domingo, 8 de enero de 2017

SEMANA I DEL TIEMPO ORDINARIO

MIÉRCOLES, 11 DE ENERO

Marcos 1,29-39
29Y enseguida, al salir ellos de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a la casa de Simón y Andrés.
30La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, e inmediatamente le hablaron de ella. 31Él se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles.
32Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. 33La población entera se agolpaba a la puerta. 34Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar.
35Se levantó de madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se marchó a un lugar solitario y allí se puso a orar. 36Simón y sus compañeros fueron en su busca y, 37al encontrarlo, le dijeron: Todo el mundo te busca. 38Él les responde: Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido.
39Así recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios.

Del ambiente de la sinagoga, Jesús pasa al ambiente familiar caracterizado por el descontento con la situación. Así es el ambiente que se respira en casa de Simón. Espera cierta reforma de las instituciones que haga progresar al pueblo. Al encontrar a Jesús en este espacio, la gente piensa que se trata simplemente de un reformista, confunde lo que esperan con la alternativa real que supone Jesús. Jesús se resiste a esta falta de comprensión. No ha venido a reformar sino a ser alternativa. Abandona la ciudad de Cafarnaún, simbolizando la ruptura con los valores de aquella sociedad.  Comienza a anunciar el Reino por toda Galilea, a todas las gentes, pertenecientes o no al pueblo judío, posicionamiento que no será fácilmente comprendido por los discípulos.

COMENTARIO
29Y enseguida, al salir ellos de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a la casa de Simón y Andrés.
Liberados los fanáticos adictos a la institución (cfr. capítulo anterior), toca ahora liberar de las fiebres/fuego/celo a los contrarios, a los que han roto con la institución hasta el punto que no participan de ella, como Pedro y Andrés. Jesús ha ido a la sinagoga, pero no todos estaban allí. También a esos hay que liberar.  

30La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, e inmediatamente le hablaron de ella.
La casa de Pedro viene representada por la suegra. Ni cuando Jesús llamó a los primeros discípulos mientras pescaban (Mc 1,16-21), ni aquí aparece la figura del padre (símbolo de que han roto con la tradición). Tampoco aparece la figura de la esposa (que significa vida). Es una casa que ha roto con la tradición y no tienen perspectiva de vida. La única mujer es una madre “política” y encima está postrada en cama. El problema de esta casa es político. El grupo anticonformista que ha roto con la tradición, con la sinagoga, recibe en su casa al grupo más tradicional que viene acompañado al Maestro.
La casa de Pedro pertenece a los que esperaban a un Mesías reformador. Al estilo del profeta Elías, capaz de purificar las instituciones corrompidas del pueblo de Israel a base de fuego y pasar a cuchillo a los sacerdotes de Baal. Tienen una mentalidad reformadora, incluso fanática. Encerrados en sus ideas están dispuestos a la lucha violenta si es necesaria para acceder al poder y cambiar las cosas y las situaciones desde arriba. No va a ser fácil la conversión de la mentalidad de Pedro y sus amigos a la mentalidad nueva del servicio encarnada por Jesús. 

La fiebre del poder es una de las tentaciones que Jesús ha vivido en el desierto y que le va a acompañar a lo largo de todo su ministerio. No es cosa de unos momentos, sino de siempre, hasta los últimos instantes en la cruz. Es la tentación de querer arreglar las cosas, cambiar las situaciones, siempre llenas de injusticia, por medio del poder, del control de las personas.

31Él se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles.
Aparecen cinco verbos que indican cinco acciones: se acercó, la cogió, la levantó, se le pasó, se puso a servirles. Aquí, al contrario que en la sinagoga, no hay ni una palabra de Jesús ni ordena a la fiebre que salga. Allí, en la sinagoga, las palabras del hombre se oponen a la Palabra de Jesús, por eso el debate y la liberación es por medio de la palabra. Aquí, se trata de postración. La liberación es a través de gestos. Se podría decir: "como tu fiebre te ha impedido acercarte a mí, yo me acerco a ti; y te transmito fuerza a través de la mano, tienes las manos inservibles para el servicio, estás como muerta, por eso, te levanto/resucito". El acercamiento/contacto y transmisión de vida por parte de Jesús hace que la fiebre, que impedía el servicio, pase.
Sigue siendo sábado y en este día no se podía hacer ningún trabajo, pero el servicio al ser humano está por encima del sábado.

32Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados.
Hay una doble precisión temporal:
-          al anochecer, a la puesta del sol. Indica el final del sábado y marca que están sujetos a la institución;
-          cuando se puso el sol. En Marcos esta simbología se refiere no a la belleza del atardecer, sino a la oscuridad, a las tinieblas símbolo de la incomprensión de los discípulos y de la gente respecto a la actuación de Jesús.
La gente de Cafarnaún ha perdido la confianza en los maestros pero sigue practicando su doctrina, la enseñanza oficial lo sigue dominando.

Le llevaron los enfermos. ¿Quiénes? Evidentemente los que por la mañana estuvieron en la sinagoga. Y, ¿por qué los traen? por lo que vieron en la sinagoga. ¿De qué estaban mal? ¿De la cabeza, de los pies? No se refiere a enfermedades físicas ni que Jesús montó un consultorio. El texto hace referencia a Ez 34,4 hablando sobre el descuido de las pastores, responsables del pueblo, hacia las ovejas: “No aliviáis a las que están mal, ni curáis a las heridas, ni buscáis a las perdidas, sino que las domináis con violencia y dureza, y ellas se dispersan (como la casa de Simón) por falta de pastor”. Es la triste situación de unas ovejas que están sin pastores y buscan a un nuevo pastor al que todavía no conocen. En Jesús han visto por la mañana pasto fresco y bueno. Buscan reposo, guía, sanación, salvación (Ez 34,15-16).
No estamos delante de un texto histórico sino de un texto catequético, no se trata de enfermedades de centro médico, sino de las otras. La historia real es que a Jesús acudió mucha gente en busca de todo eso, porque era “atractivo”, entregado, desenmascaraba la falsedad, creaba vida.

 33La población entera se agolpaba a la puerta.
La gente ya no se congrega en torno a la sinagoga y sus escribas y letrados, sino en torno a la casa de Pedro, donde está el nuevo escriba que habla con autoridad. La sinagoga oficial no tiene autoridad. El pensamiento de la gente y los discípulos es: construyamos una nueva sinagoga en torno al nuevo líder, pero, a la vez, sigamos sujetos a la ley respetando el precepto del sábado. No cambian de valores, solo quieren cambiar de líder.

34Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar.
El hecho de que la gente no cambie de valores no es obstáculo para que se le libere y se le dé plenitud en lo externo, en los males, y en lo interno, en las ideologías endemoniadas.

35Se levantó de madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se marchó a un lugar solitario y allí se puso a orar.
Este versículo con su precisión temporal, de madrugada, completa el día tipo de Cafarnaún. Aquel día que comenzó en el lugar de oración pública y comunitaria (la sinagoga), acaba ahora con la oración privada y solitaria. De madrugada nos indica que seguimos con la falta de luz de antes. La escena se desarrolla bajo el signo de la incomprensión.

Y allí se puso a orar. ¿Qué rezaría? Por el contexto podemos decir que su oración estaría centrada en pedir fuerza para seguir su camino, ante la tentación de liderazgo, fama y poder. Fuerza para seguir curando y liberando demonios del ser humano, de la opresión interna y externa. Jesús pediría al Padre luz para los suyos, para el pueblo en general y para la institución, a fin de que descubrieran cuál es el camino del Reino.
Por otra parte, su misión peligraba, tenía seguidores, estaban encantados con Él, pero no renuncian a los valores de la ideología antigua. Pediría que su obra no fracasase y que lo suyos y el pueblo rompan con los principios del pasado (fuerza, poder, exclusivismo), se lleve a cabo la liberación. Pediría que Dios estableciese su Reinado sobre las personas y estas hagan visible el Reino.

 36Simón y sus compañeros fueron en su busca y, 37al encontrarlo, le dijeron: Todo el mundo te busca.
38Él les responde: Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido.
De todos los que ha llamado, toma la iniciativa y el liderazgo el más reformista y radical, Simón. Solo se cita a Simón, se ha impuesto y domina a los demás. Aunque la iniciativa de ir a Jesús es de Simón, ahora son todos los que con Simón, participan de sus ideas.
Es como decirle a Jesús que vuelva a la ciudad, se convierta en el líder que el pueblo quiere.
La respuesta de Jesús no está en continuidad con lo exigido por Pedro, sino vámonos a otra parte, "continuemos el Éxodo, no somos sedentarios sino nómadas". Jesús les invita a no desviarse del centro de su misión: predicar la Buena Nueva. No han venido a derrocar sinagogas, ni a perder el tiempo con las instituciones, sino a predicar la Buena Nueva, la alternativa total.

39Así recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios.
Así aparecen las enormes dificultades que históricamente experimentaron los seguidores de Jesús y el resto de la gente para cambiar las categorías mentales en las que vivían.

La alternativa de Jesús se basa en el servicio que hace libres. Al igual que ha liberado a la suegra de Pedro de las fiebres del poder, así libera a todos los que se le acercaban para ser sanados de sus fiebres, de sus demonios y espíritus inmundos. Solo el servicio, la entrega, hace posible que nuestra vida tenga éxito, se desarrolle por el camino hacia la plenitud humana. 

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