domingo, 26 de junio de 2016

SEMANA XIII DEL TIEMPO ORDINARIO
VIERNES

1 DE JULIO

Mateo 9,9-13
9Al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: Sígueme. Él se levantó y lo siguió.
10Y estando en la casa, sentado a la mesa, muchos publícanos y pecadores, que habían acudido, se sentaban con Jesús y sus discípulos. 11Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos: ¿Cómo es que vuestro maestro come con publícanos y pecadores?
12Jesús lo oyó y dijo: No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. 13Andad, aprended lo que significa Misericordia quiero y no sacrificios: que no he venido a llamar a justos sino a pecadores.

COMENTARIO
9Al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: Sígueme. Él se levantó y lo siguió.
Es un relato que es modelo de toda vocación, en la que todos nos podemos ver reflejados. El evangelista va a lo esencial y solo le interesa el resultado final.
¿Cuáles son los componentes de toda llamada?
·         Primero, una mirada, vio. Todas las llamadas de Dios comienzan con una mirada (en el Éxodo Dios miro el sufrimiento de su pueblo, vio la esclavitud... En Ezequiel (16), estabas tirado en el suelo, pase yo, te vi y te dije: vive...). El ser humano lo único que tiene que hacer es no esconderse de la mirada de Dios, como Adán, Jonás...
Los discípulos aparecen sentados: Mateo, en el mostrador, enredado en monedas y papeles; otros, sentados repasando las redes; otros, postrado en su camilla... Todos, esperando una mirada que les ponga en movimiento.
·         Segundo, una palabra. Después de la mirada de Dios viene la palabra creadora. La iniciativa sigue siendo de Él. Llamada y mirada son un don. La persona responde porque antes Dios ha bordeado el mar, el mostrador de la vida, ha mirado, se ha fijado en la persona y le ha llamado.
Estos son los elementos de la llamada.
¿Cuáles son los componentes de la respuesta?
·         Fe. El discípulo no pide explicaciones, se levanta. La característica de una respuesta es la fe en el que llama. Las exigencias, explicaciones, etc., son secundarias.
·         Desprendimiento, dejar el mostrador, el barco, las redes... Todo el que está en camino, como Jesús, está en continuo desprendimiento. La vida no es pararse y acaparar, sino levantarse y desprenderse de personas y cosas. El misterio de la vida es seguir al que da el ser, no quedarse fijo y anclado en el tener. La vida es camino y el camino no es posible hacerlo con un barco o un montón de redes a la espalada.
·         Seguimiento, lo siguió. El acento de la vocación no está en dejar, sino en seguir, lo siguió. Discípulo es el que se ha encontrado con alguien y vive con Él, como Él. No basta solo con abandonar algo o aprenderse algo. Lo propio del discípulo es seguir y vivir.

10Y estando en la casa, sentado a la mesa, muchos publícanos y pecadores, que habían acudido, se sentaban con Jesús y sus discípulos.
11Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos: ¿Cómo es que vuestro maestro come con publícanos y pecadores?
12Jesús lo oyó y dijo: No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. 13Andad, aprended lo que significa: “Misericordia quiero y no sacrificios”, que no he venido a llamar a justos sino a pecadores.
En su papel de oposición continua, aparecen los fariseos. Los que profesaban la observancia estricta de la Ley, se guardaban escrupulosamente del trato y del contacto con las personas impuras (pecadores).

Se dirigen a los discípulos y les piden explicaciones sobre la conducta de su maestro.
Jesús mismo responde con una frase especial sobre los que necesitan de médico. Denuncia la falta de conocimiento de la Escritura que muestran los fariseos, que no comprenden el texto de Os 6,6. Dios requiere el amor al hombre antes que su propio culto.
Esta manera de interpretar la vida, por parte de Jesús, invierte las categorías de los fariseos, que resumían su fidelidad a Dios en el cumplimiento exacto de todas las prescripciones de la Ley, pero condenaban severamente a los que no las cumplían.

La frase final de Jesús tiene un sentido irónico. Los justos, que no van a ser llamados por Él, son los que creen que no necesitan salvación. El verbo llamar/invitar ha sido usado por Mateo para designar el llamamiento de Santiago y Juan, que no pertenecían a la categoría de los pecadores/abandonados.

Pecadores, por tanto, tiene un sentido amplio. Son aquellos que no están conformes con la situación en que viven, que desean una salvación. Los justos, por oposición, son los que están satisfechos de sí mismos y no quieren salir del estado en que viven. 

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