SEMANA XIX DEL TIEMPO
ORDINARIO
LUNES
Mateo 17,22-27
22Mientras
recorrían juntos Galilea, les dijo Jesús: El Hijo del hombre será entregado en
manos de los hombres, 23lo matarán, pero resucitará al tercer día.
Ellos se
pusieron muy tristes.
24Cuando
llegaron a Cafarnaún, los que cobraban el impuesto de las dos dracmas se
acercaron a Pedro y le preguntaron: ¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas?
25Contestó: Sí. Cuando llegó a casa, Jesús se adelantó a preguntarle:
¿Qué te parece, Simón? Los reyes del mundo, ¿a quién le cobran impuestos y
tasas, a sus hijos o a los extraños? 26 Contestó: A los extraños. Jesús
le dijo: Entonces, los hijos están exentos. 27Sin embargo, para no
darles mal ejemplo, ve al mar, echa el anzuelo, coge el primer pez que pique,
ábrele la boca y encontrarás una moneda de plata. Cógela y págales por mí y por
ti.
Un dracma. |
COMENTARIO
22Mientras
recorrían juntos Galilea, les dijo Jesús: El Hijo del hombre será entregado en
manos de los hombres, 23lo matarán, pero resucitará al tercer día.
Ellos se
pusieron muy tristes.
De nuevo en Galilea. Han vuelto del territorio de Cesarea
(16, 13).
Segunda predicción de la muerte y resurrección, muy
distinta de la primera (16,21). Jesús utiliza la denominación el Hijo del hombre, de valor amplio. Lo
que afirma toca, por tanto, en primer lugar a él, pero también a sus seguidores.
No menciona lugar ni personajes concretos; sus asesinos serán hombres. Repite que la muerte no es lo
definitivo; en breve tiempo se manifestará la vida.
La oposición entre los hombres
y el Hijo del hombre es común en los
evangelistas. Si el Hijo del hombre se caracteriza por poseer el Espíritu de
Dios, los hombres son los que carecen
de él y no comprenden ni secundan el plan de Dios, que representan, en el caso
de Jesús, a las autoridades judías. Jesús, el Hombre- Dios lleva en sí la vida
que le permite levantarse de la muerte.
La reacción de los discípulos no es de fe/confianza. Quedan
tristes ante la perspectiva de la muerte. Tampoco los que han estado presentes
a la escena de la Transfiguración han entendido.
24Cuando
llegaron a Cafarnaún, los que cobraban el impuesto de las dos dracmas se
acercaron a Pedro y le preguntaron: ¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas?
El impuesto del
templo (literalmente: las dracmas, impuesto anual que todo judío de Palestina o del
extranjero había de pagar al templo desde los veinte años (Éx 30,11-13). Dos
dracmas es el equivalente a dos días de jornal. Se cobraba el impuesto en la
segunda quincena de marzo (Adar). En Nisán (Abril), que señalaba el comienzo
del año litúrgico, tenía que estar cobrado. La Pascua no estaba lejos.
La pregunta de los recaudadores a Pedro espera respuesta afirmativa, pero dejando abierta la
posibilidad contraria. Los sacerdotes y algunos rabinos pretendían estar
exentos de pagar el impuesto. Dado que a Jesús se le llama maestro, podría pretender el mismo privilegio.
25Contestó:
Sí.
Cuando
llegó a casa, Jesús se adelantó a preguntarle: ¿Qué te parece, Simón? Los reyes
del mundo, ¿a quién le cobran impuestos y tasas, a sus hijos o a los extraños? 26
Contestó: A los extraños. Jesús le dijo: Entonces, los hijos están
exentos.
Pedro, sin más, responde afirmativamente, mostrando su
concepción de un Mesías que respeta y continúa las instituciones de Israel. No
le afectan las predicciones que ha hecho Jesús de su muerte; a pesar de la
increpación de Jesús (16,23) y de la transfiguración (17,l ss), su idea sigue
siendo la restauración.
Jesús le da la lección, ampliando el caso a los tributos
reales. Los reyes de este mundo,
expresión judía corriente en oposición con el
rey del cielo;
A los suyos: se refiere a los súbditos de su reino; son los extraños/extranjeros,
es decir, los pueblos sometidos, los que pagan el tributo. Jesús y sus
discípulos son los ciudadanos del reino de Dios y están exentos del pago. Como
el texto juega con el doble significado de hijos,
súbditos del rey / hijos de Dios, se escoge una traducción, los suyos, que permite ambos sentidos.
La frase central del pasaje es los suyos/los hijos están exentos. Tal ha de ser la conciencia de
la comunidad cristiana. La condición de hijos de Dios lleva consigo la absoluta
libertad respecto a toda clase de poder e imposición.
27Sin embargo, para no darles mal
ejemplo, ve al mar, echa el anzuelo, coge el primer pez que pique, ábrele la
boca y encontrarás una moneda de plata. Cógela y págales por mí y por ti.
Ni Jesús ni los suyos tienen ninguna obligación de pagar.
Si lo hacen, no es por respeto al templo, sino al pueblo. El escándalo es un tema de Mateo (5,29; 11,6; 13,21.57; 15,12;
18,6, ).
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