martes, 31 de marzo de 2020

SALMO DEL 1 DE ABRIL DE 2020
¿Qué imagen tengo de Dios?
¿Es la imagen de un Dios que siempre escucha? Y yo, nosotros, ¿escuchamos a Dios?

Le dijo Dios a Moisés:
"Bien vista tengo la aflicción de mi pueblo en Egipto, y he escuchado su clamor en presencia de sus opresores; pues ya conozco sus sufrimientos. He bajado para librarle de la mano de los egipcios y para subirle de esta tierra a una tierra buena y espaciosa; a una tierra que mana leche y miel… (Ex 3)

SALMO 101,2-3.16-18.19-21
Señor escucha mi oraciónSeñor, escucha mi oración,
que mi grito llegue hasta ti;
no me escondas tu rostro

el día de la desgracia.
Inclina tu oído hacia mí;
cuando te invoco, escúchame enseguida
.

Señor, escucha nuestra oración en estos tiempos de virus,
de desolación, de miedo, de muerte, .
Escucha, Padre de bondad, nuestros de gritos de auxilio,
de impotencia, de incertidumbre, de urgencia.
Escucha nuestras plegarias, nuestros silencios,
acoge nuestros miedos y ansiedades…
Que toda esta debilidad nos ponga en camino hacia ti.   

Los gentiles temerán tu nombre,
los reyes del mundo, tu gloria.
Cuando el Señor reconstruya Sión
y aparezca en su gloria,
y se vuelva a las súplicas de los indefensos,
y no desprecie sus peticiones
.

Señor llena nuestro corazón de esperanza.
Que podamos hablar en presente y en futuro.
Vuélvete hacia nosotros, Señor.
Reconstruye, renueva, nuestras ilusiones, nuestros proyectos,
nuestras ganas de seguir viviendo.


Quede esto escrito para la generación futura,
y el pueblo que será creado alabará al Señor.
Que el Señor ha mirado desde su excelso santuario,
desde el cielo se ha fijado en la tierra,
para escuchar los gemidos de los cautivos
y librar a los condenados a muerte
.

Que las generaciones futuras aprendan a convivir juntos,
a solucionar juntos los problemas,
aprendan a sufrir juntos y reír juntos,
que desaparezcan estas desigualdades fruto de la injusticia.
Que los humanos aprendamos a convivir, a respetarnos y ayudarnos,  
comenzando por los más débiles.
Que aprendamos la dura lección de que todos somos la gran familia de la humanidad,
la gran familia de hijos e hijas,
tus hijos, Señor, tus hijos.  Amén. 

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