SEMANA V
MIÉRCOLES, 10 FEBRERO
Marcos 7,14-23
14Llamó Jesús de nuevo a la gente y les dijo: Escuchad y
entended todos: 15nada que entre de fuera puede hacer al hombre
impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre.
17Cuando dejó a la gente y entró en casa, le pidieron sus
discípulos que les explicara la parábola.
18Él les dijo: ¿También vosotros seguís sin entender? ¿No comprendéis? Nada que entre de fuera puede hacer impuro al hombre, 19porque no entra en el corazón sino en el vientre y se echa en la letrina. (Con esto declaraba puros todos los alimentos).
20Y siguió: Lo que sale de
dentro del hombre, eso sí hace impuro al hombre. 21Porque de dentro,
del corazón del hombre, salen los pensamientos perversos, las fornicaciones,
robos, homicidios, 22adulterios, codicias, malicias, fraudes,
desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. 23Todas esas
maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro.
COMENTARIO
Jesús
establece un principio general entre lo que contamina y lo que no. Los
discípulos, en línea farisea, no entienden. Jesús se lo vuelve a explicar.
14Llamó Jesús de nuevo a la gente y les dijo: Escuchad y
entended todos: 15nada que entre de fuera puede hacer al hombre
impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre.
Lo
que Jesús va a decir es válido para todos.
Es para la humanidad entera. No hay fuera de la persona humana cosa puras e
impuras. Nada de lo de fuera es impuro. Nada de lo de fuera que entra en el
hombre, alimentos, ideas, imágenes… le hace impuro. Sino lo que sale de él en
forma de deseos, palabras u obras.
El
mundo creado por Dios no es enemigo ni representa ningún peligro para la relación con Dios.
Por
principio, nada es profano ni impuro. Nada está alejado ni aleja de Dios. No
hay distinciones. El designio de Dios es dar vida y comunicar vida a todo ser
humano sin distinción.
Es
el ser humano el que crea lo profano, lo sucio, lo impuro desde el interior
17Cuando dejó a la gente y entró en casa, le pidieron sus
discípulos que les explicara la parábola.
18Él les dijo: ¿También vosotros seguís sin entender? ¿No
comprendéis? Nada que entre de fuera puede hacer impuro al hombre, 19porque
no entra en el corazón sino en el vientre y se echa en la letrina. (Con esto
declaraba puros todos los alimentos). 20Y siguió: Lo que sale de
dentro del hombre, eso sí hace impuro al hombre.
Lo
que acaba de decir Jesús es tan contrario a lo que la gente tenía en la cabeza
que consideraban que no era real, que no podía ser verdad. No han entendido
porque no han captado el secreto del Reino: el amor de Dios a la humanidad
entera, sin distinciones.
El
mal amenaza al ser humano desde dentro, no desde fuera. Todo lo creado, sin
excepción, es bueno. Es la relación del ser humano con lo creado lo que produce
la maldad, la impureza, la no-santidad.
21Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los
pensamientos perversos, las fornicaciones, robos, homicidios, 22adulterios,
codicias, malicias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo,
frivolidad. 23Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre
impuro.
Jesús, poniendo como fuente el corazón
(interioridad en la que se maduran las cosas de la que dimanan los actos),
enumera 12 acciones, número para indicar todas.
La maldad no está fuera, sino que nace de
dentro del ser humano que deja que se le desaten los instintos primarios (sexo
y riqueza), que no tienen en cuenta al semejante y que fomenta las
disposiciones malas contra sí mismo y contra los demás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario