domingo, 17 de diciembre de 2017

DOMINGO NOCHE

24 DE DICIEMBRE. NOCHEBUENA


1 En aquellos días salió un decreto del emperador Augusto, ordenando hacer un censo del mundo entero. 2 Este fue el primer censo que se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. 3 Y todos iban a inscribirse, cada cual a su ciudad.
4 También José, que era de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret en: Galilea a la ciudad de David, que se llama Belén, 5 para inscribirse con su esposa María, que estaba encinta.
6 Y mientras estaban allí le llegó el tiempo del parto 7 y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada.
8 En aquella región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño.
9 Y un ángel del Señor se les presentó: la gloria del Señor los envolvió de claridad y se llenaron de gran temor.
10El ángel les dijo: -No temáis, os traigo la buena noticia, la gran alegría para todo el pueblo:
hoy, en la ciudad de David, 11 os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor. 12Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.
13 De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: 14 Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que Dios ama.


COMENTARIO
1 En aquellos días salió un decreto del emperador Augusto, ordenando hacer un censo del mundo entero. 2 Este fue el primer censo que se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. 3 Y todos iban a inscribirse, cada cual a su ciudad.
Nacido bajo el imperio romano, en un censo universal. Así Jesús aparece como Hijo del mundo, son los datos temporales: hace referencia al mundo, habla del Cesar, dueño del mundo; y habla de su nacimiento en Belén, para entroncarlo con la descendencia del rey David.
El interés de Lucas es un interés catequético, es situar a Jesús Mesías en línea universal. De ahí la mención de un censo universal y la mención a todos, todo el mundoEl día del nacimiento de Octaviano fue saludado por los historiadores de la época como el “inicio de la buena noticia para el mundo”. La buena noticia consiste ahora en la orden de llevar a cabo el censo de toda la tierra. Como dueño del mundo, Octaviano decide que todos sus súbditos queden registrados, de modo que nadie pueda librarse del pago de los impuestos. El salvador del mundo, en realidad, no piensa más que en salvarse a sí mismo. La Biblia consideraba el censo del pueblo como un sacrilegio inspirado por el diablo, que de ese modo usurpaba el papel de Dios, el único señor de su pueblo (“Se alzó Satanás contra Israel, e incitó a David a hacer el censo del pueblo” 1 Cr 21,1).

Un censo ordenado por el jefe de todo el mundo que llevaba los títulos de “Salvador” y “señor”, estaba divinizado. (De hecho, fue él el primero que se hizo condecorar con el título de Augusto, o sea, digno de veneración, un nombre que nunca antes había sido aplicado a un ser humano. Augusto confería al emperador un aura religiosa, la de ser el hijo de Dios y el salvador del mundo). Aunque el “Salvador y Señor” es otro y estos mismos títulos los dará el ángel a los pastores referiros a Jesús (cfr. v 11).
Este es el sentido de esta mención, pues el nacimiento de Jesús a imagen del de Juan podría haber empezado directamente en el v.6 haciendo una mención al  lugar del nacimiento.
Lucas relaciona el nacimiento de Jesús con el primer emperador que trae una etapa de paz y que lleva los nombres de "Salvador" y "Señor", está divinizado, para decirnos que el verdadero  artífice de la paz y de la salvación es el niño que nace en Belén.
Lo de si Herodes muere en el año 4 a.C y Quirino su censo son del año 6 d.C es lo de menos.

4 También José, que era de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret en: Galilea a la ciudad de David, que se llama Belén, 5 para inscribirse con su esposa María, que estaba encinta.
A Lucas le importan los datos teológicos para su catequesis: El Mesías es universal, es salvador y señor de todos. Y debe nacer en Belén, entroncado con la familia de David, como cumplimiento de las promesas, por eso se menciona que era de la casa y de la familia de David.
A estos efectos y para tener un motivo para llevar a este matrimonio joven desde el norte (Nazaret) al Sur (Belén), le viene fenomenal el tema del censo. Censo que no fue universal: no hay constancia de ningún censo universal en ninguna época, tampoco en la de Augusto. Sí que hubo un censo en los años 6-7 d.C en la provincia de Siria para liquidar y tasar el patrimonio de Arquelao, deportado a las Galias. Pero eso es en los años 6-7, y Jesús según Mateo nace en época de Herodes que muere el 4 a.C. El asunto del censo es un recurso literario de Lucas para relacionar a María y José, residentes en Nazaret –aunque el probablemente fuera originario de Belén- con el pueblo de Belén y todo porque Lucas sabe por tradición del nacimiento en Belén y en tiempos de Herodes.

En la Biblia, por ciudad de David se entendía Jerusalén (1 Re 8,1; 2 Cr 21,20); sin embargo, para Lucas, la ciudad de David es Belén, porque si David ejerció en Jerusalén la realeza (2 Sam 5,7-9), en Belén había sido pastor (1 Sam 16,11). Con esta preciosa indicación, el evangelista está preparando la acogida por parte del lector de la singular manifestación del hijo de Dios. Esta no acaecerá en el esplendor del poder de la realeza, sino en el oscuro mundo de los pastores. Aquel que nacerá no tendrá los rasgos propios del rey, sino los del pastor esperado (Ez 34,23)[1].

Sorprende que María, a pesar de estar encinta, sea definida prometida esposa, como en el momento del anuncio del ángel (Lc 1,27). La situación es  embarazosa: José y María esperan un hijo. No obstante se encuentren aún en la primera fase del matrimonio, la del esponsorio, cuando no estaba permitida la convivencia. Todavía no han pasado -y jamás pasarán-, a la segunda parte del matrimonio, la de la boda, a partir de la cual era legítima la vida en común y generar hijos. La irregular situación de los dos esposos es motivo de escándalo: a dos esposos prometidos no les estaba permitido viajar juntos, y además, el cabeza de familia estaba autorizado a realizar el registro por todos sus familiares, por lo que la presencia de las mujeres no era necesaria.
El hecho de que Lucas presente a María y a José como una pareja irregular creó cierta desazón en los primeros siglos de la Iglesia, hasta el punto que en el siglo IV algunos copistas sustituyeron el inconveniente término prometida esposa por otro menos controvertido, mujer (Versión sirosinaítica). Pero el evangelista, al definir a María prometida esposa, quiere evitar que Jesús, “Hijo del Altísimo” (Lc 1,32), sea considerado hijo de José, el cual tenía solo que “aparecer” como padre (era, según se creía, hijo de José Lc 3,23).

6 Y mientras estaban allí le llegó el tiempo del parto
El viaje desde Nazaret hasta Belén suponía alrededor de cuatro o cinco días de duro camino, lo cual estaba fuera del alcance de una mujer en avanzado estado de gestación. Sólo en los primeros meses del embarazo lo habría podido afrontar. Así pues, para el evangelista, María y José se encuentran ya desde hace tiempo en Belén para el censo, y los “días del alumbramiento” sobrevienen mientras estaban allí.

Mientras estaba allí. Esta expresión no significa que María iba rompiendo aguas al entrar en Belén. María calcula el tiempo, probablemente 1 o 2 meses antes de nacer estaban allí "cuando se cumplieron los días". Se trata de un suceso plenamente natural y humano. María ha tenido un verdadero embarazo y Jesús un verdadero nacimiento. Ningún milagro ahorra a María los dolores, ni la angustia ante lo desconocido de la primeriza, ni las horas que dura, ni la ruptura de aguas, ni la sangre, ni la placenta. Aquí no se nos dice que hubo excepciones milagreras... La mariología ha reprimido el realismo de la encarnación tanto en el dogma como en el arte.
Lucas nos narra el nacimiento de Jesús en el anonimato más absoluto, ha cuidado de no poner nombres propios, en un pesebre, de una casa que no era la suya, pero sí de su familia.
Solo aparece María, José no interviene ni en la concepción ni aparece en el nacimiento (históricamente sí que estaría pero el texto teológico/catequético no lo pone).

Hay cierto contraste con el nacimiento de Juan. Cuando Juan nace se enteran sus vecinos, sus parientes y toda la montaña de Judea; sin embargo, cuando Jesús nace, solo se entera su madre, nadie se entera.
María sigue apareciendo como prometida, no parece nunca como esposa de José (v.5 mal traducido).  Hay una intención teológica/catequética de Lucas de remarcar que su padre no es su padre. El viaje de una desposada embarazada con su novio es históricamente increíble.

7 y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada.
Podría haber puesto hijo único. ¿Quiere decir esto que después María tuvo otros hijos? Estas preguntas son propias de alguien que no entiende lo que está leyendo porque no lo lee en clave correcta. Se trata de un texto catequético/teológico, por eso, aunque Jesús es “el hijo único que físicamente tiene María”, el evangelista pone primogénito, porque catequética y teológicamente hablando todos somos hijos de María, y todos somos hijos de Dios, pero Jesús (el hermano primogénito) está en relación especial con Dios y con María.

Todos los detalles que siguen como pañales, pesebres… además de reales e históricos tienen un carácter simbólico pues están cargados de alusiones al Antiguo Testamento. Veamos algunos.
·         El término pesebre designa al comedero de los animales que suele estar al fondo de la cueva excavada en la misma piedra y que está repetido 3 veces de manera constante: v7.12.16 ¿Esto es histórico? Claro que sí, es el lugar donde se daba a luz porque es la parte más profunda y calentita de la casa, al tiempo que se libra al resto de la casa de la impureza de la sangre que hay en todo parto. Y al mismo tiempo, evoca el texto de Is 1,3, Conoce el buey a su señor y el asno el pesebre de su amo. Israel, en cambio, no conoce; mi pueblo no comprende, que ha traído a nuestros belenes las figuras  de la mula y el buey.
El niño en el pesebre es el símbolo del sustento que Dios nos manda a nosotros, su pueblo, para que hagamos el tránsito por el éxodo de esta vida. Es el nuevo maná que nace en BET-LEN, la casa del pan, y que nos dice Yo soy el pan vivo, el que come de este pan vivirá eternamente.
Además hay que añadir que pesebre tallado en roca, al fondo de una cueva, nos lleva al recuerdo que en su definitivo nacimiento (resurrección) va a tener lugar en otro banco excavado en la roca al fondo de una cueva. Aquí, el pesebre excavado en una roca, es signo del nacido; allí el banco de piedra del sepulcro, es signo del re-nacido;

·         Los pañales. Algunas interpretaciones identifican este término al principio, en el nacimiento de Jesús, con la sábana del sepulcro. Es curioso notar, al menos, el paralelismo entre estos dos textos de Lucas:

El nacimiento de Jesús,
María:



La muerte de Jesús ,
José de Arimatea
Dio a luz a su hijo primogénito,

Lo bajaron de la cruz,
lo envolvió en pañales

lo envolvieron en un lienzo/sábana
y lo acostó en un pesebre

y lo acostaron en un sepulcro

Y no hay quien falta y vea actualmente en estos pañales los manteles de la mesa del altar.

·         El término “katalima” que, generalmente, se traduce por posada, no es correcto. Quiere decir sala de una casa, alojamiento. Dios cuando viene al mundo no viene como un forastero a un albergue. Dios cuando viene al mundo viene a su casa, a darse como alimento en un cenáculo, “katalima”. El profeta Jeremías (Jr 14, 8) compara al Señor con un viajero que es hospedado por una noche, pero nadie parece advertir su presencia. Exactamente igual hará Israel, que no se percatará del nacimiento del Hijo de Dios: Vino a su casa y los suyos no lo recibieron (Jn 1,11). El Esperado de los tiempos, después de todo, no era tan deseado[2].
8 En aquella región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño.
Del nacimiento de Jesús solo tenemos un versículo (v. 7). Este nacimiento viene interrumpido por el anuncio a los pastores. El nacimiento importa poco porque es normal. Importa mucho más describir los beneficios que el nacimiento de ese niño trae.

Los primeros en ser avisados son los más marginados de la sociedad: los pastores. Nosotros hemos llenado a los pastores de bucolismo con sus corderos al hombro a visitar el portal. Sin embargo, el sentido de los pastores es mucho más rico: los primeros judíos que descubren al Mesías son los más excluidos (en la línea del Magníficat); como en Mateo los primeros paganos que descubren al Mesías son los más excluidos, los magos, doblemente impuros por ser paganos y por practicar magia.
Dios ha venido al mundo y viene a lo más profundo, lo más bajo, lo más excluido: entre judíos, los pastores (Lucas); entre paganos, los magos (Mateo).

En la época de Jesús, los pastores no tenían derechos civiles. Eran tratados peor que las bestias: en sábado se podía sacar a un animal que ha caído en un pozo, a un pastor no. Eran ignorantes de la ley, estaban imposibilitados para practicarla, no podían ir al templo. Vivían en impureza total y sin posibilidad de redención. Eran considerados pecadores empedernidos, excluidos de la salvación y será a los primeros que el Mesías fulminara con su rayo.

Y ahora, es a los primeros que Dios cuando nace, inunda con su luz y les da gratis “un concierto angelical”. A los que la religión ponía fuera con “llanto y rechinar de dientes” ahora reciben un concierto. Ni una palabra de condena (sois impuros, no vais al templo…) sino el anuncio de una gran alegría Ha nacido el salvador del marginado y ha nacido marginado y sólo los marginados están mejor capacitados para descubrirlo en la marginación y en los signos pobres: pajas, pesebre, pañales…

Si Dios hubiera venido al Templo, al sacerdocio o al rey y sus nobles, los pastores nunca hubieran tenido acceso a él. Los que creen vivir en la luz, están en las tinieblas y los que otros han arrojado a las tinieblas están inundados de luz. La luz que  necesitan para creer que el que va a destronar a los poderosos es un pobre niño sin nombre todavía, en casa ajena y sin que nadie le conozca.

A ese bajo concepto de los pastores como gente despreciable, impura y, en consecuencia los primeros que el Mesías cuando viniese los iba a fulminar con su rayo, se ha llegado por normas y leyes humanas que establecen arbitrariamente como es Dios y lo que a Dios le gusta y le disgusta. En la medida que encasillas a Dios con tus normas humanas, probablemente te estás alejando de él.

En su origen Israel era un pueblo de pastores. David, al que invocan, fue pastor y como pastor salvó al pueblo, ayudado por Dios, del gigante filisteo.
Han ido olvidando la sencillez de los orígenes, se han alejado de ellos en la medida que se han apoltronado  y sedentarizado. Han acabado declarando maldito sus orígenes, sus raíces, su sencillez. Y cuando Dios interviene es para volverlos a los orígenes después de tanta legislación errada que ha llevado a declarar malditos y exterminable por el Mesías, nada menos que tus raíces, tú ser.
Dios vuelve a los orígenes –a los pastores- al David no guerrero, sino pastor con su onda y muchacho joven.

9 Y un ángel del Señor se les presentó: la gloria del Señor los envolvió de claridad y se llenaron de gran temor.
Por tercera vez se aparece el ángel (3=definitiva revelación, total revelación):
-          1º: Lc 1, 11: a Zacarías en la sala de la Institución judía, el templo, en Jerusalén;
-          2ª: Lc 1, 28: A María, en Nazaret, en Galilea;
-          3ª Lc 2,9: a  los pastores, cerca de Belén.

La estructura del anuncio a los pastores es: anuncio (v. 8-12); un himno celeste (v. 13-14); comprobación de lo anunciado (v.15-20)

El ángel que se aparece en mitad de la noche nos recuerda al ángel liberador del éxodo. Sólo que aquel liberaba matando al enemigo y éste llena de luz. El contexto nos recuerda a la noche de la pascua, la noche de la salvación, por eso también en la noche de la resurrección (es el nuevo nacimiento en el que también aparecen ángeles Lc 24,4).
Nacimiento y resurrección “nuevo y definitivo nacimiento” significan lo mismo y ambos están relacionados con la Pascua de Egipto, sólo que la liberación no es matar a nadie sino iluminar a todos (lo mismo ocurre con el tema de la paz: el Nacimiento de Jesús es la paz para todos, 2,14; Este será el saludo del Resucitado, “paz a vosotros” 24,36).
Por eso, la gloria y la luz envuelve a los pastores y no al niño, ni a María ni a la casa. Quien admite la luz va a ser capaz de ver y oír los cantos del cielo en su vida y escuchar el mensaje. Quien escucha la voz porque ha admitido la luz, es capaz de ver en lo sencillo (una casa, un niño, una madre, todo sin destellos sobrenaturales) la fuerza salvadora de Dios y la mano de Dios. Sólo Dios, el ángel del Señor, y su mensaje son la luz salvadora, del ser humano depende aceptarlo o no.

10 El ángel les dijo: -No temáis, os traigo la buena noticia, la gran alegría para todo el pueblo:
Al principio del Evangelio de Lucas está un ángel con una buena noticia: ha nacido. Al final del evangelio, hay dos ángeles (ley-profetas=Sagrada Escritura) con una buena noticia, “Cristo ha  renacido, ha resucitado, 24,6).

hoy, en la ciudad de David, 11 os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor.
Hoy, es intemporal porque en Dios no hay tiempo, todo es presente y vuelve a recalcar que es Señor –Salvador en la línea de la universalidad (no Augusto). Y que es en la ciudad de David, y Mesías, en la línea mesiánica del judaísmo.

12 Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.
La señal no tiene nada de extraordinario: que un recién nacido esté envuelto en pañales y recostado en lo más profundo y calentito de la casa, eso es lo que todo el mundo hacía.

13 De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:
En el centro del anuncio a los pastores hay un himno.
Cuando Dios baja, viene con él su sequito, su palabra. Cuando esto sucede, cuando Dios viene y viene siempre y es acogido se une el cielo y la tierra, Dios y el hombre, y la gloria celeste trae la paz terrestre.
La alegría en la esfera de Dios, ejercito celestial, es inmensa, coros que cantan la salvación, pero en la noche del mundo sólo han encontrado a los más marginados que velaban. Sólo el que vela, ve y oye, la gloria lo envuelve y sus tinieblas quedan disipadas.

14 Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que Dios ama.
¿Sólo con estos se complace Dios? ¿Sólo para estos hay luz y paz? No, la paz del Señor no está determinada a los hombres de buena voluntad sino a los hombres de su benevolencia a los que tiene una voluntad de salvarlos, es decir, a todos. La voluntad salvadora de Dios es universal por parte de Dios. Es el hombre el que elige.

No se nos narra la triste situación en que nace Dios, que no fue triste, pues en situación de Jesús e infinitamente peor, nacen muchos niños. En la situación de los pastores e infinitamente peor, hay mucha gente.
El mundo y la historia sólo se preocupan del poderoso y de narrar sus gestas. Por fortuna, Dios, el Dios que ha nacido, piensa y actúa de forma diferente. El texto nos narra la normalidad  de Dios, y es en esa normalidad donde hemos de descubrir su luz y su palabra. Y no importa lo que eres o como te consideren, sino si estás en vela (atento) o no.

Los poderosos no se enteraron porque sus potentes antenas parabólicas y su red universal no captan lo humilde. Sus antenas sólo captan la grandeza, la prepotencia, la ostentación de joyas, mansiones, edificios llenos de dinero para intentar tapar su vergüenza.
El coro de los ejércitos celestiales debe ser muy grande  pero de verlo, sólo lo ven los pastores, las sofisticadas antenas y redes del poder ni se enteran.







[1] Maggi. A., Un salvador de mas, en studiibiblici.it
[2] Comenta A. Maggi, “Las viviendas de Palestina se componían, habitualmente, de una única habitación. En ella, se cocinaba y se comía durante el día; por la noche, toda la familia –desde los abuelos hasta los nietos- se acostaba en su interior, yaciendo sobre unas esteras colocadas por tierra (Lc 11,7). Este entorno promiscuo era el menos adecuado para el nacimiento de un crío, sobre todo si tenemos en cuenta que, para la religión judía, el parto hacía impura a la mujer (“Cuando una mujer conciba y tenga un hijo varón, quedará impura durante siete días”, Lv 12,1). La mujer que da a luz es impura e infecta todo cuanto toca y a todas las personas que se le acercan. Es por esto que para María y para el hijo no hay sitio en el alojamiento. Sin embargo, existía también en cada vivienda un espacio interior algo más reservado, que era, además, el lugar más protegido porque en él se conservaban los víveres de la familia y el pienso de los animales. Era una cavidad que servía de almacén y despensa (Mt 6,6). Es en ella donde el niño será colocado en el pesebre, envuelto en pañales”. 


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