Juan 11
25 Jesús le dijo: «Yo soy la resurrección y la
vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; 26 y el que
está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?».
Señor, creo que tú eres la Resurrección y la
Vida.
Que tu Bondad y Misericordia a traviesan la
muerte,
son más fuertes que la muerte,
nuestras muertes de cada día,
nuestras decisiones que nos conducen a la
muerte,
encerrados en nuestras propias losas,
en nuestras propias tumbas
porque tenemos miedo,
preferimos la seguridad al riesgo,
lo de siempre a la novedad de tu Evangelio...
El que
cree en mí aunque muerto vivirá,
el que creen
en mí no morirá para siempre…
El que
cree en mí….
Ceo, Señor,
quiero creer en Ti
confiar en Ti,
seguirte a TI,
solo a TI,
solo en TI.
Volver a ti.
Ponerte a ti en el centro,
pues sin TI no hay vida,
sin Ti solo hay muerte.
Solo creyendo en ti encontraremos la vida,
viviremos la vida en abundancia,
la vida en ti,
fuente inagotable de vida.
Vivir contigo,
vivir en ti,
y tu en Mi.
Señor, quiero creer.
Marta contestó:
«Sí, Señor: yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que tenía que
venir al mundo».
Señor,
Como Marta,
repito sus palabras,
su fe,
su confianza, a su manera,
sin tenerlo todo calro,
pero confiando plenamente en ti… porque erais
amigos,
somos amigos.
Tu eres el Ungido de Dios,
el Hijo amado del Padre,
el Hijo del Padre amado,
el Hijo capaz de entregar la vida
para que los otros hijos vivamos la vida del
Padre,
que ya está entre nosotros.
Jesús,
levantando los ojos a lo alto, dijo: «Padre, te doy gracias porque me has
escuchado; yo sé que tú me escuchas
siempre; pero lo digo por la gente que me rodea, para que crean que tú me has
enviado».
Padre, gracias por escuchar a tu Hijo.
Este es mi
Hijo amado, escuchadle.
Tu Padre, siempre te escucha,
nosotros escuchamos a tu Hijo,
y a través de él te escuchamos a Ti, Padre.
Escuchamos palabras de vida,
de Resurrección,
palabras que resucitan lo que está muerto para
vivir en plenitud,
palabras que cambian el ritmo de la historia,
que transforman,
que liberan de la muerte,
que hacen posible nuevas todas las cosas,
palabras de liberación,
palabras que animan a seguirte,
a creer en ti:
«Lázaro,
sal afuera».
«Desatadlo
y dejadlo andar».

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