Es el dolor
que nos viene de fuera, de los demás.
Propiamente esto lo podemos aplicar a
todas las estaciones.
Es cuando
sentimos que los otros nos invaden,
nos estorban,
nos condicionan,
nos
"obligan" a hacer algo que no queremos.
Se meten en nuestra vida con
críticas, como espinas.
Me implican en problemas que no son los míos.
Limitan
nuestra vida,
nuestros espacios y tiempos,
con sus imposiciones,
exigencias y
necesidades.
Con sus torpezas.
Nos manipulan, nos engañan y nos desengañamos.
Frustran nuestras ilusiones y nuestras capacidades.
Y lo que más duele:
¡es que
no lo podemos controlar!
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