SÁBADO
10 DE FEBRERO
Marcos 8,1-10
8 1Por aquellos días, como de nuevo se
había reunido mucha gente y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y
les dijo: 2Siento compasión de la gente, porque llevan ya tres días
conmigo y no tienen qué comer, 3y si los despido a sus casas en
ayunas, van a desfallecer por el camino. Además, algunos han venido desde
lejos. 4Le replicaron sus discípulos: ¿Y de dónde se puede sacar
pan, aquí, en despoblado, para saciar a tantos? 5Él les preguntó:
¿Cuántos panes tenéis? Ellos contestaron: Siete. 6Mandó que la gente
se sentara en el suelo y tomando los siete panes, dijo la acción de gracias,
los partió y los fue dando a sus discípulos para que los sirvieran. Ellos los
sirvieron a la gente. 7Tenían también unos cuantos peces; y Jesús
pronunció sobre ellos la bendición, y mandó que los sirvieran también. 8La
gente comió hasta quedar saciada y de los trozos que sobraron llenaron siete
canastas; 9eran unos cuatro mil y los despidió; 10y
enseguida montó en la barca con sus discípulos y se fue a la región de Dalmanuta.
COMENTARIO[1]
8 1Por aquellos días, como de nuevo se
había reunido mucha gente y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y
les dijo: 2Siento compasión de la gente, porque llevan ya tres días
conmigo y no tienen qué comer, 3y si los despido a sus casas en
ayunas, van a desfallecer por el camino. Además, algunos han venido desde
lejos.
Por
aquellos días señala en Marcos el tiempo del
cumplimiento de las profecías (Mc 1,9). Sugiere que se trata de un tiempo
posterior al de la vida histórica de Jesús. La escena se sitúa en la orilla
oriental del lago, en territorio pagano.
Jesús toma la iniciativa, pero, al
contrario que en el reparto de los panes a Israel, aquí no enseña. Enseñar significa exponer el mensaje
tomando pie del AT, tradición religiosa ajena a los pueblos paganos.
La multitud necesita alimento. Marcos
juega con el doble sentido del alimento: comida y mensaje. Como en el caso de
los judíos (Mc 6,34-46), el reparto de los panes va a ser la expresión visible
del mensaje.
Jesús llama a los discípulos: les
informa del sentimiento que despierta en él la multitud, siento compasión. Es la
misma reacción de ternura y amor que tuvo al ver la multitud judía (6,34), y
del problema que pide solución, no tienen qué comer. Esta multitud ha dado ya su adhesión a
Jesús, llevan ya tres días conmigo, (Os 6,2) y, como lo indica la expresión de lejos, procede de pueblos paganos (Is 5,25; Jr
4,6.20; 31/38,10). Ahora que van a vivir por su cuenta, necesitan el
alimento-mensaje.
4Le replicaron sus discípulos: ¿Y de dónde se puede
sacar pan, aquí, en despoblado, para saciar a tantos? 5Él les
preguntó: ¿Cuántos panes tenéis? Ellos contestaron: Siete.
Jesús esperaba alguna iniciativa de los
discípulos, pero éstos opinan que el problema de los paganos es imposible de
resolver, incluso para Jesús, ¿de dónde se puede sacar...?). No puede haber éxodo ni sociedad nueva
para los paganos en cuanto tales. Lo que ocurrió con los judíos (Mc 6), es
imposible con éstos. Los discípulos no tienen conciencia de lo que Jesús puede
hacer ni creen en el amor universal de Dios.
Jesús pregunta: ¿Cuántos panes tenéis?, no dice tenemos. Sabe que tienen panes, que
los han traído pero no los quieren compartir.
La respuesta es siete. Número que indica la plenitud, la totalidad de la entrega.
Con Jesús significa el alimento total, pleno y gratis: la entrega.
Hay que recordar que están en despoblado, en desierto, haciendo
referencia todo el relato al éxodo de los pueblos no judíos, a los paganos. En
el primer éxodo, Dios alimentó a su pueblo en el desierto. Como se esperaba que
el Mesías viniera a realizar el éxodo definitivo, Jesús se da a conocer como el
Mesías esperado.
6Mandó que la gente se sentara en el suelo y tomando
los siete panes, dijo la acción de gracias, los partió y los fue dando a sus
discípulos para que los sirvieran. Ellos los sirvieron a la gente.
Jesús no responde a la objeción de los
discípulos, se dirige directamente a la multitud; si el nuevo Israel se resiste
a su vocación universal, Jesús actuará por su cuenta.
-
Sentarse
en el suelo/en la tierra para comer era la postura de los hombres
libres (Mc 6,39s). Se expresa así la base de la alternativa de Jesús: la
plenitud de vida (alimento) en libertad. La tierra (no en 6,39), que alude a la tierra
prometida, se menciona aquí porque la nueva tierra prometida, el Reino de Dios,
no es ya el territorio de Israel, sino el mundo en su totalidad. Se anuncia la
libertad para todos los hombres y pueblos.
-
Insistimos
en el número. Jesús
coge todo el alimento que tienen sus discípulos, no reserva nada. El número siete indica totalidad (Mc 6,38: cinco más dos)
y está en relación con la totalidad de la humanidad (setenta naciones según la
creencia judía del tiempo). Los discípulos que poseen los siete panes tienen ya
el mensaje completo y están capacitados para la labor con todos los hombres y
pueblos; si no lo hacen es porque no quieren.
-
Jesús dice la
acción de gracias (6,41: una bendición); con los peces usará bendecir; aparecen así los dos términos usados en la
Cena (Mc 14,24ss).
El pan es símbolo de vida. Se parte para
compartirlo. Su reparto es expresión de amor. La misión de la comunidad es un
servicio de solidaridad y amor para comunicar vida a toda la humanidad. El
nuevo Israel pierde la propiedad de su pan para hacer partícipes de él a los
paganos.
Marcos insiste en el servicio de los
discípulos, que menciona tres veces (vv. 6.7). Jesús les enseña a servir, a
ofrecer a los paganos la vida que ellos reciben de Jesús. Ellos hacen lo que
Jesús les dice, pero pronto se verá que no lo interiorizan.
7Tenían también unos cuantos peces; y Jesús pronunció
sobre ellos la bendición, y mandó que los sirvieran también. 8La
gente comió hasta quedar saciada y de los trozos que sobraron llenaron siete
canastas;
Se añaden los peces, aun fuera del número
siete, para indicar la igualdad de los éxodos judío y pagano. La multitud, que
no tenía qué comer, ahora tiene alimento sin límite. Jesús colma todas sus
aspiraciones, los lleva hasta la plenitud de vida, hasta quedar saciada. Muestra a los discípulos que existe un éxodo (una alternativa) para
los paganos igual al de Israel.
La misma gente recoge los trozos que han sobrado, pero no los retiene para
sí: es una manera de expresar que su compromiso es seguir compartiendo.
Las siete canastas, como los siete panes, miran a los setenta pueblos de la tierra, que
entonces se pensaba que existían. Es decir, compartiendo se puede dar vida a la
humanidad y saciar todas sus aspiraciones.
9eran unos
cuatro mil y los despidió;
Cuatro mil es múltiplo de cuatro, número que indica
universalidad ilimitada (los cuatro puntos cardinales). No se usa la figura de hombres adultos como en Mc 6,44, que
remitía a las comunidades proféticas del AT, pero se los designa en plural,
porque ya están personalizados. Tienen ya el Espíritu, porque llevan tres días con Jesús.
Jesús los despide sin alejar antes a los
discípulos. No hay peligro de que estos manifiesten en esta ocasión sus deseos
de restauración de Israel. Los individuos de la multitud, con el mensaje que
han recibido, pueden valerse por sí mismos. No tienen que integrarse en el
pueblo judío (la casa de Israel),
irán a sus casas (Mc 2,11; 5,19),
para poner allí en práctica la alternativa de Jesús.
Después de manifestar su proyecto
mesiánico con judíos y paganos, Jesús vuelve a territorio judío para ofrecer a
Israel este proyecto, que extiende la salvación a todos los pueblos. Encuentra
un rotundo rechazo.
10y enseguida montó en la barca con sus discípulos y se
fue a la región de Dalmanuta.
Esta travesía está en paralelo con la de
Mc 6,47-53. No hay acuerdo sobre la identificación de Dalmanuta, aunque se trata ciertamente de un lugar judío. Israel
está representado por los
fariseos. Solamente
ellos aparecen en la escena: no hay pueblo ni espectadores; esto prueba su
carácter representativo.
No se especifica desde donde
salen. Marcos señala así que lo que resalta en territorio judío es la
ideología y la doctrina fariseas. La presencia de Jesús, portador del mensaje
de la igualdad entre los pueblos, provoca inmediatamente la de sus adversarios,
quienes, sin tardar, se enfrentan con él; su actitud es agresiva: rechazan sin
más la actitud y la actividad de Jesús. Representan la oposición frontal del
mundo judío a su programa universalista.
[1]
El lector podrá comprobar
que continuamente estamos haciendo referencia al relato del primer compartir
los panes, que se encuentra en Marcos 6,35-44. Este primer compartir tiene como
destinatarios los judíos. El segundo, el que ahora leemos, está dirigido a los
paganos.
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