lunes, 10 de abril de 2017

ORACIÓN DEL DOMINGO DE RAMOS

DOMINGO DE RAMOS
Al entrar en Jerusalén, toda la ciudad se sobresaltó preguntando:
-          ¿Quién es este?
La multitud contestaba: «Es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea».

No parece que fueras muy conocido,
o al menos, por parte de la gente,
aunque imagino que si por las autoridades,
dedicadas a controlar cada movimiento que pudiera suponer un amenaza para su anclado poder.
Pero, me llama la atención,
la sencilla definición: Jesús, el profeta, de Nazaret de Galilea.
No hay en estas palabras grandes halagos,
precisamente creo que lo contrario,
dado la fama que tenía los galileos para la ente de la capital Jerusalén;
Jesús, profeta, Nazaret, Galilea.
Me suenan a palabras que indican sencillez,
resuenan a humanidad son pretensiones,
no hay grandes descripciones:
hijo de… poseedor de… adinerado de… dueño de… noble de… rey de….
NO.
Suenan a las de San Pablo a los Filipenses: pasó por uno de tantos.

Son las palabras del ángel a José: le pondrás por nombre Jesús,
porque él salvará a su pueblo de sus pecados. 
Y para eso te entregas y vas a Jerusalén,
siendo consciente de que tu vida corre peligro.
Hay demasiados pecadores que salvar,
hay demasiado sufrimiento,
hay demasiada miseria,
Abusos, injusticias, exclusiones,

Llama la atención lo de profeta….
No sé con que sentido lo dirían,
Pero eres el profeta Ungido por el Espíritu
para hacer otro mundo posible,
anunciar la buena noticia de Dios
y denunciar que no estamos haciendo un mundo según la bondad y la ternura del Padre… por eso sufrimos tanto.

Resuenan las palabras del ángel en la Resurrección: Volved a Galilea, allí le encontréis…
Hay que volver a las tareas de cada día,
para encontrarnos con el Resucitado
en lo cotidiano de cada día.

No creo que te encuentre en los palacios ni lo espectacular,
en el imperialismo ni en los tanques,
sino en una borriquilla anunciando la paz;
no creo que nos encontremos entre los poderosos de rancios abolengos,
sino procedentes de pueblos de mala fama;
no nos encontraremos arriba, en lo alto,
sino en lo bajo, en el barro, en lo profundo.

Amén. 

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