24 DE DICIEMBRE. NOCHEBUENA
1 En aquellos días salió un
decreto del emperador Augusto, ordenando hacer un censo del mundo entero. 2
Este fue el primer censo que se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. 3
Y todos iban a inscribirse, cada cual a su ciudad.
4 También José, que era de la
casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret en: Galilea a la
ciudad de David, que se llama Belén, 5 para inscribirse con su
esposa María, que estaba encinta.
6 Y mientras estaban allí le
llegó el tiempo del parto 7 y dio a luz a su hijo primogénito, lo
envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en la
posada.
8 En aquella región había unos
pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño.
9 Y un ángel del Señor se les
presentó: la gloria del Señor los envolvió de claridad y se llenaron de gran
temor.
10El ángel les dijo: -No temáis,
os traigo la buena noticia, la gran alegría para todo el pueblo:
hoy, en la ciudad de David, 11
os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor. 12Y aquí tenéis
la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.
13 De pronto, en torno al ángel,
apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: 14
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que Dios ama.
COMENTARIO
1 En aquellos días salió un
decreto del emperador Augusto, ordenando hacer un censo del mundo entero. 2
Este fue el primer censo que se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. 3 Y
todos iban a inscribirse, cada cual a su ciudad.
Nacido
bajo el imperio romano, en un censo universal. Así Jesús aparece como Hijo del
mundo, son los datos temporales: hace referencia al mundo, habla del Cesar,
dueño del mundo; y habla de su nacimiento en Belén, para entroncarlo con la
descendencia del rey David.
El
interés de Lucas es un interés catequético, es situar a Jesús Mesías en línea
universal. De ahí la mención de un censo universal y la mención a todos, todo el mundo. El día del
nacimiento de Octaviano fue saludado por los historiadores de la época como el
“inicio de la buena noticia para el mundo”. La buena noticia consiste
ahora en la orden de llevar a cabo el censo de toda la tierra. Como dueño del
mundo, Octaviano decide que todos sus súbditos queden registrados, de modo que
nadie pueda librarse del pago de los impuestos. El salvador del mundo, en
realidad, no piensa más que en salvarse a sí mismo. La Biblia consideraba el
censo del pueblo como un sacrilegio inspirado por el diablo, que de ese modo
usurpaba el papel de Dios, el único señor de su pueblo (“Se alzó Satanás
contra Israel, e incitó a David a hacer el censo del pueblo” 1 Cr 21,1).
Un censo ordenado por el jefe de todo el mundo que
llevaba los títulos de “Salvador” y “señor”, estaba divinizado. (De hecho, fue él el primero que se hizo condecorar con el título de Augusto,
o sea, digno de veneración, un nombre que nunca antes había sido aplicado a un
ser humano. Augusto confería al emperador un aura religiosa, la de ser
el hijo de Dios y el salvador del mundo). Aunque
el “Salvador y Señor” es otro y estos mismos títulos los dará el ángel a los
pastores referiros a Jesús (cfr. v 11).
Este es el sentido de esta
mención, pues el nacimiento de Jesús a imagen del de Juan podría haber empezado
directamente en el v.6 haciendo una mención al
lugar del nacimiento.
Lucas relaciona el nacimiento
de Jesús con el primer emperador que trae una etapa de paz y que lleva los
nombres de "Salvador" y "Señor", está divinizado, para
decirnos que el verdadero artífice de la
paz y de la salvación es el niño que nace en Belén.
Lo de si Herodes muere en el año 4 a.C y Quirino
su censo son del año 6 d.C es lo de menos.
4
También José, que era de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de
Nazaret en: Galilea a la ciudad de David, que se llama Belén, 5 para inscribirse
con su esposa María, que estaba encinta.
A Lucas le importan los datos
teológicos para su catequesis: El Mesías es universal, es salvador y señor de
todos. Y debe nacer en Belén, entroncado con la familia de David, como
cumplimiento de las promesas, por eso se menciona que era de la casa y de la
familia de David.
A estos efectos y para tener un
motivo para llevar a este matrimonio joven desde el norte (Nazaret) al Sur
(Belén), le viene fenomenal el tema del censo. Censo que no fue universal: no hay
constancia de ningún censo universal en ninguna época, tampoco en la de Augusto.
Sí que hubo un censo en los años 6-7 d.C en la provincia de Siria para liquidar
y tasar el patrimonio de Arquelao, deportado a las Galias. Pero eso es en los
años 6-7, y Jesús según Mateo nace en época de Herodes que muere el 4 a.C. El
asunto del censo es un recurso literario de Lucas para relacionar a María y
José, residentes en Nazaret –aunque el probablemente fuera originario de Belén-
con el pueblo de Belén y todo porque Lucas sabe por tradición del nacimiento en
Belén y en tiempos de Herodes.
En la Biblia, por ciudad de David se entendía Jerusalén (1 Re 8,1; 2 Cr 21,20); sin
embargo, para Lucas, la ciudad de David
es Belén, porque si David ejerció en Jerusalén la realeza (2 Sam 5,7-9), en
Belén había sido pastor (1 Sam 16,11). Con esta preciosa indicación, el
evangelista está preparando la acogida por parte del lector de la singular
manifestación del hijo de Dios. Esta no acaecerá en el esplendor del poder de
la realeza, sino en el oscuro mundo de los pastores. Aquel que nacerá no tendrá
los rasgos propios del rey, sino los del pastor esperado (Ez 34,23)[1].
Sorprende que María, a pesar de estar encinta, sea definida prometida
esposa, como en el momento del anuncio del ángel (Lc 1,27). La situación
es embarazosa: José y María esperan un
hijo. No obstante se encuentren aún en la primera fase del matrimonio, la del esponsorio, cuando no estaba
permitida la convivencia. Todavía no han pasado -y jamás pasarán-, a la segunda
parte del matrimonio, la de la boda, a partir de la cual era legítima la
vida en común y generar hijos. La irregular situación de los dos esposos es
motivo de escándalo: a dos esposos prometidos no les estaba permitido
viajar juntos, y además, el cabeza de familia estaba autorizado a realizar el
registro por todos sus familiares, por lo que la presencia de las mujeres no
era necesaria.
El hecho de que Lucas presente a María
y a José como una pareja irregular creó cierta desazón en los primeros siglos
de la Iglesia, hasta el punto que en el siglo IV algunos copistas sustituyeron
el inconveniente término prometida esposa por otro menos controvertido, mujer
(Versión sirosinaítica). Pero el evangelista, al definir a María prometida
esposa, quiere evitar que Jesús, “Hijo del Altísimo” (Lc 1,32), sea
considerado hijo de José, el cual tenía solo que “aparecer” como padre (era,
según se creía, hijo de José Lc 3,23).
6 Y mientras estaban allí le
llegó el tiempo del parto
El viaje desde Nazaret hasta Belén
suponía alrededor de cuatro o cinco días de duro camino, lo cual estaba fuera
del alcance de una mujer en avanzado estado de gestación. Sólo en los primeros
meses del embarazo lo habría podido afrontar. Así pues, para el evangelista,
María y José se encuentran ya desde hace tiempo en Belén para el censo, y los
“días del alumbramiento” sobrevienen mientras estaban allí.
Mientras
estaba allí. Esta expresión no significa
que María iba rompiendo aguas al entrar en Belén. María calcula el tiempo,
probablemente 1 o 2 meses antes de nacer estaban allí "cuando se
cumplieron los días". Se trata de un suceso plenamente natural y humano. María
ha tenido un verdadero embarazo y Jesús un verdadero nacimiento. Ningún milagro
ahorra a María los dolores, ni la angustia ante lo desconocido de la primeriza,
ni las horas que dura, ni la ruptura de aguas, ni la sangre, ni la placenta.
Aquí no se nos dice que hubo excepciones milagreras... La mariología ha
reprimido el realismo de la encarnación tanto en el dogma como en el arte.
Lucas nos narra el nacimiento
de Jesús en el anonimato más absoluto, ha cuidado de no poner nombres propios,
en un pesebre, de una casa que no era la suya, pero sí de su familia.
Solo aparece María, José no
interviene ni en la concepción ni aparece en el nacimiento (históricamente sí
que estaría pero el texto teológico/catequético no lo pone).
Hay cierto contraste con el
nacimiento de Juan. Cuando Juan nace se enteran sus vecinos, sus parientes y
toda la montaña de Judea; sin embargo, cuando Jesús nace, solo se entera su
madre, nadie se entera.
María sigue apareciendo como
prometida, no parece nunca como esposa de José (v.5 mal traducido). Hay una intención teológica/catequética de
Lucas de remarcar que su padre no es su padre. El viaje de una desposada
embarazada con su novio es históricamente increíble.
7
y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre,
porque no tenían sitio en la posada.
Podría haber puesto hijo único. ¿Quiere decir esto que
después María tuvo otros hijos? Estas preguntas son propias de alguien que no
entiende lo que está leyendo porque no lo lee en clave correcta. Se trata de un
texto catequético/teológico, por eso, aunque Jesús es “el hijo único que
físicamente tiene María”, el evangelista pone primogénito, porque catequética y teológicamente hablando todos
somos hijos de María, y todos somos hijos de Dios, pero Jesús (el hermano
primogénito) está en relación especial con Dios y con María.
Todos los detalles que siguen
como pañales, pesebres… además de reales e históricos tienen un carácter
simbólico pues están cargados de alusiones al Antiguo Testamento. Veamos
algunos.
·
El
término pesebre designa al comedero
de los animales que suele estar al fondo de la cueva excavada en la misma
piedra y que está repetido 3 veces de manera constante: v7.12.16 ¿Esto es
histórico? Claro que sí, es el lugar donde se daba a luz porque es la parte más
profunda y calentita de la casa, al tiempo que se libra al resto de la casa de
la impureza de la sangre que hay en todo parto. Y al mismo tiempo, evoca el
texto de Is 1,3, Conoce el buey a su señor y el asno el pesebre de
su amo. Israel, en cambio, no conoce; mi pueblo no comprende, que
ha traído a nuestros belenes las figuras
de la mula y el buey.
El niño en el pesebre es el
símbolo del sustento que Dios nos manda a nosotros, su pueblo, para que hagamos
el tránsito por el éxodo de esta vida. Es el nuevo maná que nace en BET-LEN, la casa del pan, y que nos dice Yo soy el pan vivo, el que come de este pan
vivirá eternamente.
Además hay que añadir que pesebre tallado en roca, al fondo de una
cueva, nos lleva al recuerdo que en su definitivo nacimiento (resurrección) va
a tener lugar en otro banco excavado en la roca al fondo de una cueva. Aquí, el
pesebre excavado en una roca, es signo del nacido; allí el banco de piedra del
sepulcro, es signo del re-nacido;
·
Los pañales.
Algunas interpretaciones identifican este término al principio, en el
nacimiento de Jesús, con la sábana del sepulcro. Es curioso notar, al menos, el
paralelismo entre estos dos textos de Lucas:
El
nacimiento de Jesús,
María:
|
|
La
muerte de Jesús ,
José
de Arimatea
|
Dio a luz a su hijo primogénito,
|
|
Lo bajaron
de la cruz,
|
lo envolvió en pañales
|
|
lo
envolvieron en un lienzo/sábana
|
y lo acostó en un pesebre
|
|
y lo
acostaron en un sepulcro
|
Y
no hay quien falta y vea actualmente en estos pañales los manteles de la mesa
del altar.
·
El
término “katalima” que, generalmente, se traduce por posada, no es correcto. Quiere decir sala de una casa, alojamiento.
Dios cuando viene al mundo no viene como un forastero a un albergue. Dios
cuando viene al mundo viene a su casa, a darse como alimento en un cenáculo,
“katalima”. El profeta
Jeremías (Jr 14, 8) compara al Señor con un viajero que es hospedado por una
noche, pero nadie parece advertir su presencia. Exactamente igual hará Israel,
que no se percatará del nacimiento del Hijo de Dios: Vino a su casa y los
suyos no lo recibieron (Jn 1,11). El Esperado de los tiempos, después de
todo, no era tan deseado[2].
8 En aquella región había unos
pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño.
Del nacimiento de Jesús solo
tenemos un versículo (v. 7). Este nacimiento viene interrumpido por el anuncio
a los pastores. El nacimiento importa poco porque es normal. Importa mucho más
describir los beneficios que el nacimiento de ese niño trae.
Los primeros en ser avisados
son los más marginados de la sociedad: los
pastores. Nosotros hemos llenado a los pastores de bucolismo con sus
corderos al hombro a visitar el portal. Sin embargo, el sentido de los pastores
es mucho más rico: los primeros judíos que descubren al Mesías son los más
excluidos (en la línea del Magníficat); como en Mateo los primeros paganos que
descubren al Mesías son los más excluidos, los magos, doblemente impuros por
ser paganos y por practicar magia.
Dios ha venido al mundo y viene
a lo más profundo, lo más bajo, lo más excluido: entre judíos, los pastores
(Lucas); entre paganos, los magos (Mateo).
En la época de Jesús, los
pastores no tenían derechos civiles. Eran tratados peor que las bestias: en
sábado se podía sacar a un animal que ha caído en un pozo, a un pastor no. Eran
ignorantes de la ley, estaban imposibilitados para practicarla, no podían ir al
templo. Vivían en impureza total y sin posibilidad de redención. Eran
considerados pecadores empedernidos, excluidos de la salvación y será a los
primeros que el Mesías fulminara con su rayo.
Y ahora, es a los primeros que
Dios cuando nace, inunda con su luz y les da gratis “un concierto angelical”. A
los que la religión ponía fuera con “llanto y rechinar de dientes” ahora
reciben un concierto. Ni una palabra de condena (sois impuros, no vais al
templo…) sino el anuncio de una gran alegría Ha nacido el salvador del
marginado y ha nacido marginado y sólo los marginados están mejor capacitados
para descubrirlo en la marginación y en los signos pobres: pajas, pesebre,
pañales…
Si Dios hubiera venido al
Templo, al sacerdocio o al rey y sus nobles, los pastores nunca hubieran tenido
acceso a él. Los que creen vivir en la luz, están en las tinieblas y los que
otros han arrojado a las tinieblas están inundados de luz. La luz que necesitan para creer que el que va a destronar
a los poderosos es un pobre niño sin nombre todavía, en casa ajena y sin que
nadie le conozca.
A ese bajo concepto de los
pastores como gente despreciable, impura y, en consecuencia los primeros que el
Mesías cuando viniese los iba a fulminar con su rayo, se ha llegado por normas
y leyes humanas que establecen arbitrariamente como es Dios y lo que a Dios le
gusta y le disgusta. En la medida que
encasillas a Dios con tus normas humanas, probablemente te estás alejando de
él.
En su origen Israel era un
pueblo de pastores. David, al que invocan, fue pastor y como pastor salvó al
pueblo, ayudado por Dios, del gigante filisteo.
Han ido olvidando la sencillez
de los orígenes, se han alejado de ellos en la medida que se han
apoltronado y sedentarizado. Han acabado
declarando maldito sus orígenes, sus raíces, su sencillez. Y cuando Dios interviene
es para volverlos a los orígenes después de tanta legislación errada que ha
llevado a declarar malditos y exterminable por el Mesías, nada menos que tus
raíces, tú ser.
Dios vuelve a los orígenes –a
los pastores- al David no guerrero, sino pastor con su onda y muchacho joven.
9
Y un ángel del Señor se les presentó: la gloria del Señor los envolvió de
claridad y se llenaron de gran temor.
Por tercera vez se aparece el ángel (3=definitiva revelación, total
revelación):
-
1º:
Lc 1, 11: a Zacarías en la sala de la Institución judía, el templo, en
Jerusalén;
-
2ª:
Lc 1, 28: A María, en Nazaret, en Galilea;
-
3ª
Lc 2,9: a los pastores, cerca de Belén.
La estructura del anuncio a los
pastores es: anuncio (v. 8-12); un himno celeste (v. 13-14); comprobación de lo
anunciado (v.15-20)
El ángel que se aparece en
mitad de la noche nos recuerda al ángel liberador del éxodo. Sólo que aquel
liberaba matando al enemigo y éste llena de luz. El contexto nos recuerda a la
noche de la pascua, la noche de la salvación, por eso también en la noche de la
resurrección (es el nuevo nacimiento en el que también aparecen ángeles Lc
24,4).
Nacimiento y resurrección
“nuevo y definitivo nacimiento” significan lo mismo y ambos están relacionados
con la Pascua de Egipto, sólo que la liberación no es matar a nadie sino
iluminar a todos (lo mismo ocurre con el tema de la paz: el Nacimiento de Jesús
es la paz para todos, 2,14; Este será el saludo del Resucitado, “paz a
vosotros” 24,36).
Por eso, la gloria y la luz envuelve a los pastores y no al niño, ni a María
ni a la casa. Quien admite la luz va a ser capaz de ver y oír los cantos del
cielo en su vida y escuchar el mensaje. Quien escucha la voz porque ha admitido
la luz, es capaz de ver en lo sencillo (una casa, un niño, una madre, todo sin
destellos sobrenaturales) la fuerza salvadora de Dios y la mano de Dios. Sólo
Dios, el ángel del Señor, y su
mensaje son la luz salvadora, del ser humano depende aceptarlo o no.
10 El ángel les dijo: -No
temáis, os traigo la buena noticia, la gran alegría para todo el pueblo:
Al principio del Evangelio de
Lucas está un ángel con una buena noticia:
ha nacido. Al final del evangelio,
hay dos ángeles (ley-profetas=Sagrada Escritura) con una buena noticia, “Cristo
ha renacido, ha resucitado, 24,6).
hoy, en la ciudad de David, 11
os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor.
Hoy,
es intemporal porque en Dios no hay tiempo, todo es presente y vuelve a
recalcar que es Señor –Salvador en la línea de la universalidad (no Augusto). Y
que es en la ciudad de David, y Mesías, en la línea mesiánica del
judaísmo.
12 Y aquí tenéis la señal:
encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.
La
señal no tiene nada de
extraordinario: que un recién nacido esté envuelto
en pañales y recostado en lo más
profundo y calentito de la casa, eso es lo que todo el mundo hacía.
13 De pronto, en torno al
ángel, apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios,
diciendo:
En el centro del anuncio a los
pastores hay un himno.
Cuando Dios baja, viene con él
su sequito, su palabra. Cuando esto sucede, cuando Dios viene y viene siempre y
es acogido se une el cielo y la tierra, Dios y el hombre, y la gloria celeste
trae la paz terrestre.
La alegría en la esfera de
Dios, ejercito celestial, es inmensa,
coros que cantan la salvación, pero en la noche del mundo sólo han encontrado a
los más marginados que velaban. Sólo el que vela, ve y oye, la gloria lo
envuelve y sus tinieblas quedan disipadas.
14
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que Dios ama.
¿Sólo con estos se complace
Dios? ¿Sólo para estos hay luz y paz? No, la paz del Señor no está determinada
a los hombres de buena voluntad sino a los hombres de su benevolencia a los
que tiene una voluntad de salvarlos, es decir, a todos. La voluntad salvadora
de Dios es universal por parte de Dios. Es el hombre el que elige.
No se nos narra la triste
situación en que nace Dios, que no fue triste, pues en situación de Jesús e
infinitamente peor, nacen muchos niños. En la situación de los pastores e
infinitamente peor, hay mucha gente.
El mundo y la historia sólo se
preocupan del poderoso y de narrar sus gestas. Por fortuna, Dios, el Dios que
ha nacido, piensa y actúa de forma diferente. El texto nos narra la normalidad de Dios, y es en esa normalidad donde hemos
de descubrir su luz y su palabra. Y no importa lo que eres o como te
consideren, sino si estás en vela (atento) o no.
Los poderosos no se enteraron
porque sus potentes antenas parabólicas y su red universal no captan lo
humilde. Sus antenas sólo captan la grandeza, la prepotencia, la ostentación de
joyas, mansiones, edificios llenos de dinero para intentar tapar su vergüenza.
El coro de los ejércitos
celestiales debe ser muy grande pero de
verlo, sólo lo ven los pastores, las sofisticadas antenas y redes del poder ni
se enteran.
[1] Maggi. A., Un salvador de mas, en studiibiblici.it
[2] Comenta A. Maggi, “Las
viviendas de Palestina se componían, habitualmente, de una única habitación. En
ella, se cocinaba y se comía durante el día; por la noche, toda la familia
–desde los abuelos hasta los nietos- se acostaba en su interior, yaciendo sobre
unas esteras colocadas por tierra (Lc 11,7). Este entorno promiscuo era el
menos adecuado para el nacimiento de un crío, sobre todo si tenemos en cuenta
que, para la religión judía, el parto hacía impura a la mujer (“Cuando una
mujer conciba y tenga un hijo varón, quedará impura durante siete días”, Lv
12,1). La mujer que da a luz es impura e infecta todo cuanto toca y a todas las
personas que se le acercan. Es por esto que para María y para el hijo no hay
sitio en el alojamiento. Sin embargo, existía también en cada vivienda un
espacio interior algo más reservado, que era, además, el lugar más protegido
porque en él se conservaban los víveres de la familia y el pienso de los
animales. Era una cavidad que servía de almacén y despensa (Mt 6,6). Es en ella
donde el niño será colocado en el pesebre, envuelto en pañales”.
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