VIERNES
23 DE DICIEMBRE
Lucas
1,57-66.80
57 A Isabel se le cumplió el tiempo de dar a luz y tuvo un hijo.
58 Sus vecinos y parientes se enteraron de lo bueno que había sido el
Señor con ella y compartían su alegría.
59 A los ocho días fueron a circuncidar al niño y empezaron a llamarlo
Zacarías, por el nombre de su padre.
60 Pero la madre intervino diciendo: -¡No!, se va a llamar Juan.
61 Le replicaron: -Ninguno de tus parientes se llama así.
62 Y por señas le preguntaban al padre cómo quería que se llamase.
63 Él pidió una tablilla y escribió: “Su nombre es Juan”, y todos se
quedaron sorprendidos.
64 En el acto se le soltó la lengua y empezó a hablar bendiciendo a
Dios.
65 Toda la vecindad quedó sobrecogida; corrió la noticia de estos
hechos por toda la sierra de Judea 66 y todos los que los oían los
conservaban en la memoria, preguntándose: -¿Qué irá a ser este niño? Porque la
fuerza del Señor lo acompañaba.
1, 80 El niño crecía y su personalidad se afianzaba; y estuvo en el
desierto hasta el momento de presentarse a Israel.
COMENTARIO
Es conclusión del relato anterior. Se menciona por última vez a
Isabel, coincidiendo con el nacimiento de Juan. Las conclusiones de lo anterior
son introducciones de lo que sigue. Es la manera que tenía los antiguos de
dividir las partes o escenas del texto, unirlas unas con otras.
Ahora lo que se nos narra es el
-
Nacimiento de Juan (vv. 57-58); la circuncisión (vv.59-66) y la
manifestación (v. 80).
En paralelo, en el capítulo 2, se narran los mismos pasos en
Jesús:
-
Nacimiento de Jesús (2,1-20); circuncisión (2,21); manifestación
al pueblo (2,22-40)
En el primer caso, Zacarías entona un himno; en el caso de Jesús,
Simeón; Zacarías está acompañado por Isabel; Simeón por Ana.
57 A Isabel se le cumplió el tiempo de dar a luz y tuvo un hijo.
58 Sus vecinos y parientes se enteraron de lo bueno que había sido el
Señor con ella y compartían su alegría.
El nacimiento de Juan está narrado de forma breve y resumida. Es
lo más normal del mundo. A las mujeres cuando se les cumple el tiempo de
gestación, dan a luz. Aunque aquí la expresión
se cumpliese el tiempo no solo
hace referencia a la gestación sino también al "cumplimiento de la
promesa".
Pero en contraste con esta normalidad y anonimato, se entera todo
el mundo: vecinos, parientes y toda la montaña de Judea, es
decir, toda Judea, todo el pueblo.
¿Por qué tanto alboroto? ¿Se debe a que una mujer, ya mayor, ha parido? No,
sino a lo que Isabel simboliza. Por fin,
la institución, simbolizada en Zacarías e Isabel, la religión de Judea tanto
tiempo estéril, ha concebido y ha dado a luz a un profeta. Por esto, el
nacimiento de Juan viene descrito en claro paralelismo con el de Isaac (Gn 21,
1-17). Como Isaac es hijo de un matrimonio anciano, de madre estéril, y su
nacimiento será motivo de alegría para todo el que lo oiga y era fruto de la
primera alianza del que vendrá Jacob, de quien nacen las 12 tribus. Ahora Juan
es el fruto de la alianza definitiva, que nos presentará a Jesús, de quien nace el nuevo pueblo (12
discípulos).
59 A los ocho días fueron a circuncidar al niño y empezaron a
llamarlo Zacarías, por el nombre de su padre.60 Pero la madre
intervino diciendo: -¡No!, se va a llamar Juan.61 Le replicaron:
-Ninguno de tus parientes se llama así.
Entre el nacimiento de Juan y el de Jesús hay continuidad, pero
también hay ruptura. Empezaron a llamarle
Zacarías como a su padre, pero la madre intervino: No se le llamará
"recuerdo"/Zacarías, la promesa no es un recuerdo, la promesa se ha
hecho realidad, Dios ha tenido misericordia, luego se tiene que llamar Yohanan,” Dios es misericordioso”.
62 Y por señas le preguntaban al padre cómo quería que se llamase.63
Él pidió una tablilla y escribió: “Su nombre es Juan”, y todos se
quedaron sorprendidos.64 En el acto se le soltó la lengua y empezó a
hablar bendiciendo a Dios.
Preguntan al
padre
y cuando el padre escribe en la tablilla
el nombre (dar el nombre nuevo equivale a aceptar y reconocer el proyecto de
Dios), recupera el oído y la voz.
Lo de Zacarías, no era un castigo físico. Es un símbolo, el que es
incrédulo y se opone al proyecto de Dios, es un sordo y, en consecuencia, un
mudo. Cuando aceptas, se te abre el oído y se puede hablar porque se está en
sintonía con Dios.
65 Toda la vecindad quedó sobrecogida; corrió la noticia de estos
hechos por toda la sierra de Judea 66 y todos los que los oían los
conservaban en la memoria, preguntándose: -¿Qué irá a ser este niño? Porque la
fuerza del Señor lo acompañaba.
Han sucedido cosas extraordinarias: cambio de nombre
al recién nacido y fin de la sordera y mudez. ¿Qué tiene de extraordinario?
Cambiar el nombre paterno significa romper con la tradición. Y cuando rompemos
con lo de siempre, sobrecoge a toda la montaña de Judea, parientes y vecinos.
Recuperar la palabra, abrir el oído, concebir una nueva vida, por parte de una
institución estéril, vieja, con oídos sordos y sin palabras nuevas, ¡esto sí
que es extraordinario! y después de tanto tiempo que la voz de Dios no se oía
porque no había profetas.... Y cuando viene el profeta, cuando apenas puede
habar, ya comienza la novedad y las rupturas con lo de antes[1].
La gente se preguntaba, ¿Que será de este niño? El siguiente himno llamado
"Benedictus" (en latín "Bendito sea el Señor...") nos dará
la respuesta.
Lucas había empezado el relato de Juan presentando a cierto sacerdote, en representación de
la casta sacerdotal judía, envejecido por su contacto con los ritos sin
contenido que observaba en sus más mínimos detalles, sin dar crédito a la
posibilidad de cambio y de ruptura. Ahora, una vez que Zacarías ha tomado
conciencia de su condición de padre
del niño, respetando que los planes de Dios sobre él no coincidían con los de
su estirpe se llamará Juan, se llena
de Espíritu Santo y se pone a profetizar sobre el futuro del niño. Este cambio
tan radical ha sido posible gracias al hecho de no encontrarse ya en el templo,
sino en su casa; de no actuar como sacerdote, sino como padre. Cuando Zacarías
se despoja de su rango que le aleja del contacto con la vida y, en
consecuencia, está cada vez más viejo y más estéril, cuando se despoja de eso,
y en un proceso de silencio va madurando, es cuando, sin dejar de ser un sacerdote, nace como padre que da
vida y puede cantar.
El cántico de Zacarías, a la inversa del de María
(cuyo centro está en el cambio de valores, en la novedad radical que trae Dios:
los valores entre familia son la entrega total desde un servicio humilde; el
Magníficat nos narra el cambio de valores que nos trae otro niño, Jesús, fruto
de que al cambiar las relaciones cambian los valores), empieza con la promesa
de salvación predicha por los profetas y la alianza que Dios juró a Abrahán y
de cómo en el camino salvador de Israel, ha nacido, por fin, el precursor que
anuncia todos los cambios que traerá el Mesías.
1, 80El
niño crecía y su personalidad se afianzaba; y estuvo en el desierto hasta el
momento de presentarse a Israel.
El relato sobre Juan acaba con este colofón o sumario donde se
resume su infancia y vida solitaria hasta su manifestación. La ruptura de Juan,
no sólo se ha manifestado con el cambio de nombre, sino también en el cambio de
modo y lugar de vida: vive en el desierto, y no en la ciudad como sus padres.
Se queda en el desierto y allí aparecerá en el capítulo 3, cuando pasado el
nacimiento, circuncisión, manifestación y vida oculta de Jesús, se encuentre
con Jesús.
[1] “En los ambientes religiosos, está siempre en vigor
la norma del “siempre se ha hecho así”. Las novedades son vistas con sospecha,
se teme que atenten contra la propia seguridad. Las personas religiosas llaman
fe a lo que es solo el propio deseo de seguridad; entonces, si en un ambiente
religioso se propone algo nuevo, un nuevo modo de expresarse en la oración,
otra forma de vivir la fe, probablemente la gente preguntará con fastidio por
qué es necesario innovar. “Siempre se ha hecho así, tantas personas se han
santificado en el pasado”…, todas las novedades son vistas con sospecha. Esta
es la reacción de los parientes y vecinos de Isabel: ¿por qué? Siempre se ha
hecho así: siempre el hijo lleva el nombre del padre. ¿A qué viene esta
novedad?”. Magg.i, o.c., p. 39
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