lunes, 14 de septiembre de 2015

SEMANA XXIV
MARTES

MEMORIA. NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES

Juan 19,25-27

25Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena.  26Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo al que amaba, dijo a su madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo.  27Luego, dijo al discípulo: Ahí tienes a tu madre. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió como algo propio.
Hay tres mujeres al pie de la cruz: su madre (de Jesús), la hermana de su madre, y María, la Magdalena. Esta presencia significa fidelidad. En medio del rechazo del pueblo, la madre acepta a un Mesías que ha invalidado la idea del rey terreno/mundano.
·         Su madre. Representa a la Antigua Alianza, al resto de Israel, la esposa fiel a Dios (Jn 2,4: Mujer). Aquí termina su papel.
·         María Magdalena. Representa a la comunidad de la Nueva Alianza, la esposa del Mesías. Aquí comienza su papel. Israel ha dejado de ser un pueblo privilegiado; es parte de la comunidad humana que forma el Mesías.

Jesús ve a la madre, no a su madre. El Israel fiel, que fue origen del Mesías, es también el origen de la comunidad mesiánica. El encargo de Jesús a la madre y al discípulo se hacen en términos de reconocimiento mutuo: ahí tienes, que quiere decir “mira a tu madre, mira a tu hijo”. Teniendo en cuenta la intención del evangelista, podemos traducir estas palabras diciendo que: “el antiguo Israel debe reconocer su legítima descendencia (hijo) en la comunidad nueva y universal. La nueva comunidad debe reconocer su origen (madre) en las promesas que Dios hizo a su pueblo, Israel”. Ella ya no tiene hogar propio, se integra en la comunidad universal. 

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