 SEMANA XXI
SEMANA XXILUNES
SAN BARTOLOMÉ, FIESTA
Juan 1,43-51
43Al
día siguiente, determinó Jesús salir para Galilea; encuentra a Felipe y le
dice: Sígueme. 44Felipe era de Betsaida, ciudad de Andrés y de
Pedro. 45Felipe encuentra a Natanael y le dice:Aquel de quien
escribieron Moisés en la ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, hijo
deJosé, de Nazaret. 46 Natanael le replicó: ¿De Nazaret puede salir
algo bueno?
Felipe le contestó: Ven y verás. 47
Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: Ahí tenéisa un israelita de
verdad, en quien no hay engaño. 48 Natanael le contesta: ¿De qué me
conoces?Jesús le responde: Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas
debajo de la higuera, te vi. 49Natanael respondió: Rabí, tú eres el
Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel. 50 Jesús le contestó:¿Por
haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores. 51
Y leañadió: En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los
ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.
COMENTARIO
43Al día siguiente, determinó
Jesús salir para Galilea; encuentra a Felipe y le dice: Sígueme. 44Felipe
era de Betsaida, ciudad de Andrés y de Pedro. 
Cuarto día. Jesús decide viajar a Galilea, la región
del norte, no sujeta a la administración romana y lejana del poder central
judío, afincado en Jerusalén. Allí podía gozar de mayor libertad para proponer
su programa de acción.
Completa su manifestación a Israel, objetivo de la actividad de
Juan Bautista (1,31). Mientras los discípulos de éste siguieron a Jesús
espontáneamente (1,37), a Felipe, que no pertenece al círculo de Juan ni conoce
su testimonio sobre el Mesías, Jesús va a buscarlo y lo invita a seguirlo.
Betsaida estaba situada en la parte norte del lago de Galilea, en
la orilla oriental de la desembocadura del Jordán. Políticamente no pertenecía
a Galilea, sino a la Gaulanítide , fuera del territorio propiamente judío. El
nombre Betsaida significa
"Pesquería" o lugar de pesca; según los evangelios sinópticos, Andrés
y Pedro eran pescadores (cf. Mc 1,16ss); es posible que también Felipe lo
fuera.
 45 Felipe encuentra a Natanael y le
dice:Aquel de quien escribieron Moisés en la ley y los profetas, lo hemos
encontrado: Jesús, hijo deJosé, de Nazaret. 46 Natanael le replicó:
¿De Nazaret puede salir algo bueno?
Felipe le contestó: Ven y verás.Reacción entusiasta de Felipe; no se conforma con haber conocido a
Jesús, tiene que comunicarlo. Va a buscar a Natanael y le describe a Jesús como
la realización de lo predicho en todo el AT, tanto por Moisés, como por los
profetas. Felipe vive dentro del mundo del AT, y, como no ha escuchado el
testimonio de Juan Bautista, no se da cuenta de la novedad que representa
Jesús; su idea de Mesías y su perspectiva de salvación se atienen a lo
expresado en la antigua Escritura (Al descrito por Moisés en la Ley , y
por los profetas, lo hemos encontrado) .
Natanael recibe el anuncio con escepticismo: la historia reciente
le hace desconfiar de los mesianismos procedentes de Galilea. Felipe no intenta
convencerlo; simplemente lo invita a tener contacto personal con Jesús (cf.
1,35).
 47 Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: Ahí
tenéisa un israelita de verdad, en quien no hay engaño. 48 Natanael
le contesta: ¿De qué me conoces?Jesús le responde: Antes de que Felipe te
llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi. 49Natanael
respondió: Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.
Jesús describe a Natanael como modelo de israelita. La mención de
la higuera alude a Os 9,10 (LXX): Como
racimo en el desierto encontré a Israel, como en breva en la higuera me fijé en
sus padres. El profeta describía la elección del pueblo; Natanael
representa precisamente al Israel elegido que ha conservado la fidelidad a
Dios. Así como en otro tiempo escogió Dios a Israel, ahora Jesús escoge a
Natanael, es decir, a los israelitas fieles, para formar parte de la comunidad
del Mesías.
También la reacción de Natanael es entusiasta. Llama a Jesús Rabbí, es
decir, maestro fiel a la tradición (cf. v. 45: al descrito
por Moisés en la Ley ); lo reconoce como Hijo de
Dios, es decir ,como el Mesías (v. 45: y
por los profetas), título que él mismo interpreta
como rey de Israel, el prometido sucesor de David (Sal 2,2.6s;
2Sm 7,14; Sal 89,4s.27) que restauraría la grandeza del pueblo. No coincide su
idea con la expuesta por Juan Bautista (1,33-34: el Hijo de Dios
= el portador del Espíritu).
Pero la obra del Mesías no se limita a renovar la elección de
Israel (bajo la higuera). Jesús anuncia a Natanael una
experiencia muy superior a la que acaba de tener (cosas más grandes
verás), pero no centrada en el Mesías-rey de Israel, sino en el
Mesías-Hijo del hombre.
Sin nombrarse a sí mismo, Jesús hace la primera declaración sobre
su persona. Afirma que los suyos tendrán experiencia (veréis) de
la plena y permanente posibilidad de comunicación del mundo humano con el
divino (el cielo quedar abierto). Alude al sueño de Jacob en
Betel, en el que vio una escala o rampa apoyada en la tierra y que llegaba al
cielo (Gn 28,11-27). Ahora, la comunicación permanente entre los hombres y Dios
va a verificarse a través del Hijo del hombre, del
Hombre-Dios (el portador del Espíritu).
50 Jesús le contestó:¿Por haberte
dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores. 51
Y leañadió: En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los
ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.
Nunca había existido antes una comunicación plena entre Dios y los
hombres, porque nunca había existido el Hombre en su plenitud (1,14). Pero
ahora el Hombre-Dios une tierra y cielo. De hecho, la presencia y actividad de
Dios en el mundo está condicionada por el desarrollo del hombre. El Dios dinámico,
fuente inagotable de vida que desea comunicarse, puede hacerlo del todo cuando
existe la plenitud humana. Tanto más puede Dios actuar como Dios cuanto más
pleno sea el hombre.
Encuentra así solución el ancestral problema de la relación de los
hombres con Dios y de Dios con los hombres. La dificultad para esta relación no
se debía al querer de Dios, siempre dispuesto a ella, sino a la calidad del
hombre. El problema queda resuelto porque existe el Hijo del hombre, el Hombre-Dios.
Aunque aún no se menciona la cruz, es en ella donde se realizará
el anuncio de Jesús, pues entonces culminará la condición divina del Hijo del
hombre (19,30).
Según esto, el proyecto salvador de Dios no se basa, como pensaba
Natanael (v. 49), en la realeza davídica, sino en la plenitud humana, que es la
verdadera realeza. El grupo representado por Natanael tendrá que superar la
concepción del Mesías-rey de Israel, para ver en Jesús el Mesías-Hijo del
hombre, modelo para toda la humanidad: universalidad frente a particularismo.
Jesús deja de lado las categorías judías para subrayar lo que afecta a todo ser
humano, porque el Mesías inaugura un nuevo modo de ser hombre, una humanidad
nueva.
Este cambio de perspectiva hace ver que la salvación de Israel no
es exclusiva ni prioritaria, sino que se integra en la de la humanidad. Lo que
Dios quiere ante todo es que exista una humanidad en plena unión con él, donde
él pueda desplegar su acción sin barreras, con la que él pueda colaborar para
que cada uno y el género humano lleguen a su plenitud.
 
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