SEMANA V
MARTES, 9 DE FEBRERO
Marcos 7,1-13
7 1Se
reunieron junto a él los fariseos y algunos escribas venidos de Jerusalén; 2y
vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse
las manos. 3(Pues los fariseos, como los demás judíos, no comen sin
lavarse antes las manos, restregando bien, aferrándose a la tradición de sus
mayores, 4y al volver de la plaza no comen sin lavarse antes, y se
aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas).
5Y los fariseos y los escribas le preguntaron:
¿Por qué no
caminan tus discípulos según las tradiciones de los mayores y comen el pan con
manos impuras? 6Él les contestó: Bien profetizó Isaías de vosotros,
hipócritas, como está escrito: "Este pueblo me honra con los labios, pero
su corazón está lejos de mí. 7El culto que me dan está vacío, porque
la doctrina que enseñan son preceptos humanos. 8Dejáis a un lado el
mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres". 9Y
añadió: Anuláis el mandamiento de Dios por mantener vuestra tradición. 10Moisés
dijo: "Honra a tu padre y a tu madre" y "el que maldiga a su
padre o a su madre es reo de muerte". 11Pero vosotros decís:
"Si uno le dice al padre o a la madre: Los bienes con que podría ayudarte
son corbán, es decir, ofrenda sagrada", 12ya no le permitís
hacer nada por su padre o por su madre; 13invalidando la palabra de
Dios con esa tradición que os trasmitís; y hacéis otras muchas cosas
semejantes.
COMENTARIO
7 1Se
reunieron junto a él los fariseos y algunos escribas venidos de Jerusalén;
Los fariseos han visto que Jesús ha partido y
repartido el pan pero no ha hecho ningún rito purificatorio… Se reúnen con
Jesús. El verbo reunir nos habla del
ambiente de la sinagoga. Los personajes son los fariseos, los observantes de la
ley, y algunos escribas, los maestros reconocidos, los letrados.
El
lugar no está determinado. Es en cualquier sitio. En todos los sitios donde
existe esa mentalidad.
2y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras,
es decir, sin lavarse las manos. 3(Pues los fariseos, como los demás
judíos, no comen sin lavarse antes las manos, restregando bien, aferrándose a
la tradición de sus mayores, 4y al volver de la plaza no comen sin
lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras
y ollas).
Le
echan en cara Jesús que algunos de
los suyos, de los que han entendido el mensaje, comen el pan sin seguir los
ritos y las tradiciones. Luego, han roto con el judaísmo que discrimina. Se
comportan como si no considerasen fuente de impureza el trato con los judíos no
observantes.
Los
vv. 3 y 4 explican las tradiciones que llevan a separar a los judíos del resto
de los seres humanos, considerando puro
al que practica, e impuro todo lo
exterior al que practica.
El
lavado de las manos hasta las muñecas era y es un doble vertido de agua:
· La primera agua se
hace con recipiente, nunca con el cuenco de la mano. Primero una mano, y luego
la otra, teniendo cuidado de que la mano ya pura no vuelva a ser impura por la
otra. Para que el lavado tenga pureza ritual, el agua debía ser pura, no se
podía tener nada en la mano que impidiese que el agua llegase a ese lugar para
purificarlo.
· La primera agua quita
la impureza de la mano. Pero al quitarla, el agua se queda impura, por eso la
segunda agua no purifica la mano, que ya está pura, sino los restos del agua
que ha quedado en la mano, pero solo hasta la muñeca, no más arriba. Si pasa de
la muñeca, al volver, puede revertir sobre la mano ya pura haciéndola impura de
nuevo. Por esto, ponen mucho cuidado en poner las manos para arriba y secarlas
en esa posición. En el segundo vertido lo hacen con los dedos para arriba y la
muñeca para abajo.
5Y los fariseos y los escribas le preguntaron: ¿Por qué no
caminan tus discípulos según las tradiciones de los mayores y comen el pan con
manos impuras? 6Él les contestó: Bien profetizó Isaías de vosotros,
hipócritas, como está escrito: "Este pueblo me honra con los labios, pero su
corazón está lejos de mí. 7El culto que me dan está vacío, porque la
doctrina que enseñan son preceptos humanos.
Jesús
arremete duramente contra ellos. Mucho hablar de fidelidad a Dios, y, por
dentro, desprecian a los que no son como ellos, desprecian lo esencial. Lo que
ellos proponen para honrar a Dios no es lo que Dios quiere.
8Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a
la tradición de los hombres". 9Y añadió: Anuláis el mandamiento
de Dios por mantener vuestra tradición. 10Moisés dijo: "Honra a
tu padre y a tu madre" y "el que maldiga a su padre o a su madre es
reo de muerte". 11Pero vosotros decís: "Si uno le dice al
padre o a la madre: Los bienes con que podría ayudarte son corbán, es decir,
ofrenda sagrada", 12ya no le permitís hacer nada por su padre o
por su madre; 13invalidando la palabra de Dios con esa tradición que
os trasmitís; y hacéis otras muchas cosas semejantes.
Jesús da un paso más en la crítica. Los
fariseos no solo se desentienden del mandamiento para aferrar a sus tradiciones
humanas, sino que imponen estas tradiciones, aun en contra del mandamiento.
Jesús les pone como ejemplo el mandamiento de honrar a los padres, cuya
transgresión implicaba pena de muerte. Lo más importante es la ofrenda a Dios, corbán, ofrenda que Dios no ha pedido ni
la necesita, y además la ofrenda va contra el mandamiento. Dan a Dios, que nada
necesita, lo que por derecho corresponde a los padres. Lo arbitrario se
convierte en más importante que lo esencial. Lo que no les vale es Dios ni su
palabra, sino las palabras que ellos inventan y las continúan por tradición.
Todas las religiones tienden a poner algunas
tradiciones por encima de Dios y de la palabra de Dios. El valor de una
tradición no está en los muchos años que se viene celebrando, sino en su
conformidad o no con Dios y su Palabra.
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