SÁBADO
24 DE DICIEMBRE
Lucas 1,67-79
67Entonces Zacarías, su padre, se llenó de Espíritu Santo y
profetizó diciendo:
68Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado
y redimido a su pueblo,
69suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de
David, su siervo,
70según lo había predicho desde antiguo por boca de sus
santos profetas.
71Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos
los que nos odian;
72realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa
alianza
73y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán para
concedernos 74que, libres de temor, arrancados de la mano de los
enemigos, le sirvamos 75con santidad y justicia, en su presencia, todos
nuestros días.
76Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante
del Señor a preparar sus caminos,
77anunciando a su pueblo la salvación por el perdón de sus
pecados.
78Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol
que nace de lo alto,
79para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de
muerte,
para guiar nuestros
pasos por el camino de la paz.
1. COMENTARIO
Este himno en boca de Zacarías es
conocido como "Benedictus" = "Bendito sea..."[1].
Como el Magníficat, es un mosaico de citas y alusiones al Antiguo Testamento. Se
trata, pues, de una composición que Lucas encontró. Es un himno de una fuente
judía o judeo-cristiana que Lucas remodeló. Se puede dividir en tres estrofas.
En esta primera estrofa, vv.68-75, cuyo horizonte -como en el cántico de
María- queda limitado a Israel, aparece de nuevo como ya realizada la
liberación del pueblo de Israel. A diferencia del cántico de María, sin
embargo, en cuya estrofa central Dios se ponía de parte del pueblo humillado y
hambriento, destronando a los poderosos y arrogantes, a los dirigentes del
pueblo que se habían enriquecido a costa de los pobres, en el de Zacarías se
habla de la salvación de Israel como un todo.
El motivo de la alabanza es
triple:
-
Dios ha visitado: Dios
no es solo el que tiene los ojos puestos en su pueblo, es el que lo visita: a
veces para castigar, a veces para salvar.
-
Es la salvación: aquí se
trata de una vista salvadora. Se acabó la mentalidad de castigo-temor. Es padre.
-
Mediante una fuerza salvadora que no es el David del Antiguo
Testamento, sino la Luz de la altura que ilumina y guía los pasos por caminos
de la paz vv.78-79.
Del hecho que Zacarías hable
ahora proféticamente no se debe esperar que haya cambiado la perspectiva desde
la cual considera la historia de la salvación. Por su condición de sacerdote,
por muy numerosa que fuese su casta, está suficientemente separado del pueblo
como para no ver que la salvación de Israel deberá implicar una subversión del
orden social establecido, y para Zacarías, como para cualquier israelita, la
liberación del pueblo vendrá de la casa de David, cuando Dios suscite una fuerza (literalmente: "cuerno"),
como signo de fuerza salvadora en la casa de David, el Mesías davídico.
Sin embargo, los enemigos son
aquí los de fuera, los pueblos paganos que
nos odian, no los de dentro, como en el himno de María. Se habla, pues, de
una salvación nacional. El efecto de esta salvación será el restablecimiento
del culto verdadero: santidad y justicia.
Zacarías sigue siendo sacerdote y buen observante de la Ley: en el fondo, no
puede menos que encuadrar la salvación de Israel, que proféticamente ve como ya
realizada (ha visitado, rescatado,
suscitado), dentro de los estrechos moldes de su condición social y
religiosa. Se trata de la realización de la promesa que Dios había hecho a los
patriarcas de Israel sellando una alianza con Abrahán, promesa que ha ido
recordando por medio de los profetas. Pero la salvación/liberación material que
Dios ofrece a su pueblo tiene -según Zacarías- fines eminentemente religiosos:
para que Israel sirva al Dios único con santidad y justicia, sin temor a la
persecución de los enemigos.
El estilo del himno cambia en la
estrofa central, vv.76-77, cuando Zacarías, re tomando palabras textuales del
ángel 1,17 e inspirándose al mismo tiempo en los profetas Is 40,3; Mal 3,1, se
dirige directamente al niño anticipando que su misión como profeta y precursor
tendrá como objetivo borrar las injusticias pasadas, a fin de que el pueblo
experimente la salvación. Zacarías espera que Israel sea liberado de los
enemigos exteriores; ve al pueblo entero como pecador y espera su conversión,
pero no considera la injusticia social que existe en su interior.
Esta tercera estrofa, vv.78-79, es, a la vez, la conclusión del
himno. Vuelve a retomar el tema del principio: el que nos visita vv. 68 y 78,
nos salva y tiene la fuerza de salvación es el Mesías, que lejos de aparecer
como un nuevo guerrero (David) aparece como Astro luminoso que viene de arriba,
nos libera, con la fuerza luminosa, de la esclavitud y la opresión simbolizada
en las tinieblas y sombras de muerte.
Comienza con
una frase genial: las entrañas de Dios, lo profundo de Dios, lo nuclear de Dios
es la misericordia. Por eso su heraldo, su precursor se va a llamar Juan=
"misericordia de Dios". Las entrañas de misericordia de Dios se
traducen para nosotros en:
-
Luz que nos
ilumina y nos saca de nuestras tinieblas de muerte. Esto ya no son los paganos,
ya no hay distinciones, el himno se universaliza.
-
Nos convierte de pasivos habitantes de sombras
en activos caminantes que marchan derechos por un camino de armonía, de paz, que significa el conjunto total
de elementos que hacen de la existencia que sea feliz, que sea una vida auténtica.
TERMINA EL TIEMPO DE ADVIENTO
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