24 DE DICIEMBRE, NOCHE
NAVIDAD. NOCHEBUENA
Lucas 2,1-14
Jesús, hijo del mundo
1. CONTEXTO
Hemos de tener en cuenta la
estructura del evangelio de Lucas, en el capítulo 2. Todo este capítulo está
dedicado a Jesús y a decirnos quién es. Nos los dice en tres relatos:
·
Es el Hijo
del mundo (Lc 2,1-20). Cuenta su nacimiento: bajo el imperio romano, en un
censo universal, totalmente humano, mundano; todo situado en Belén.
·
Es Hijo
del pueblo (Lc 2,21-40). Narra su circuncisión: totalmente judío; todo él
situado en Jerusalén.
·
Es Hijo de
Dios (Lc 2,41-52). Relata su mayoría de edad y su manifestación a la
institución; es un interludio, pero la
estancia es en Nazaret; se manifiesta como “Hijo de Dios”: ¿no sabéis que debo estar en la casa de mi padre?
Como en el evangelio del domingo
pasado (Domingo 4 de Adviento), los evangelios no son una cronología biográfica
de Jesús, sino el misterio que rodea la vida de Jesús, es decir, la vida de
todo hombre/mujer.
Este evangelio tiene diversos
momentos que destacamos con letras mayúsculas al comienzo de cada grupo de
versículos.
2. TEXTO
2 1Sucedió en aquellos días que
salió un decreto del emperador Augusto, ordenando que se empadronase todo el
Imperio. 2Este primer empadronamiento se hizo siendo Cirino
gobernador de Siria. 3Y todos iban a empadronarse, cada cual a su
ciudad. 4También José, por ser de la casa y familia de David, subió
desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, que se llama
Belén, en Judea, 5para empadronarse con su esposa María, que estaba
encinta.
6Y sucedió que, mientras estaban
allí, le llegó a ella el tiempo del parto 7y dio a luz a su hijo
primogénito, lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había
sitio para ellos en la posada.
8En aquella misma región había
unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño. 9De
repente un ángel del Señor se les presentó; la gloria del Señor los envolvió de
claridad, y se llenaron de gran temor. 10El ángel les dijo: No
temáis, os anuncio una buena noticia que será de gran alegría para todo el
pueblo: 11hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, el
Mesías, el Señor. 12Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño
envuelto en pañales y acostado en un pesebre.
13De pronto, en torno al ángel,
apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios diciendo: 14Gloria
a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad.
3. COMENTARIO.
2 1Sucedió en aquellos días que
salió un decreto del emperador Augusto, ordenando que se empadronase todo el
Imperio. 2Este primer empadronamiento se hizo siendo Cirino
gobernador de Siria. 3Y todos iban a empadronarse, cada cual a su
ciudad.
Nacido bajo el imperio romano, en
un censo universal. Aparece Jesús como “Hijo del mundo”. Son los datos
temporales: hace referencia al mundo, habla del César, dueño del mundo, y de su
nacimiento en Belén, para entroncarlo con la descendencia del rey David.
El interés de Lucas es un interés catequético: situar a
Jesús/Mesías en línea universal. De ahí la mención de un censo universal y la
mención a todos, todo el mundo. El día del
nacimiento de Octaviano fue saludado por los historiadores de la época como el
“inicio de la buena noticia para el mundo”.
La Buena noticia consiste ahora en la orden de llevar a cabo el censo
de toda la tierra. Como dueño del mundo, Octaviano decide que todos sus
súbditos queden registrados, de modo que nadie pueda librarse del pago de los
impuestos. El salvador del mundo, en realidad, no piensa más que en
salvarse a sí mismo. La Biblia consideraba el censo del pueblo como un
sacrilegio inspirado por el diablo, pues de ese modo usurpaba el papel de Dios,
el único señor de su pueblo, se alzó Satanás contra Israel, e incitó a David
a hacer el censo del pueblo (1 Cró 21,1).
Un censo ordenado por el jefe de todo el mundo que llevaba
los títulos de “salvador” y “señor”, estaba divinizado. De hecho, fue Octaviano el primero que se
hizo condecorar con el título de “Augusto”,
digno de veneración, un nombre que nunca antes había sido aplicado a un ser
humano. Augusto confería al emperador un aura religiosa, la de ser el hijo
de Dios y el salvador del mundo. Aunque el “Salvador y Señor”
es otro. Estos mismos títulos los dará el ángel a los pastores referiros a
Jesús (v. 11).
Al evangelista le importa
destacar que el Mesías es universal, Salvador y Señor de todos. Y debe nacer en
Belén, entroncado con la familia de David, como cumplimiento de las promesas,
por eso se menciona que era de la casa y de la familia de David. A Lucas le
viene fenomenal el tema del censo, tiene un motivo para llevar a este
matrimonio joven desde el Norte (Nazaret) al Sur (Belén).
Lucas relaciona el nacimiento de
Jesús con el primer emperador que trae una etapa de paz y lleva los nombres de Salvador y Señor, para decirnos que el verdadero artífice de la paz y de la
salvación es el niño que nace en Belén.
4También José, por ser de la casa
y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad
de David, que se llama Belén, en Judea, 5para empadronarse con su
esposa María, que estaba encinta.
En la Biblia, por ciudad de David
se entendía Jerusalén (1 Re 8,1; 2 Cr 21,20). Sin embargo, para Lucas, la
ciudad de David es Belén, porque si
David ejerció en Jerusalén la realeza (2 Sam 5,7-9), en Belén había sido pastor
(1 Sam 16,11). Con esta preciosa indicación, el evangelista está preparando la
acogida por parte del lector de la singular manifestación del hijo de Dios.
Esta no sucederá en el esplendor del poder de la realeza, sino en el oscuro
mundo de los pastores. Aquél que nacerá no tendrá los rasgos propios del rey,
sino los del pastor esperado (Ez 34,23).
Sorprende que María, a pesar de estar
encinta, sea definida esposa, como en el momento del anuncio del
ángel (Lc 1,27). La situación es embarazosa. José y María esperan un hijo, no
obstante se encuentren aun en la primera fase del matrimonio, la de los
esponsales, cuando no estaba permitida la convivencia. Todavía no han pasado -y
jamás nos lo contarán los evangelios- a la segunda parte del matrimonio, la de
la boda, a partir de la cual era legítima la vida en común y generar
hijos. La irregular situación de los dos esposos es motivo de escándalo: a dos esposos
prometidos no les estaba permitido viajar juntos, y además, el cabeza de
familia estaba autorizado a realizar el registro por todos sus familiares, por
lo que la presencia de las mujeres no era necesaria. El evangelista, al definir
a María prometida/esposa, quiere evitar que Jesús, Hijo del Altísimo (Lc 1,32), sea considerado hijo de José, el cual
tenía solo que aparecer como padre (era,
según se creía, hijo de José, Lc 3,23).
6Y sucedió que, mientras estaban
allí, le llegó a ella el tiempo del parto…
El viaje desde Nazaret hasta Belén suponía alrededor de cuatro o cinco
días de duro camino, lo cual estaba fuera del alcance de una mujer en avanzado
estado de gestación. Solo en los primeros meses del embarazo lo habría podido
afrontar. Para el evangelista, María y José se encuentran ya desde hace tiempo
en Belén para el censo, y los días del alumbramiento sobrevienen mientras estaban allí, o sea, cuando se
encontraban en esa ciudad, y no durante el trayecto hacia la misma.
Mientras estaba allí. Esta expresión no significa que María iba
rompiendo aguas al entrar en Belén. María calcula el tiempo, probablemente uno o
dos meses antes de nacer, estaban allí, le
llegó a ella el tiempo del parto. Se trata de un suceso plenamente natural
y humano. María ha tenido un verdadero embarazo y Jesús un verdadero
nacimiento. Ningún milagro ahorra a María los dolores, ni la angustia ante lo
desconocido de la parturienta primeriza, ni las horas que dura, ni la ruptura
de aguas, ni la sangre. Aquí no se nos dice que hubo excepciones milagreras...
Lucas nos narra el nacimiento de Jesús en el anonimato más absoluto. Solo
aparece María. José no interviene ni en la concepción ni aparece en el
nacimiento (históricamente sí que estaría, pero el texto teológico/catequético
no lo pone).
Hay cierto contraste con el
nacimiento de Juan. Cuando Juan nace se enteran sus vecinos, sus parientes y
toda la montaña de Judea. Pero, cuando Jesús nace, solo se entera su madre. María
sigue apareciendo como prometida, no parece nunca como esposa de José. Hay una
intención teológica/catequética de Lucas de remarcar que su padre no es su
padre.
7y dio a luz a su hijo
primogénito, lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había
sitio para ellos en la posada.
Podría haber puesto “hijo único”
en vez de hijo primogénito. ¿Quiere
decir esto que después María tuvo otros hijos? Estas preguntas son propias de
alguien que no entiende lo que está leyendo porque no lo lee en clave correcta.
Se trata de un texto catequético/teológico. Aunque Jesús es el hijo único que
físicamente tiene María, el evangelista pone primogénito, porque, catequética y teológicamente hablando, todos
somos hijos de María y todos somos hijos de Dios, pero Jesús (el hermano
primogénito) está en relación especial con Dios y con María.
Todos los detalles que siguen, además
de reales e históricos, tienen un carácter simbólico cargados de alusiones al Antiguo
Testamento. Veamos algunos:
·
Pesebre.
Este término designa al comedero de los animales. Suele estar al fondo de la
cueva excavada en la misma piedra. Está repetido tres veces de manera constante,
en los vv. 7. 12 y 16. ¿Esto es
histórico? Sí. Era el lugar donde se daba a luz porque era la parte más
profunda y calentita de la casa, al tiempo que se libraba al resto de la casa
de la impureza de la sangre que hay en todo parto. Al mismo tiempo, evoca el
texto de Is 1,3: Conoce el buey a su señor y el
asno el pesebre de su amo. Israel, en cambio, no conoce; mi pueblo no comprende.
De aquí ha surgido en nuestros belenes las figuras de la mula y el buey.
El niño en el
pesebre es el símbolo del sustento que Dios nos manda a nosotros, su pueblo,
para que hagamos el tránsito por el éxodo de esta vida. Es el nuevo maná que nace
en Bet-len, “la casa del pan”, y que nos dice: Yo soy el pan vivo, el que come de este pan vivirá eternamente (Jn
6,51).
Este pesebre tallado en roca, al fondo de una
cueva, nos lleva al definitivo nacimiento (Resurrección) de Cristo que va a
tener lugar en otra cueva excavada en la roca. Aquí el pesebre excavado en una
roca, es signo del nacido; allí, la cueva de piedra del sepulcro, es signo del
re-nacido.
·
Los
pañales. Algunas interpretaciones identifican este término al principio, en
el nacimiento de Jesús, con la sábana del sepulcro. Es curioso notar, al menos,
el paralelismo entre estos dos textos de Lucas:
El nacimiento de
Jesús----------------------------La muerte de Jesús
María -----------------------------------------José
de Arimatea
Dio a luz a su primogénito, Lo bajaron de la
cruz,
lo envolvió en pañales lo
envolvieron en un lienzo/sábana
y lo acostó en un pesebre y lo
pusieron/acostaron en un sepulcro
Y no hay quien
falta que ve en estos pañales los manteles de la mesa del altar.
·
Posada. El
término “katalima” que, generalmente, se traduce por posada no es muy correcto. Quiere decir “sala de una casa”,
“alojamiento”. Dios cuando viene al mundo no viene como un forastero a un
albergue, sino que viene a su casa, a darse como alimento en un cenáculo,
“katalima”.
El profeta Jeremías (Jer 14,8) compara al Señor con
un viajero que es hospedado por una noche, pero nadie parece advertir su
presencia. Exactamente igual hará Israel, que no se percatará del nacimiento
del Hijo de Dios: Vino a su casa y los suyos no lo recibieron (Jn 1,11).
El Esperado de los tiempos, después de todo, no era tan deseado.
Jesús no nace en Jerusalén, en la
capital, nace en Belén. Es simbólico, como todo el evangelio. No sabemos ni
donde, ni cuando, ni cómo nace. Lo cual quiere decirnos que Jesús nace en
cualquier momento, lugar o persona, siempre que le dejemos nacer, que nos
abramos a la Palabra de Dios que actúa en nosotros.
8En aquella misma región había
unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño.
Este nacimiento viene
interrumpido por el anuncio a los
pastores. El nacimiento importa poco porque es normal. Importa mucho más
describir los beneficios que el nacimiento de este niño trae.
Los primeros en ser avisados son los
más marginados de la sociedad: los pastores. Nosotros hemos llenado a los
pastores de bucolismo con sus corderos al hombro a visitar el portal; sin
embargo, el sentido de los pastores es mucho más rico. Los primeros judíos que
descubren al Mesías son los más excluidos, en la línea del Magníficat, como en
Mateo los primeros paganos que descubren al Mesías son los más excluidos, los
magos, doblemente impuros por ser paganos y por practicar magia. Dios ha venido
al mundo y viene a lo más profundo, a lo más bajo, a lo más excluido. Entre
judíos, los pastores (Lucas), entre paganos, los magos (Mateo).
En la época de Jesús, los pastores
no tenían derechos civiles. Eran tratados peor que las bestias. En sábado se
podía sacar a un animal que había caído en un pozo, a un pastor no. Eran
ignorantes de la ley, estaban imposibilitados para practicarla, no podían ir al
Templo. Vivían en impureza total y sin posibilidad de redención. Estaban considerados
pecadores empedernidos, excluidos de la salvación y sería a los primeros que el
Mesías fulminara con su rayo.
Y ahora… es a los primeros que
Dios, cuando nace, inunda con su luz y les da “un concierto angelical”. A los
que la religión ponía fuera, con llanto y
rechinar de dientes, ahora reciben un anuncio. Ni una palabra de condena
(sois impuros, no vais al Templo…), sino el anuncio de una gran alegría. Ha
nacido el Salvador del marginado y ha nacido marginado. Solo los marginados
están mejor capacitados para descubrirlo en la marginación y en los signos pobres:
pajas, pesebre, pañales…
Si Dios hubiera venido al Templo, al sacerdocio o al
rey y sus nobles, los pastores nunca hubieran tenido acceso a él. Los que creen
vivir en la luz están en las tinieblas y los que otros han arrojado a las
tinieblas están inundados de luz.
A ese bajo concepto sobre los pastores como gente
despreciable, impura, se ha llegado por normas y leyes humanas que establecen
arbitrariamente como es Dios y lo que a Dios le gusta y le disgusta. En la
medida que encasillamos a Dios con nuestras normas, probablemente nos estamos alejando
de él.
En su origen, Israel era un
pueblo de pastores. David, al que invocan, fue pastor y como pastor salvó al
pueblo, ayudado por Dios, del gigante filisteo. Han ido olvidando la sencillez
de los orígenes, se han alejado de ellos en la medida que se han apoltronado y acostumbrando.
Han acabado declarando maldito sus orígenes, sus raíces. Y cuando Dios
interviene es para devolverlos a los orígenes, después de tanta legislación
errada que ha les llevado a declarar malditos y exterminables por el Mesías. Dios
vuelve a los orígenes, al pastor con su onda y muchacho joven.
9De repente un ángel del Señor se
les presentó; la gloria del Señor los envolvió de claridad, y se llenaron de
gran temor.
La estructura del anuncio a los
pastores es: anuncio (vv.8-12); un himno celeste (vv. 13-14); comprobación de
lo anunciado (vv.15-20)
El ángel que se aparece en mitad de la noche nos recuerda al ángel
liberador del éxodo. Aquel liberaba matando al enemigo, este llena de luz. El
contexto nos recuerda a la noche de la Pascua, la noche de la salvación, por
eso también en la noche de la Resurrección (es el nuevo nacimiento en el que
también aparecen ángeles Lc 24,4) aparecen los ángeles.
Nacimiento y Resurrección, “nuevo
y definitivo nacimiento”, significan lo mismo y ambos están relacionados con la
Pascua de Egipto. La liberación no es matar a nadie, sino iluminar a todos.
Lo mismo ocurre con el tema de la
paz: el Nacimiento de Jesús es la paz para todos (2,14). Este será el saludo
del Resucitado, paz a vosotros (Lc 24,36).
Por eso, la gloria y la claridad envuelven a los pastores, no al niño ni a
María ni a la casa. Quien admite la luz va a ser capaz de ver y oír los cantos
del cielo en su vida y escuchar el mensaje. Quien escucha la voz, porque ha
admitido la luz, es capaz de ver en lo sencillo (una casa, un niño, una madre,
todo sin destellos sobrenaturales) la fuerza salvadora de Dios. Solo Dios/el ángel del Señor y su mensaje son la
luz salvadora. Del ser humano depende aceptarlo o no.
10El ángel les dijo: No temáis,
os anuncio una buena noticia que será de gran alegría para todo el pueblo: 11hoy,
en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor. 12Y
aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un
pesebre.
Al principio del evangelio de
Lucas hay un ángel con una buena
noticia: ha nacido. Al final del
evangelio, hay dos ángeles (la ley y
los profetas, símbolo de la Sagrada Escritura) con una buena noticia, Cristo ha resucitado (Lc 24,6).
Hoy es intemporal, para Dios no hay tiempo, todo es presente. Se vuelve
a recalcar que el recién nacido es Señor/Salvador
en la línea de la universalidad (no en la de Augusto) y que es en la ciudad de David, en la línea mesiánica del
judaísmo, el Mesías.
La señal no tiene nada de extraordinario. Que un recién nacido esté
envuelto en pañales y recostado en lo más profundo y calentito de la casa, es
lo que todo el mundo hacía. A Dios solo se le encuentra en la sencillez de la
humanidad.
13De pronto, en torno al ángel,
apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios diciendo:
En el centro del anuncio a los
pastores hay un himno. Cuando Dios baja, viene con él su sequito, ejército celestial, su palabra. Cuando
esto sucede y Dios es acogido se unen el cielo y la tierra. La gloria celeste
trae la paz terrestre. La alegría en la esfera de Dios, ejercito celestial, es inmensa, coros que cantan la salvación, pero
en la noche del mundo solo han encontrado a los más marginados que velaban.
Solo al que vela, ve y oye, la gloria lo envuelve y sus tinieblas quedan
disipadas.
14Gloria
a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad.
¿Solo con estos se complace Dios?
¿Solo para estos hay luz y paz? No, la paz del Señor no está determinada a los hombres de buena voluntad, sino “a
los hombres de su benevolencia”, a los que tiene voluntad de salvarlos, es
decir, a todos. La voluntad salvadora de Dios es universal por parte de Dios.
Es el hombre el que elige.
El anuncio de Lucas es claro: la gloria de Dios, es decir, la
manifestación visible de Dios se refleja en la plenitud de vida de los hombres,
los cuales son objeto de su amor. No hay ni un solo individuo que, por su comportamiento,
pueda ser detestado o rechazado por el Señor. La paz no es mérito de los
hombres, sino un deseo de Dios que se hace regalo para todos los que él ama[6].
El texto nos narra la normalidad
de Dios, y es en esa normalidad donde hemos de descubrir su luz y su palabra.
No se nos narra la triste situación en que nace Dios, que no fue triste, pues en
situación de Jesús e infinitamente peor, nacen muchos niños. En la situación de
los pastores e infinitamente peor, hay mucha gente. Y no importa lo que eres o
como te consideren, sino si estás en vela, atento o no.
Muy bonito este coMentario,una pregunta,por q Jesús no muere en yomkipur y si en la.Pascua???
ResponderEliminarQué significa en el Evangelio al que tiene se le dará y al que no tiene se le quitará
ResponderEliminarJesús muere en la pascua porque era la fiesta principal judía. Jesús le da un significado Pleno, nuevo, radical a esa fiesta. M. Luisa el tono kipur era una fiesta de expiación por los pecados. La pascua es la fiesta de la liberación... con es el éxodo hacia el Padre. Jesús transforma el sentido.
ResponderEliminarY respecto a tu segundo comentario quiere decir entrar en lógica del evangelio. Esto es muy interesante. Se refiere a la acogida del mensaje de Cristo. No lo importante ter pretende al pie de la letra. Sino de manera simbólica. Cuanto más acosas el mensaje más lo desearás. Cuanto menos lo deses menos lo echarás en falta. Era lo que pasaba con los fariseos... y con nosotros.
ResponderEliminarPerdón por las faltas... y gracias por tus preguntas. Animo
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