hoy) que vino nuevo, odres nuevos. Unas cosas y otra son incompatibles, la unión de ambos será la ruina de ambos.   

16Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto y deja un roto peor. 17Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos; porque revientan los odres: se derrama el vino y los odres se estropean; el vino nuevo se echa en odres nuevos y así las dos cosas se conservan.
La pregunta de los discípulos de Juan mostraba su extrañeza y escándalo porque Jesús no imponía a sus discípulos la disciplina ascética tradicional. Jesús les explica ahora la razón usando dos comparaciones, la de la pieza de paño nuevo en un vestido viejo y la de los odres y el vino. Lo viejo y lo nuevo son incompatibles; todo compromiso lleva al fracaso y a la ruina de ambos. Con su presencia comienza una época de novedad radical.

Jesús llama al Reino de Dios a los pecadores, término que incluye a los paganos en la futura realización del Reino. Jesús afirma que en la comunidad mesiánica, Mesías/Esposo, no se va a imponer a sus discípulos la praxis religiosa judía. Las antiguas instituciones y prácticas, que pertenecen a la tradición cultural de un pueblo, no pueden adaptarse en absoluto a la universalidad de la comunidad mesiánica. Lo mismo que para entrar en el Reino la única condición es la adhesión a Jesús, así lo es también para pertenecer a Él.
Jesús libera a los futuros discípulos procedentes del paganismo de toda dependencia de la cultura judía. El antiguo Israel ha pasado, y sus instituciones con él.

Es de notar que Jesús considera el ayuno no como una práctica religiosa, sino como expresión personal de tristeza. Es un hecho lo que puede llevar a los discípulos a ayunar: la ausencia del Esposo, que tendrá lugar en su pasión y muerte. Una vez resucitado, su presencia será continua (Mt 28,20). El ayuno no tiene relación con Dios: como las lágrimas, es una expresión de la tristeza, que el hombre practicará cuando tenga motivo para ello. 

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