VIA CRUCIS--- LAS
PASIVIDADES DE CRISTO
1ª
estación: Jesús es apresado
Intenta vivir
en la no-violencia, intenta ser transparente, honesto, con tus fallos y
debilidades, con tus cualidades y habilidades, y ya verás cómo te insultan, te
ningunean, te atrapan.
Intenta vivir
siendo consecuente con tu fe, aunque a veces vayas a contracorriente y verás
cómo sufres.
Intenta vivir
y seguir adelante con tus contradicciones, con la paciencia con la que te
aguantas a ti mismo/a, con tu miedos, con tus dudas.
Sigue adelante
a pesar de no ver cumplidos tus propósitos; con tu afectividad desordenada y
caprichosa; con tu soledad a cuestas. Hay muchas maneras de padecer. A veces
nos duele hasta nuestra forma de ser.
Hay
sufrimientos que nos humanizan, nos hacen más sensibles, otros nos purifican,
nos destruyen o nos hacen más solidarios...
Y ¿por qué
hemos de pasar por esto? ¿Por nuestras limitaciones? ¿Es un misterio?
Pregúntaselo a Cristo.
Estación 2: Jesús es acusado
injustamente
¡Cuánto dolor
supone soportar a los demás! Que difícil reconocer a los otros como prójimos,
incluso como hermanos. Los otros se convierten en enemigos, en adversarios.
No es que
Jesús o tú no aguantes, es que te abofetean, te empujan, abusan de ti. Te das
cuenta pero no lo puedes cambiar. ¡Quien dijo que este mundo fuera justo! Toda
la vida dedicada a los demás, a su servicio, y de repente nos encontramos con
que a los demás no les interesa en absoluto lo que nosotros queremos o podemos
darles.
Son los
momentos construidos sobre la incomprensión, los malentendidos, las
marginaciones y los prejuicios. Es el dolor hecho a base de miedo y de
soledad.
Estación 3: Pedro niega a Jesús
Es el dolor de
sentirse discípulo y ver como a Aquel al que sigues no es como tú esperabas, su
rostro se borra, las manos que tiendes hacia él se vuelven vacías, porqué
creías más en ti que en él. Es el dolor de desdecirse, de negar a los otros y a
sí mismo. Es le miedo a perder la vida, de apostarla por Él, mientras que los
otros siguen sometidos al poder, te enseñan sus ganancias concretas, sus
beneficios hechos realidad.
Negar o
negarse es el tropiezo duro, seco. Cuando aparece que en la tierra no hay
cielo, no hay esperanza, solo noche, no hay paz, parce que no hay Dios.
Estación
4: Las autoridades presentan a Jesús ante Pilatos.
Es el dolor de
las quejas, de las rabietas, de las lamentaciones. Es el dolor del descontento
o del escándalo porque el mundo, la familia el trabajo, la Iglesia... no son
como yo querría que fueran. Es al protesta exagerada ante un mundo que queremos
arreglar teóricamente, sin arreglarnos nosotros antes. Es exigir que los otros
sean como deberían ser, pero sin que me afecte a mí.
¿Porque gritar
por los otros, por el Otro? Posiblemente sea más sano llorar por nuestras
inconsecuencias y exigencias, falsas o verdaderas, que culpabilizar a los
otros. O reconocer nuestras faltas de coherencia entre lo que decimos y lo que
hacemos.
Estación
5: Pilatos, a pesar de la inocencia, no libera a Jesús.
Nos imaginamos
que Pilatos no era un mal hombre. Ni siquiera quería el mal para Cristo. Pero
se deja presionar y condicionar por los otros. Primero es su interés político o
personal, después, la justicia o la verdad.
Es el dolor de
la indiferencia, de la frivolidad, que muchas veces nos reduce al silencio. La
gente se encuentra cómoda y satisfecha en la vida, al menos en apariencia, y no
quieren inquietarse por el evangelio. No quieren profundizar, prefieren seguir
viendo en la superficie del poder, del tener, del famoseo, de la moda. Están
contentos con lo que son y cómo viven, mientras a su lado hay gente que lo está
pasando mal.
Estación 6: Las burlas de los soldados:
la coronación de espinas.
Es el dolor
que nos viene de fuera, de los demás. Propiamente esto lo podemos aplicar a
todas las estaciones.
Es cuando
sentimos que los otros nos invaden, nos estorban, nos condicionan, nos
"obligan" a hacer algo que no queremos. Se meten en nuestra vida con
críticas, como espinas. Me implican en problemas que no son los míos. Limitan
nuestra vida, nuestros espacios y tiempos, con sus imposiciones, exigencias y
necesidades. Con sus torpezas. Nos manipulan, nos engañan y nos desengañamos.
Frustran nuestras ilusiones y nuestras capacidades. Y lo que más duele: ¡es que
no lo podemos controlar!
Estación 7: Jesús condenado a muerte
Es el dolor de
verte y vivir condenado al olvido. Hemos entregado nuestro tiempo, nuestro buen
hacer, nuestra vida a otras personas y vemos que se olvidan, e incluso que se
oponen a nosotros. A veces no hay mejor manera de no agradecer algo que
"hacerse el enfadado". Nos condenan o condenamos al otro. Vemos que
no contamos para nadie, nos vamos quedando atrás. Vienen otros más jóvenes y
mejor preparados que nos sustituyen. Nos hemos dejado la vida, pero el tiempo
borra el recuerdo, el agradecimiento, el trabajo y el servicio hecho.
Es el dolor del paso inexorable del tiempo, de las
ilusiones muertas, de los deseos agonizantes, porque la realidad, la
impotencia, se impone.
Estación 8: Jesús con la cruz a cuestas
Esta
estación es muy personal porque se trata de construir la propia cruz:
-
Un
palo vertical para tus espacios de dolor: ¿en casa, en la familia, en el
trabajo o estar sin trabajo, en la iglesia, al estar solo o con los demás...?
-
Un
palo horizontal para tus tiempos de dolor: son los tiempos de duda, de
tristeza, de soledad, de aburrimiento o hastío...
Cruza
los dos palos y sigue a Jesús, con tu vida clavada. Con tu vida pendiente cada
día de esa cruz, la que no se ve ni se nota. La que no se desagarra en grandes
dolores, pero pesa y sigue pesando sobre nuestros hombros.
Estación 9: Jesús llega al Gólgota
La palabra
Gólgota traduce la palabra latina Calavera. Nosotros lo hemos traducido por
Calvario. Posiblemente el nombre provenía de la forma de calavera que tenía del
monte.
Es el dolor de
ver solo muerte, cuando de lo que realmente se trata es de la abundancia de la
vida. Es el dolor de crucificar a los otros o que nos crucifiquen. Es el dolor
de la injusticia, de la culpa o del victimismo, del pesimismo, de contemplar la
vida como "un valle de lágrimas" o desde el miedo porque "podéis
castigarme con las penas del infierno". Es el dolor de acostumbrarnos a la
cruz como algo natural. E incluso poder llegar a decir que fue algo exigido por
Dios para calmar la reparación producida por el pecado del hombre.
Es el dolor de
no descubrir que el Crucificado es la abundancia de vida.
Estación 10: Jesús es calvado en la cruz
Es el dolor de
la propia cruz. Nosotros hemos construido la nuestra, con nuestros espacios y
tiempos de dolor. En esos palos está resumido el esfuerzo, el dolor que cuesta
ser cristiano, ser persona, intentar vivir desde los valores del evangelio. Es
el dolor de cada día, en la lucha por aceptar que las cosas son como son o
luchar contra frivolidad o la falta de reconocimiento.
Para que la
cruz sea cristina, es necesario poner a Cristo, sino será solo un peso que
cansa y agobia. Es preciso poner a Cristo, será un dolor que transforma, que
redime, que salva. Si no está Cristo será solo un mal rato, una mala suerte
Estación 11: Jesús, su madre y el
discípulo
Es el dolor por ver sufrir a los que más
quieres y verlos sufrir por tu causa. Es el dolor de nuestro alrededor, sin
poder cambiar, sino mirar y callar en la impotencia. Es el dolor propio y el ajeno. Es el misterio
del dolor que Dios llena con su presencia. En la cruz, ¿dónde estaba Dios?
Crucificado.
Es el dolor por perder el sentido, por
vivir en la sensación del fracaso de la, de haber confiado en Dios, y en el
momento de la verdad no está, no aparece, permanece callado. No era como lo
habíamos imaginado. No era como nos enseñaron.
Es el dolor de permanecer al pie de la
cruz sin poder cambiar las cosas. Solo cabe aceptarlas, son como son, y esperar
que el Dios de la luz nos muestre el sentido de lo sucedido.
Estación 12: Jesús muere asesinado en la cruz
Jesús
no muere en la cama, ni por enfermedad... Muere asesinado, víctima de la
injusticia de los humanos. Muere con los brazos abiertos en señal de que en él
cabemos todos, y cabe todo. Muere en una cruz, anclada en la tierra pero que
mira al cielo, uniendo lo humano y lo divino.
Jesús
muere prefiriendo perder o entregar la vida antes que defenderse. Realmente la
forma de ganar la vida es perderla, entregarla. Jesús muere, pero es una muerte
preñada de vida.
35El que lo vio da testimonio, y su testimonio es
verdadero, y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis. 36Esto
ocurrió para que se cumpliera la Escritura: No le quebrarán un hueso (Ex 12,46); 37y en otro
lugar la Escritura dice: Mirarán al que traspasaron (Zac 12,10).
Estación:
13: Jesús ha resucitado
Si el grano de trigo no muere no da
fruto, se queda el solo; pero si muere da mucho fruto.
Jesús es puesto en el sepulcro, pero ya
HA RESUCITADO. Dios que había permanecido en silencio, ha hablado. Habrá que
esperar a comprender, a creer, a encontrarse, a tener experiencia en la
Eucaristía del Resucitado y poder exclamar: el Crucificado ha Resucitado...
Es el dolor oculto, escondido,
desconocido, tan pequeño como un grano de trigo, como una pequeña semilla, pero
que está dispuesta abrirse para dar fuertes y grandes espigas, que trituradas
se conviertan en harina y junto con el agua puedan transformarse en pan, pan
partido y compartido.
Estación
14. Tu propio viacrucis
Has recorrido el camino de la
Cruz con Jesús. Has hecho tu camino de la cruz, con tu vida cargada sobre los
hombros. El camino de tu dolor de cada día, pequeño y desconocido. Tu dolor de
querer ser cristiano, de querer ser como Jesús.
Un camino que recorres todos
los días, muchas veces sin ganas, muchas veces en oscuridad. No importa. Tú
sigue ahora a Jesús, aunque, entre el sudor y las lágrimas, se te nublen los
ojos.
Ya llegará para ti el camino
de Emaús y el Señor te explicará, también, el sentido de todo. El sentido de tu
esfuerzo, el sentido de tu dolor y el sentido de tu esperanza. Pero para llegar
a Emaús, para reconocer a Cristo cuando parta contigo su pan, tienes que pasar
antes por el camino del Calvario.
No vas solo. Jesús se ha hecho
para ti, y por ti, no solamente acompañante, sino camino: "Yo soy el
Camino.
Me ha encantado el viacrucis, como siempre cercano y certero, te lo agradezco,un saludo
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