miércoles, 25 de diciembre de 2019


BELÉN 2019.
Voy a hacer un Belén. Y voy a poner en él a todas las personas que pueda. Me gustaría que estuvieran representadas todas las personas del mundo. Todas. Que nadie se quede  fuera. 

Extiendo las luces. Representan a todas aquellas personas que son capaces de ver la realidad de otra manera, aceptan las cosas como son, han dejado de exigirse y necesitar.

Pongo las casas viejas. Representan a aquellas personas que de lo viejo, de lo antiguo, de lo que está en ruinas, hacen nuevas todas las cosas.

Pongo el riachuelo, el lago, el manantial. Simbolizan a todas aquellas personas que no se cansan de perdonar. Viven perdonadas y perdonando.

El castillo de Herodes. Es el más lejano de la cueva de Belén, pero también forma parte de mi Belén. Está Herodes. Representa a todos los que tiene poder (sea del tipo que sea: político, económico, cultural, mediático, social, eclesial…). A todos los que se aprovechan de su cargo para bien propio… En las cárceles de este castillo están los corruptos, los pederastas, los asesinos... Están  lejos pero están en mi Belén.

Pongo a los soldados como símbolo de aquellos que utilizan la fuerza para vivir. Abusan, utilizan, manipulan… Parecen que son los otros, pero también en mi descubro estas actitudes.

En la esquina del castillo, pongo a las prostitutas. Antes que nada son mujeres. Son personas. De ellas dijo aquel niño cuando fue mayor que llevan la delantera a las personas muy religiosas para entrar en su Reino.

Pongo a los panaderos. Representan a aquellas personas que se hacen pan para ser alimento para los demás.  

Pongo unas lavanderas. Para que no se cansen de lavar todos esos trapos sucios que escondemos, que no nos gustan de nosotros mismos y de los demás. Que continúen restregando nuestras suciedades en la losa de la bondad.

Pongo un herrero. Simboliza a todas las personas que se machacan o machacan. Y también simboliza a esas cosas que solo se pueden manejar desde el fuego del amor.

Pongo unos niños jugando. Distraídos, alegres, como si el juego fuera lo más importante en sus vidas, pues la vida es un juego maravilloso. ¡Qué bello es vivir!

Una mujer que transporta agua. Como símbolo de todas las mujeres que hacen de su vida un manantial que colma y calma la resaca del odio, la división, la venganza.

Pongo unos abuelos de largas barbas en una plaza. Símbolo de la sabiduría, de la acogida, de aquellos que no tienen que demostrar lo que saben, sino que transmiten lo esencial de la vida sin necesidad de imponerse.

Coloco un paralitico en una camilla. Símbolo de todos aquellos que viven paralizados por sus miedos, su irracionalidad, su falta de confianza. Viven en la continua sospecha.

Pongo a los ángeles que anuncian la buena noticia del nacimiento de Jesús. Como símbolo de todas aquellas personas que han encarnado en sus vidas la buena noticia del evangelio, han hecho de su vida un puro evangelio.

Coloco a los pastores muy cerca de mi Belén. Con sus ovejas y todo. Ellos representan a todo lo que hay marginal en mi vida, y marginal en mi familia, en mi pueblo, en este país en el mundo entero.

Pongo la estrella. Simboliza a todas esas personas que son luz para los demás. Cuando te acercas a ellas descubres que la vida merece la pena de ser vivida y entregada.

Pongo a los reyes mayos. Pero no son tres son muchos más. Son todos aquellos que buscan, que se ponen en camino. Son los que tiene capacidad para mirar el cielo y descubrir la estrella que les guía hasta el pesebre. A los que no tienen la verdad en posesión sino que la comparten haciendo un mundo más justo.

Coloco a la mula. Representa a todos los animales. En este Belén cabe toda la creación: las aguas, los cielos, las plantas, los animales, pues todas las criaturas son reflejo del Creador.  

Y al buey. Es símbolo de la sencillez y la humildad radical. Solo los que pasan por la vida de pobres y tontos disfrutan de ella pues no tienen convencer, sino solo hacer la vida más agradable.

Pongo a José. Representa a todas las personas que acogen el Misterio en su vida y lo cuidan, lo protegen.

Pongo a María. Es símbolo de los creyentes, de los hombres y mujeres de fe, de los que acogen la Palabra en su vida y crean vida en sus ambientes.

Pongo a Jesús. Es el centro del Belén. De él sale toda la luz que ilumina mi Belén. “Yo soy la luz del mundo”. Representa a todos los “alejandros” de mi vida, a todos los niños que viven en la debilidad, en la fragilidad, en el abandono, en el desprecio… De ellos es el reino de Dios.

1 comentario:

  1. Muchas gracias por esta reflexión tan profunda y bonita.
    Feliz Navidad.

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