 VIERNES SANTO
VIERNES SANTO
18
1Después de decir esto, salió Jesús con sus discípulos al otro lado
del torrente Cedrón, donde había un huerto, y entraron allí él y sus
discípulos. 
Juan comienza el relato de la pasión, propiamente
dicho. Desde el primer momento se trata del nuevo y definitivo éxodo que
conduce a Jesús hacia la vida/la gloria.
Jesús, acompañado de sus discípulos, salió/pasó,
comienza el paso/Pascua de Jesús de la esclavitud hacia la libertad.   
El torrente
Cedrón señalaba el límite de la ciudad. Jesús con los suyos abandonan
Jerusalén, centro de la institución que busca darle muerte. Él y sus discípulos
van juntos. Ya no pertenecen al mundo/orden injusto. Jesús pasa de la muerte/Jerusaléna la vida/huerto.
Había un huerto, símbolo del lugar de vida y fecundidad. Era el lugar
habitual de reunión, privado, clandestino. A este huerto solo entra Jesús
seguido de los suyos y nadie más. En la entrega está presente la vida. Para
poder localizar a Jesús, las autoridades han de esperar la traición de un
miembro del grupo. 
Toda la pasión de San Juan está enmarcada por un huerto, desde Jn 18,1 hasta Jn 19,41:
en el huerto había un sepulcro nuevo.
Todo el relato, como los evangelios, adquiere una fuerte carga simbólica: el
huerto está situado más allá del torrente, fuera de la ciudad/institución.
Aparece como el lugar propio de la comunidad, que unida a Jesús, se encuentra
en el ámbito de la vida. 
2Judas,
el que lo iba a entregar, conocía también el sitio, porque Jesús se reunía a
menudo allí con sus discípulos. 3Judas entonces, tomando una cohorte
y unos guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos, entró allá con
faroles, antorchas y armas. 
Al ofrecer Jesús a Judas el trozo de pan mojado (Jn
13,26) había puesto en sus manos su propia persona. Judas cogió el trozo y
salió para entregar a Jesús. Ahora coge la corte/patrulla y los guardias para detenerlo y matar a
Jesús. Ha cumplido el encargo de Jesús, lo
que vas a  hacer, hazlo pronto. 
A Jesús le entregan todos desde el primero, como se
verá más tarde con Pedro, hasta el último, Judas.Históricamente es una entrega
violenta, cohorte, guardias, armas,
pero por parte de Jesús es enteramente voluntaria. Resalta la cantidad de
efectivos que intervienen en el arresto, muestra el peligro que representa
Jesús para el mundo y la intensidad
de la violencia y el odio tan grande hacia él: la patrulla, expresión del poder político romano; los 
guardias, enviados por los sumos
sacerdotes, símbolo del poder religioso oficial, y los fariseos, defensores e intérpretes de la Ley. A la cabeza, Judas como jefe que conduce la tropa. 
No pretenden ocultarse. Van con faroles y antorchas, es muestra de que caminan en la tiniebla, no solo físicamente, por ser
de noche, sino también ofuscados por la violencia. Llevan armas, instrumentos y símbolo de muerte, con ello quieren
extinguir/apagar al que es la luz/vida.
4Jesús,
sabiendo todo lo que venía sobre él, se adelantó y les dijo: ¿A quién buscáis? 5Le
contestaron: A Jesús, el Nazareno. Les dijo Jesús: Yo soy. 
Estaba también con ellos Judas,
el que lo iba a entregar. 
Jesús se
adelanta. Es mejor traducir por “salió” del huerto. Es plenamente
consciente de lo que pasa. Los que llegan no pueden entrar en el huerto, lugar
de vida/luz. La salida de Jesús significa que su entrega es
consciente/voluntaria.Con su entrega salva a los suyos. En la entrega ya
aparece simbolizada su victoria. 
Jesús no se dirige a Judas sino al grupo: ¿a quién buscáis? Preguntan por el Nazareno, indicando no solamente su
procedencia, de Nazaret, sino al descendiente de David (alusión a Is 1,1, el
retoño/vástago de David).La asociación de Nazareno
y Rey se hará en el título de la
Cruz: Jesús Nazareno-rey,
descendiente de David- Rey de los judíos.Jesús
se identifica con el Nazareno. No
hacen falta contraseñas. 
Yo soy lo designa como Mesías, presencia salvadora de
Dios. Es el nombre
de Dios (Éx 3,14). De aquí la reacción de los que lo intentan apresar. 
Por última vez se menciona a Judas. Queda como
miembro perteneciente a los enemigos de Jesús, a los que posiblemente siempre
había pertenecido. 
6Al
decirles: Yo soy, retrocedieron y cayeron a tierra. 
La reacción de los que van a apresar a Jesús,
armados hasta los dientes, retrocedieron
y cayeron a tierra. Literalmente es del todo imposible, no tiene sentido.
En lenguaje simbólico significa la derrota total. La entrega de Jesús no supone
su derrota, sino la del mundo/orden injusto. El evangelista está escribiendo un
texto catequético lleno de símbolos que son precisos desentrañar. 
7Les
preguntó otra vez: ¿A quién buscáis? Ellos dijeron: A Jesús, el Nazareno. 8Jesús
contestó: Os he dicho que soy yo. Si me buscáis a mí, dejad marchar a estos. 9Y
así se cumplió lo que había dicho: No he perdido a ninguno de los que me diste.
Jesús repite la pregunta que va a permitirles
detenerlo. Aunque podría, no intenta escapar. Jesús se identifica de nuevo y
les da orden de limitarse a la misión que traen y dejen en libertad a los
suyos, salva a sus discípulos. Estos no son capaces de seguirlo. Jesús no
quiere que pierdan la vida por la violencia; tienen que aprender a darla por
amor. 
10Entonces
Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al criado del sumo
sacerdote, cortándole la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. 
Pedro, obstinado por la idea de un Mesías
triunfador, va armado. Se parece a los que le detienen. No ha comprendido la
alternativa de Jesús: no consiste en triunfar dando muerte, sino en entregarse
dando vida. Pedro estaba dispuesto a arriesgar su vida para mostrar su amor por
Jesús, pero no ha superado la tentación de hacerlo rey y no acepta su muerte. 
Continuando con el trabajo de desentrañar los
símbolos, veamos los siguientes: 
·        
El criado. Era
un delegado del sumo sacerdote. Pedro, al enfrentarse con el representante de
la autoridad política y religiosa de Israel, se está enfrentando con la
institución. 
·        
La
oreja derecha. En Éx 29 y Lev 8 se prescribe la consagración del
sumo sacerdote y sus hijos. Se les untaba sangre de un animal sacrificado en
varias partes del cuerpo, entre ellas, en el lóbulo de la oreja derecha. Luego,
el gesto de cortar la oreja derecha es figura de la destitución del sumo
sacerdote. Pedro no se enfrenta con los soldados, sino con la máxima autoridad
político-religiosa de su pueblo. Pedro muestra su espíritu reformista violento.
·        
Malco. En
arameo, significa “rey”. Es figura del sistema teocrático, del poder político
en manos de la jerarquía sacerdotal.   
·        
Pedro. A
partir de la cena aparece como sinónimo de “piedra”. Es símbolo de la dureza de
las piedras por su terquedad para entender el estilo de Jesús. Cuando Pedro
escucha a Jesús, en el evangelio, se le llama Simón, “el que escucha”; cuando no, Pedro, “piedra”. 
11Dijo
entonces Jesús a Pedro: Mete la espada en la vaina. El cáliz que me ha dado mi
Padre, ¿no lo voy a beber?
Jesús detiene a Pedro. Le ordena envainar la espada, símbolo de muerte. Y
habla del cáliz,
símbolo de la pasión y muerte. La
aceptación de la muerte entra en el plan del Padre. Él debe presentar la
alternativa del amor ante el odio y la violencia. El Padre no ha destinado al
Hijo a la muerte, sino a dar testimonio de su amor. Para el mundo/orden
injusto, el enfrentamiento era inevitable. Su muerteen la cruz va a manifestar
la maldad del mundo y el amor de Dios. 
JESÚS ANTE EL SANEDRÍN.  JUICIO RELIGIOSO
12La
cohorte, el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, lo ataron 13y
lo llevaron primero a Anás, porque era suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel
año; 14Caifás era el que había dado a los judíos este consejo:
Conviene que muera un solo hombre por el pueblo. 
El evangelista insiste en la complicidad de todos
los poderes. En el momento decisivo, todos descubren su rostro: son los
enemigos del ser humano y de la vida. La confabulación de todos los poderes
prenden/atan a Jesús (cfr. Is 3,9-10). 
Lo conducen primero a Anás, sumo sacerdote en los años 6-15. Era conocido por su ambición
y riqueza. Es el que realmente maneja el Consejo/sanedrín. Representa al Enemigo, del que su yerno Caifás es su
instrumento. 
Hay que resaltar la ironía del evangelista. La
decisión a muerte de la institución religiosa/enemiga, que muera uno por todo el pueblo, manifiesta y expresa el proyecto
del Padre: salvar  a todos por medio de
Jesús. 
Jesús/Dios no necesita en este mundo de defensores o protectores. Pretender asumir esos papeles es
arrogancia. Usar la fuerza o utilizar la violencia con ese pretexto significa
atribuir a Dios la misma injusticia del sistema y destruir toda alternativa. Lo
único válido es repetir el gesto de Jesús, entregar la vida por amor al ser
humano.
15Simón
Pedro y otro discípulo seguían a Jesús. Este discípulo era conocido del sumo
sacerdote y entró con Jesús en el palacio del sumo sacerdote, 16mientras
Pedro se quedó fuera a la puerta. Salió el otro discípulo, el conocido del sumo
sacerdote, habló a la portera e hizo entrar a Pedro. 
Ante los acontecimientos, el evangelista/catequista
nos presenta un doble seguimiento de Jesús: Pedro
y el otro discípulo. Este último es
presentado como el discípulo ideal, modélico. Es un personaje simbólico, no es
histórico, lo cual no quiere decir que no sea real. Tiene libertad de acceso, a
pesar de ser discípulo de Jesús. Aparece sin nombre, asociado a Pedro. Ahora,
el evangelista muestra el amor con que este discípulo corresponde a Jesús. 
Solo entra en casa de Anás el que es igual a Jesús.
Es una referencia a Jn 13,35: En esto
conocerán todos que sois mis discípulos, si os amáis unos a otros. Este
discípulo lleva el distintivo propio de los que son de Jesús, el amor a los
demás. El que experimenta el amor de Jesús responde a ese amor aceptando el
riesgo de seguir a Jesús hasta el fin, entró
con Jesús. 
El otro
discípulo/fiel ofrece a Pedro la oportunidad de entrar, de declararse
discípulo y seguir a Jesús en su entrega. Pedro se deja introducir, no toma la
iniciativa. No lleva el distintivo de discípulo. Es el anti-modelo. Hay un
contraste con el otro discípulo. El otro
entra porque es conocido como discípulo. A Pedro no se le conoce como
discípulo, no entra, se detiene fuera, junto a la puerta. Otra vez aparece Pedro sin “Simón” subrayando la actitud
negativa, de piedra, de incomprensión sobre la misión de servicio y entrega de
Jesús. 
17La
criada portera dijo entonces a Pedro: ¿No eres tú también de los discípulos de
ese hombre? Él dijo: No lo soy. 18Los criados y los guardias habían
encendido un brasero, porque hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba
con ellos de pie, calentándose. 
A Pedro hay que preguntarle, ¿no eres tú también…? Tiene que definirse. Ha de quedar clara su
opción e identidad. Ante la pregunta de la
portera, desaparece toda la arrogancia y violencia de Pedro. Se asusta de
una portera, tiene miedo a las posibles consecuencias de manifestarse como
discípulo. Su seguimiento a Jesús, en realidad, era por su propia idea del
Mesías: triunfante y poderoso. Ahora, esa idea se está derrumbando. Pedro
espera algún “milagro”. No entiende a Jesús, a Dios. Niega ser discípulo suyo.
Al romper con Jesús, no entra en la sala del Consejo/sanedrín. Se encuentra
mezclado con sus enemigos, con los que fueron a arrestar a Jesús al huerto. No
se siente libre/señor –como en el lavatorio de la Cena-, está con los siervos.
El evangelista narra dos detalles: 
·        
Hacía frío.
Como antes las antorchas y los faroles, es símbolo de muerte. 
·        
Habían
encendido un brasero. Con el que intentan vencer el frío. En Jn 21,9, se
narra una de las apariciones del Resucitado. Allí leemos que los discípulos al saltar a tierra, vieron unas
brasas y un pescado sobre ellas y pan. Los
discípulos no tienen pan ni pez ni brasas. Jesús, sí. Es decir, al calor del
que debe estar el discípulo es al del Resucitado, no al calor de la traición o
de la indiferencia.
19El
sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina. 
El sumo sacerdote, el poder supremo, quiere saber
quién apoya a Jesús, su influencia, sus discípulos y qué mensaje propone. No
hace alusión a Dios ni pregunta por el origen de su persona ni de su mensaje.
Su preocupación es meramente política, proteger los intereses de la
institución. La entrevista no es un juicio. La sentencia ya estaba decidida de
antemano: Dijo Caifás...no
comprendéis que os conviene que uno muera por el pueblo, y que no perezca la
nación entera. Esto no lo dijo por propio impulso, sino que, por ser sumo
sacerdote aquel año, habló proféticamente, anunciando que Jesús iba a morir por
la nación; y no solo por la nación, sino también para reunir a los hijos de
Dios dispersos. Y aquel día decidieron darle muerte (Jn
11,50-53). 
20Jesús
le contestó: Yo he hablado abiertamente al mundo; yo he enseñado continuamente
en la sinagoga y en el Templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho
nada a escondidas. 21¿Por qué me preguntas a mí? Pregunta a los que
me han oído de qué les he hablado. Ellos saben lo que yo he dicho.
Jesús no responde a la pregunta sobre sus
discípulos, no quiere comprometer a nadie. Respecto a su mensaje, no tiene nada
secreto que revelar, los mismos judíos lo han escuchado. En contraste con Pedro
que niega, Jesús se afirma. Jesús está preso y se siente libre, sin miedo.
Pedro está libre y se siente acorralado, temeroso. 
Jesús no acepta ser sometido a interrogatorio por el
sumo sacerdote. Lo han detenido arbitrariamente, sin cargos y ahora pretenden
que él les dé un motivo para acusarlo. No admite la condición de súbdito. Su
libertad le sitúa por encima de cualquier poder. 
22Apenas
dijo esto, uno de los guardias que estaba allí le dio una bofetada a Jesús,
diciendo: ¿Así contestas al sumo sacerdote?
La reacción del guardia se debe a la supuesta ofensa
a su señor con el que se identifica. No es libre, es súbdito, esclavo. Al jefe
no se le pude llevar la contraria, solo se le debe obediencia. El poder está,
también, sostenido por los esclavos, no-libres. 
23Jesús
respondió: Si he faltado al hablar, muestra en qué he faltado; pero si he
hablado como se debe, ¿por qué me pegas? 
Jesús no responde a la violencia con violencia. Pide
al guardia que analice sus palabras. Lo llama a la razón para hacerle
comprender su irracionalidad, le invita a pensar por sí mismo, sin
condicionarse por la autoridad, a fijarse en los hechos, fundamento del juicio.
24Entonces
Anás lo envió atado a Caifás, sumo sacerdote.
No hay respuesta de Anás, que no ha podido manipular a Jesús. Enviarlo atado a Caifás indica la amenaza que
supone Jesús para la institución. La violencia encubre la debilidad del poder
ante la fuerza de una libertad coherente. La libertad ataca al poder en su
raíz.
NEGACIONES DE PEDRO
25Simón
Pedro estaba de pie, calentándose, y le dijeron: ¿No eres tú también de sus
discípulos? Él lo negó, diciendo: No lo soy. 
Mientras Jesús avanza y da pasos en su camino de
entrega voluntaria, Pedro se desdibuja cada vez más. Jesús aparece con pleno
dominio de sí ante el gran jefe. Pedro, en cambio, acorralado por los siervos,
no se ha movido del sitio. El miedo a la muerte lo ha hecho incapaz de seguir a
Jesús, le ha bloqueado y paralizado. Si arriba se ha interrogado a Jesús, abajo
se va a interrogar a Pedro. Está quieto, sin llamar la atención. A Pedro le
preguntan que ¿si es discípulo? Ante
los presentes, Pedro lo niega. Es la ruptura pública con Jesús. 
26Uno
de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro le cortó la
oreja, le dijo: ¿No te he visto yo en el huerto con él? 27Pedro
volvió a negar, y enseguida cantó un gallo.
Otro testigo de lo acontecido en el huerto/vida le vuelve a preguntar. Dice
lo del corte de la oreja. Pedro se
acobarda aún más, no se atreve a enfrentarse con la autoridad. Aquel gesto que
significaba ruptura con la institución, ahora no lo mantiene. Pedro vuelve a
negar. Es la tercera vez. El número tres es lo definitivo, la totalidad. Es la
negación definitiva, la negación total.  
Por cantar en la noche, al gallo
se le consideraba un animal diabólico. Su canto era el grito de la victoria de
la noche, símbolo de la muerte. Aunque también por anunciar la salida del sol
ha adquirido el simbolismo de anunciar la Resurrección. Esto explica que en
muchas iglesias, coronando la veleta de la torre, se coloque un gallo
Cuando Pedro ha negado a Jesús de manera definitiva,
la tiniebla ha vencido. En medio de la noche, de la negación total, se anuncia
que no todo está perdido. Es cuando se oye el canto de Jesús, la próxima venida
de la luz.  
A estas negacionesles
corresponden la triple confesión/declaración de amor de Pedro a Jesús (Jn
21,15ss). A su negativa de seguirlo, equivaldrá seguir a Jesús hasta la muerte,
seguimiento definitivo. 
JESÚS ANTE PILATO. JUICIO POLÍTICO 
El día decisivo queda enmarcado por las horas: el
principio, 18,28: era de madrugada;
el centro, 19,14: la hora de sexta;
el final, 19,42: para los judíos era el
de la Preparación.
28Llevaron
a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era el amanecer, y ellos no entraron en
el pretorio para no incurrir en impureza y poder así comer la Pascua. 
No se narra lo sucedido en casa de Caifás. Las
autoridades quieren que la causa de Jesús pase a la jurisdicción del poder
romano. Comienza el día decisivo, el sexto día: Jesús seis días antes de la Pascua (Jn 12,1). Es el día de la creación del hombre (Gén 1,26). 
Ellos son los sumos sacerdotes que representan a todos
los círculos del poder de la nación. Evitan contaminarse entrando en casa de un
pagano, serían impuros. Si lo
hicieran no podrían celebrar la Pascua,
centrada en la comida del cordero.
¡Cumplen con las normas litúrgicas para entregar a la muerte a un ser humano!
Los opresores ponen cuidado en observar las normas legales. La fiesta de la
Pascua, fiesta de la liberación, ha pasado a ser un mero rito.  
29Salió
Pilato afuera, adonde estaban ellos, y dijo: ¿Qué acusación presentáis contra
este hombre? 30Le contestaron: Si este no fuera un malhechor, no te
lo entregaríamos.
Las autoridades judías toman a mal que Pilato les exija una acusación, pues
ellosno pedirían que condenase a un inocente. No se trata de que Pilato juzgue
a Jesús, ¡ya está juzgado y condenado!, sino que certifique la decisión que
ellos han tomado. Desde el principio no buscan la verdad o la justicia, sino la
muerte. Para matarlo se requiere que fuera un sedicioso contra Roma. 
Para las autoridades, Jesús es un malhechor, es decir: dar fuerza y
liberar a los demás, curar, devolverles su dignidad, es un crimen, es hacer
obras malas. La actividad subversiva de Jesús podría ocasionar la destrucción
del Templo y de la nación por parte de los romanos. Desde su poder, ellos han
secuestrado la facultad de determinar lo que es bueno y lo que es malo,
estableciendo un criterio al servicio de sus intereses. 
31Pilato
les dijo: Lleváoslo vosotros y juzgadlo según vuestra ley. Los judíos le
dijeron: No estamos autorizados para dar muerte a nadie. 32Y así se
cumplió lo que había dicho Jesús, indicando de qué muerte iba a morir.
Pilato no acepta la propuesta. Comienza la lucha entre
ambos poderes. Sin saberlo, Pilato les está acusando. Su ley no permitía juzgar
a un hombre sin antes escucharlo ni condenarlo sin juicio formal.
La respuesta de las autoridades a Pilato tiene un
doble sentido: por un lado, reconocen que no tienen facultad para dar muerte a
nadie; y por otro, hay una alusión al quinto mandamiento, no matarás. En el juicio ante el Consejo los argumentos presentados
eran solo de oportunismo político, que en un juicio justo no habrían servido
para probar la culpa de Jesús. Saben que van a cometer un homicidio/asesinato
con apariencias legales. Al reconocer su carencia de poder sobre Jesús, se hace
posible la predicción de Jesús sobre el modo de su muerte: levantado en alto en la cruz (Jn 8,27). La muerte en cruz
significaba la exclusión de la sociedad judía y romana. Ninguna institución va
a admitir a este Mesías. Con la muerte en cruz, Jesús va  morir excluido de Israel, y, al mismo tiempo,
será su exaltación/glorificación. 
Para ejecutar la muerte de Jesús, acordada por el
Consejo/sanedrín  judío, el poder judío y
romano, quieren evitar la responsabilidad directa. Los judíos/autoridades quieren que Pilato corrobore su decisión sin
celebrar un juicio formal. Pilato
intenta devolver la causa a la competencia de los judíos. La ley sirve para el
juego político de ambos. Llevan ventaja los dirigentes judíos.
Pasado el tema de la acusación, que es un tema
introductorio, llegamos al tema de la realeza que es el tema central de la
pasión según Juan. Todo está descrito según las partes de un ritual de
coronación de un rey: 
1.º
Auto revelación: ¿Eres rey? Si lo soy
(Jn 18,33-38). 
2.º
Coronación y aclamación  del palacio: Salve rey (Jn 19,1.3).  
3.º
Aclamación del pueblo: Aquí tenéis a
vuestro rey (Jn 19,14).  
4.º La
entronizaciónen la Cruz: Este es el rey
de los judíos(Jn 19,19). 
33Entró
otra vez Pilato en el pretorio, llamó a Jesús y le dijo: ¿Eres tú el rey de los
judíos? 
La escena sucede en el pretorio, residencia del gobernador romano. Allí Pilato se refugia
de la presión de las autoridades. Llama a Jesús, que está afuera, con los
dirigentes. Ha sido detenido como el
Nazareno, el pretendiente al trono de David. Pilato quiere información de
primera mano. 
Como pagano, Pilato no dice rey de Israel, sino de los
judíos, de la nación. Sin pretenderlo le llama a Jesús rey, haciendo que su pregunta tenga una intención mesiánica. La
cuestión de si Jesús es el Mesías, que se identifica con la de su realeza, se
propone ahora de manera oficial y pública. 
34Jesús
le contestó: ¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí? 
En su respuesta, Jesús quiere saber si Pilato tiene
indicios para sospechar que es rey de los judíos o repite lo que otros le han
dicho. ¿Actúa como político responsable o por lo que otros le han dicho, por
influencias? Se trata de aclarar el punto de partida del juicio. 
Pilato en toda la escena aparece como una marioneta
que sale y entra. 
Históricamente no es creíble que le despertaran al
amanecer y que estuviera como un pelele que entra y sale… Pero es la manera que
tiene el evangelista de expresar todos los movimientos que sugieren el
conflicto en los poderosos, en los que tienen que decidir sobre la vida de los
desdichados, sobre los “daños colaterales”. Pilato no quiere condenar a un
inocente, pero tampoco quiere indisponerse con sus colegas del poder. Es un
hombre de política, de pactos.  
El evangelista sitúa al lector por donde se va a
declarar Pilato. Intentará salvar al inocente, pero en caso de conflicto está
claro hacia donde se inclinará. Pilato sabe quién es Jesús, una parte de su
ejército ha participado en la detención de Jesús, pero como juez pide una
acusación formal. 
35Pilato
replicó: ¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado
a mí; ¿qué has hecho? 
Pilato no quiere reconocer que está presionado por
las autoridades. Por eso, primero, niega que la cuestión le afecte
personalmente; y segundo, rechaza toda responsabilidad. Son otros los que le
acusan. Jesús ha sido entregado por las máximas autoridades de su nación. Él no
ha originado la situación. 
En realidad, los responsables de la condena y del
apresamiento de Jesús son las autoridades… y el pueblo que, en el momento
decisivo, no supo optar por el Mesías liberador y ha seguido sumisamente a las
autoridades hasta hacerse cómplices de ellos. 
El evangelista pone de relieve la responsabilidad de
los jefes. Subraya la traición que han cometido entregando al poder extranjero
a uno de su propia raza y pueblo. Pero, además, Jesús no es solo uno de los nuestros, sino que se
presenta como Mesías. Este es precisamente el motivo por el que entregan a Jesús,
como se desprende del apelativo Nazareno.
Se proponen eliminar al que puede ser Mesías prometido. Corren el peligro de
enfrentarse a Dios mismo. 
Pilato pretende rebajar la cuestión de la realeza de
Jesús a un asunto interno de los judíos. Prescinde de títulos y se interesa
solo por sus actos: ¿Qué has hecho?
“¿Son tus obras una amenaza para el poder que yo represento?”.
36Jesús
le contestó: Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi
guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino
no es de aquí.
Jesús no responde directamente a la última pregunta de
Pilato, sino a la anterior ¿eres tú rey
de los judíos? Afirma, con claridad, su calidad de Rey, pero niega todo parecido con los reyes que Pilato conoce. No
pretende ocupar el trono de Israel. Su realeza no se apoya en el poder, en la
fuerza. No es un rival de Pilato ni del César de Roma.
La expresión no
es de este mundo no quiere decir que no tenga nada que ver con "este
mundo”, sino que no es como los de
este mundo, de este orden, en el que impera la injusticia y la violencia. Los
reyes del mundo se apoyan en la fuerza del poder y en las armas, imponen su
dominio sobre los demás creando súbditos. Para Jesús, la violencia pertenece a
la esfera de la injusticia. Su reino no es así. No es un rey como los demás. Su
realeza no tiene su origen en ninguna legitimidad de este mundo, es
completamente distinto: pertenece a lo de arriba,
a la esfera de lo divino, a la esfera del Padre. En vez de producir muerte con
violencia/opresión, comunica vida.
37Pilato
le dijo: Entonces, ¿tú eres rey? 
Jesús
le contestó: Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido
al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha
mi voz. 
La respuesta de Jesús produce extrañeza en Pilato:
¿Cómo va existir un rey que se declare como tal y renuncie al uso de la fuerza
para defender su derecho? Pilato pregunta de nuevo. 
En su respuesta, Jesús vuelve a firmar claramente
que es Rey, pero no dice “de los
judíos”. Su misión es mesiánica, universal, no se limita a Israel. Y aunque no
es como la de este mundo/orden injusto, se ejerce dentro de la historia humana.
No se trata de un asunto judío, sino de un asunto humano. Más aún, viene a
impulsar esa historia en la dirección que debe ser la suya, porque su misión se
inserta en la historia de la creación: llevar a la plenitud al ser humano. 
En las palabras dar
testimonio de la verdad, Jesús condensa su actividad y su mensaje, su
función como rey. Habla de la verdad sobre Dios. Con sus obras, Jesús manifiesta
el amor de Dios a la humanidady la verdad sobre el hombre. Él mismo es la
realización del proyecto de Dios sobre el ser humano. 
38Pilato
le dijo: Y ¿qué es la verdad?
Pilato se desentiende. Jesús no pretende poder, no
supone una amenaza. No le interesa la persona de Jesús, solo quería saber si
tenía alguna culpa. Pilato no está de parte de la verdad ni escucha la voz de
Jesús. No sabe ni le interesa lo que es la verdad porque no conoce la vida ni
aspira a ella. 
El poder/dominio y el uso de la violencia pertenecen
al orden injusto, enemigo de Dios y del ser humano. Para realizar su
alternativa, la nueva humanidad, Jesús no se apoya en la fuerza, sino en el
deseo y en la experiencia de vida/verdad.
Dicho esto, salió otra vez a
donde estaban los judíos y les dijo: Yo no encuentro en él ninguna culpa. 39Es
costumbre entre vosotros que por Pascua ponga a uno en libertad. ¿Queréis que
os suelte al rey de los judíos? 
Pilato no espera respuesta alguna de Jesús. Sale a donde estaban los judíos. Su falta de
compromiso con la verdad lo hace vulnerable, carece de un terreno firme donde
apoyarse. 
El interrogatorio con Jesús le ha hecho ver que no hay culpa alguna para su condena. La
violencia no entra en el programa del acusado. Como juez, declara a Jesús
inocente. Jesús no es un malhechor. A pesar de su veredicto de inocencia,
Pilato no se atreve a poner en libertad a Jesús. Cede a la presión de las
autoridades judías y, para no ofenderles, les propone una solución. Quiere
quedar bien con todos. 
La Pascua, en su origen, fue la fiesta de la liberación de
Egipto. Soltar a un preso recordaba
la antigua liberación. Pero la propuesta del gobernador provoca la protesta de
las autoridades. No quieren la libertad de Jesús a ningún precio. No es Pilato,
sino las autoridades las que proponen la alternativa a Jesús. El individuo
propuesto les era bien conocido.
Lo de soltar a un preso por la fiesta de Pascua no
está atestiguado fuera de los evangelios. Es una composición narrativa del
evangelista para mostrar al lector/comunidad la opción vital en la que sitúa la
persona y mensaje de Jesús. 
40Volvieron
a gritar: A ese no, a Barrabás. El tal Barrabás era un bandido.
¡Qué curioso! El nombre de Barrabas viene de bar-abbas, que
significa “hijo del padre”. Justamente, 
era como Jesús llamaba a Dios y así se consideraba, bar-Abba: “hijo del Padre, mi Padre”. Aquí está la propuesta: ¿por
qué “hijo del padre” se decidirá el pueblo?, ¿por el padre de la violencia o
por el padre de la compasión y la vida?La figura de Barrabás, bandido, simboliza la violencia. Los
dirigentes ejercen la violencia sobre el pueblo. Eligiendo a Barrabás, los
enemigos de Jesús se identifican y apoyan en los mismo principios.La actividad
de Jesús pone en peligro su poder. Él no usa la fuerza, sino que da vida al
hombre. El sistema opresor ve en Jesús una amenaza, su ruina.
BURLAS DE LOS SOLDADOS
19 1Entonces Pilato
tomó a Jesús y lo mandó azotar. 2Y los soldados trenzaron una corona
de espinas, se la pusieron en la cabeza y le echaron por encima un manto color
púrpura; 3y, acercándose a él, le decían: ¡Salve, rey de los judíos!
Y le daban bofetadas.
Era costumbre azotar a quien iba a ser crucificado,
pero aún no se ha proclamado esa sentencia. El evangelista va disponiendo
gradualmente el sentido de la misión y muerte de Jesús. 
En la disyuntiva, el poderoso sacrificará a un
inocente antes que indisponerse con sus colegas del poder. La coronación de espinas es la parte central de la pasión en Juan.
Es una escena de ridiculización y chanza del poder a través de la burla de sus
signos. Jesús está de acuerdo. 
Entran en escena los
soldados que hacen una burla de la proclamación imperial: corona, manto de
púrpura y saludo real. Los gestos de la realeza son objeto de burla. Los
soldados ven en Jesús un pretendiente al trono y ellos expresan con sus
acciones todo el desprecio que les merece el título rey de los judíos. Paso a paso, van destruyendo toda ilusión sobre
la monarquía de David, ideal mesiánico del pueblo. 
Jesús no protesta. Sin quererlo, los soldados
muestran la vaciedad de la grandeza humana, es decir, la insensatez de la
concepción mesiánica de los judíos. Se va negando todo valor de prestigio y
esplendor. 
Ahora, Jesús podrá manifestar lo que realmente hace
grande al ser humano: el amor que llega hasta dar la vida. Jesús invierte los
valores. La grandeza del hombre no está en lo externo, en los signos de
esplendor o de prestigio ante otros, sino en su mismo ser. No está en
distintivos, en privilegios o en el poder, sino en su calidad humana.El
evangelista no describe una escena humillante para conmover al lector.
Escenifica el derrumbamiento del poder. 
4Pilato
salió otra vez afuera y les dijo: Mirad, os lo saco afuera para que sepáis que
no encuentro en él ninguna culpa. 
Pilato anuncia la salida de Jesús. Va a sacarlo afuera, al ámbito judío, para mostrar
que no hay razón para condenarlo a morir en la cruz. 
Jesús, después de ser azotado, no pude inspirar
peligro o amenaza alguna. Sale por su propio pie, llevando los atributos reales
de la burla de los soldados.Una vez escarnecida y ridiculizada la imagen del
rey terreno, aparece la verdadera realeza del Hombre que lleva su amor hasta el
extremo. 
Pilato reconoce la total inocencia (es la tercera
vez que dice que es inocente). 
5Y
salió Jesús afuera, llevando la corona de espinas y el manto color púrpura. 
Pilato
les dijo: He aquí al hombre. 
Hay una errónea  traducción. No es que lo diga Pilato. El que
lo dice es Jesús. El sujeto de la oración es Jesús. Se auto-presenta como diciendo: "esta es la manera de
ser humano". Por primera vez en la historia aparece qué es y significa ser
humano, ser persona. El hombre es el rey (corona y manto), porque a eso está
destinado por Dios. Es el Mesías que Dios envía a la humanidad. No hay mayor
dignidad. 
Los soldados han dejado a la vista la verdadera
realeza del ser humano: ser persona libre y lleno de amor hasta dar la propia
vida. 
El motivo de la condena no es el peligro que puede
suponer Jesús, sino que los que oprimen no pueden soportar al que derriba la
mentira del sistema. Con el poder y la ley han querido impedir que exista el
hombre. 
6Cuando
lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias, gritaron: ¡Crucifícalo,
crucifícalo! Pilato les dijo: Lleváoslo vosotros y crucificadlo, porque yo no
encuentro culpa en él.
Responden los jefes religiosos y sus subordinados.
Gritan pidiendo la muerte de Jesús porque no tienen armas contra esa
verdad.Pilato lo sigue considerando inocente, pero por segunda vez se lo entrega
a las autoridades.
7Los
judíos le contestaron: Nosotros tenemos una ley, y según esa ley tiene que
morir, porque se ha hecho Hijo de Dios. 
La expresión los
judíos es una denominación que engloba a los dirigentes y partidarios de la
institución judía. La Ley de Moisés prohibía matar; la suya, nosotros tenemos una ley, los lleva a
dar muerte. No asumen la responsabilidad del asesinato de Jesús. Se escudan o
disculpan en su ley: el odio y el
miedo son los instrumentos para dar muerte. Actúan contra Jesús porque se ha
declarado Hijo de Dios, quieren
descargar en Dios la responsabilidad de su injusticia, hacerlo cómplice de su
asesinato. 
Cada vez están más próximos los dos nombres que
definen a Jesús: Hombre y el Hijo de Dios. Jesús, por ser Hombre
es el Hijo de Dios. Lo uno es inseparable de lo otro. 
8Cuando
Pilato oyó estas palabras, se asustó aún más.9Entró otra vez en el
pretorio y dijo a Jesús: ¿De dónde eres tú? Pero Jesús no le dio respuesta.
La acusación de las autoridades impresiona a Pilato.Se
pregunta si no tendría que temer, también, a Jesús. Ante la posibilidad de “lo
divino” no sabe cómo comportarse. Nueva entrada
de Pilato en su residencia, ahora con Jesús. La acusación Hijo de Dios le intranquiliza, no sabe si el origen de Jesús es
humano o divino. La verdadera realeza es sinónimo de riqueza y libertad. El rey es el Hombre, el que posee la plenitud humana. Su riqueza no son cosas,
sino su propio ser, su amor  sin medida.
Su plena libertad lo hace dueño de sí mismo y le permite entregarse para
comunicar amor y vida. El hombre pleno es el
Hijo de Dios.
La ley, en cambio, como instrumento de presión se
opone a que el ser humano llegue a realizarse. Lo somete privándolo de
libertad, le quita su riqueza: poseer su propia vida y ser capaz de entregarse
a los demás. 
Pero… Jesús
no le responde. A Pilato para hacer justicia debía bastarle que Jesús fuera un
hombre inocente, no si era poderoso o no. Una alusión a su origen divino podría
inclinar la balanza a su favor, pero Jesús no lo hace. Jesús no se aprovecha
del miedo de Pilato para forzarlo a concederle la libertad. Si quiere Pilato
tiene datos suficientes para soltarlo. 
10Y
Pilato le dijo: ¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte
y autoridad para crucificarte? 
Ante el silencio de Jesús, Pilato recurre a la
amenaza, piensa que su autoridad es lo suficientemente importante como para
persuadir a Jesús y someterle a su deseo. No sabe que Jesús da la vida
voluntariamente. 
Es interesante el juego de palabras que expresan las
diversas posturas: soltarte…crucificarte,
son las opciones que tiene Pilato. Soltarte,
es el veredicto de inocencia que él mismo ha dado; crucificarte, corresponde a los gritos de los sumos sacerdotes.
Pilato tiene en su mano el poder de obrar justa o injustamente. Sabe que la
vida de sus súbditos depende de la decisión de su voluntad. 
11Jesús
le contestó: No tendrías ninguna autoridad sobre mí si no te la hubieran dado
de lo alto. Por eso el que me ha entregado a ti tiene un pecado mayor. 
Jesús afirma el absoluto respeto de Dios por la
libertad, si no te la hubieran dado de lo
alto. Cada uno es responsable de su opción a favor o en contra del ser
humano, a favor o en contra de Dios. El juez va elegir entre la vida y la
muerte. Su sentencia sobre Jesús es su propia sentencia (como Judas). Es como
si dijera: “eres libre para crucificarme o para condenarme, pero tu elección
será tu condena”. El que ha entregado a Jesús es el poder judío. El pecado, la
represión o supresión de la vida en sí mismo o en otros, se comete al
integrarse en un orden opresor/injusto. 
12Desde
este momento Pilato trataba de soltarlo, pero los judíos gritaban: Si sueltas a
ese, no eres amigo del César. Todo el que se hace rey está contra el César.
Pilato, al descubrir la responsabilidad que cae
sobre él, está al borde de cometer una grave injusticia y quiere rectificar.
Como todo ser humano, está ante el dilema: si es leal con la persona, perderá
su posición; si es leal con el sistema, mantendrá su posición, a costa de
sacrificar al ser humano. 
Los jefes judíos, para forzar la decisión de Pilato,
recurren a la amenaza personal. Cambian la acusación religiosa, hacerse hijo de Dios, por otra política,
se hace rey.  
Todo el que se hace rey está contra el César. Es una
frase con doble sentido: los jefes judíos acusan a Jesús de cabecilla político,
rebelde contra el imperio romano; y el evangelista señala que por la entrega de
sí mismo se adquiere la libertad e independencia de todo poder opresor, cuyo
símbolo es el César. 
13Pilato
entonces, al oír estas palabras, sacó afuera a Jesús y se sentó en el tribunal,
en el sitio que llaman el Enlosado (en hebreo Gábbata). 
Asistimos al último intento de Pilato por liberar a
Jesús. Convencido de su inocencia, va a enfrentar a Israel con su rey. No se
atreve a dar la sentencia que pide la justicia. Deja la decisión en manos de
los sumos sacerdotes.
Pilato conduce a Jesús afuera. 
Se ha de advertir que la lectura ha de ser
teológica, desde la catequesis, simbólica. Pilato no aparece como sujeto nunca,
luego quien se sienta en el trono es Jesús. Y, ¿cuál es el trono de Jesús? La
elevación, el calvario. Eso en hebreo se dice Gábbata, “elevación”. Además, quien juzga es Jesús y quien se
auto-presenta como rey es Jesús.  
El tribunal que aparece en la descripción es el escaño que
representa el trono de Jesús y el tribunal desde donde como rey va a dictar
sentencia. Ante él va a tener lugar el juicio del pueblo, representado por sus
jefes. 
El Enlosado recuerda la bajada de la gloria de Dios sobre el
Templo el día de su Dedicación (2 Cró 7, 2-3). A partir de ahora, Jesús es el
santuario de Dios en quien habita la plenitud de su gloria. En el libro del
Cantar de los Cantares (3,9-11) se describe las bodas del rey en las que se ha hecho
un escaño enlosado de amor. Aquí son
las bodas del Cordero que está en su escaño/trono, la cruz, desde donde juzga.
Su entrega total es un enlosado de
amor que se manifiesta desde la altura, Gabbata.
Al sentarse Jesús en lo alto ocupa el lugar que corresponde al Hijo del Hombre,
levantado en alto. Es una alusión a
la cruz. 
14Era
el día de la Preparación de la Pascua, hacia el mediodía. 
Hacia el mediodía, la hora sexta. A esta hora era cuando comenzaban a
sacrificarse los corderos en el Templo. Con la mención de la hora, el evangelista
recoge el tema del Cordero de Dios que
quita el pecado del mundo (Jn1,29-36). Jesús es el Cordero de la Pascua,
liberador del pecado de la humanidad. Elegir el pecado es la opción que frustra
el proyecto creador, la que suprime o reprime la vida, impidiendo la búsqueda
de plenitud de uno mismo y de los demás. Este pecado se comete al dar la
adhesión a una ideología de muerte, que promueve la sumisión y suprime la
libertad. 
Al mismo tiempo, indica que el mediodía es la hora de plena luz, es el momento de la revelación
del Mesías a Israel. Desde el plano de fe, Jesús se presenta como el rey ante
quien los dirigentes judíos tienen que hacer su opción. Despojado de todo
atributo de poder, hace brillar el amor de Dios. 
Y dijo Pilato a los judíos: He aquí
a vuestro rey. 15Ellos gritaron: ¡Fuera, fuera; crucifícalo! 
Pilato les dijo: ¿A vuestro rey
voy a crucificar? Contestaron los sumos sacerdotes: No tenemos más rey que al
César. 
La reacción pone de manifiesto el odio exagerado.
Los jefes no pueden tolerar ni la vista de Jesús. Es el odio contra Dios. Se va
revelando que el Dios de Jesús y la institución de Israel son incompatibles. 
El contraste es muy fuerte, rey…crucifícalo. En la narración se intenta destacar cada vez más
la realeza de Jesús. 
Los
sumos sacerdotes eligen al emperador romano que no reconoce a Dios, el que les
ha quitado la independencia. Prefieren ser dominados a ser amados por el Dios
de la vida. En realidad, al elegir al César eligen a su dios de siempre: el
poder. Muestran el ateísmo radical del sistema teocrático. Han pronunciado su
propia sentencia.  
Pilato,
al oír lo del César, opta por él y en contra de Jesús. Como los demás, Pilato
acaba traicionando al hombre. Al ver su poder en peligro, sacrifica al
inocente. Ahí está su traición.
16Entonces
se lo entregó para que lo crucificaran.
CAMINO DEL CALVARIO. CRUCIFIXIÓN Y MUERTE
Tomaron
a Jesús, 17y, cargando él mismo con la cruz, salió al sitio llamado
de la Calavera (que en hebreo se dice Gólgota), 18donde lo
crucificaron; y con él a otros dos, uno a cada lado, y en medio, Jesús. 
Pasa al poder judío la responsabilidad de la muerte
de Jesús. Al decretar su ejecución contra toda justicia, todos los poderes han
traicionado a Jesús y... al ser humano. 
Jesús toma la iniciativa. Carga con la cruz y sale
para el lugar de la ejecución. La entrega es voluntaria: él carga con la cruz,
sale del huerto, se proclama rey en el pretorio. Sabe que su misión es
manifestar el amor de Dios por la humanidad. 
Jesús va camino de la Calavera, posiblemente por la forma del monte donde le
crucificaron. El lugar que invita a la muerte es la exaltación de la vida. No
se especifica quien lo crucificó. 
En la cruz, Jesús no va estar solo,y con él 
a otros dos, uno a cada lado, y en medio, Jesús. El evangelista no
especifica quienes eran (en los otros evangelios se dice que eran
bandidos/violentos). Los compañeros representan a los discípulos que siguen a
Jesús hasta el final y dan con él la vida por la humanidad. Los que mueren con
Jesús, condenados por el mundo/orden
injusto, son los primeros en la comunidad. Estos son los discípulos que están
donde está Jesús por haber recorrido su camino. Son los que han sabido amar
hasta el fin. Son los granos de trigo que, caídos en tierra, van a morir para
dar mucho fruto.  
19Y
Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito:
Jesús, el Nazareno, el rey de los judíos. 20Leyeron el letrero
muchos judíos, porque estaba cerca el lugar donde crucificaron a Jesús, y
estaba escrito en hebreo, latín y griego. 
21Entonces
los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato: No escribas El rey de los
judíos, sino: Este ha dicho: Soy el rey de los judíos. 
22Pilato
les contestó: Lo escrito, escrito está.
El letrero de la cruz indicaba la causa de la condena.
Al dictarlo, Pilato lleva la contraria alos sumos sacerdotes: el rey de los judíos no es el César,
sino Jesús. El auténtico Mesías, rey que esperaban los judíos, es este. Y esta
es la única forma de salvar: entregarse dando la propia vida.  
Vuelve a parecer el título Nazareno, el vástago de David, el Mesías anunciado, en quien se
cumplen las promesas. 
Los judíos, que lo han rechazado como rey, leen
ahora el letrero y notan la humillación y la acusación que supone para ellos.
El título admite la realeza de Jesús y la vergüenza del pueblo. Estaba escrito
en tres lenguas: la del país –hebreo-
y las dos lenguas principales del mundo conocido –latín y griego-,  significando universalidad. El Mesías es el
salvador del mundo. Su persona y su mensaje han de ser traducidos a todas las
lenguas, deben alcanzar a toda la humanidad. Jesús crucificado es la expresión
de lo que Dios es y quiere para el hombre. 
Los sumos sacerdotes, que han afirmado que su rey
era el Cesar, para presionar a Pilato y obtener la ejecución de Jesús, no
pueden tolerar que el representante del emperador les muestre su traición. En
la figura de Pilato, es el paganismo el que acusa a los judíos de su
infidelidad. 
Lo escrito es definitivo, no se pude cambiar. Este modo de salvar es definitivo.
Esta escritura es para siempre. Jesús crucificado es la Escritura definitiva.
Para el futuro no hay más libro que este. Por eso, la insistencia en el verbo
escribir: no escribas, escrito, estaba
escrito, Pilato escribió. La nueva Escritura no es un enunciado, no es la
ley, no son unas normas. Es una persona. La relación con Dios no se obtiene a
través de textos escritos, sino a través de Jesús. Todos los hombres y mujeres
pueden leerla: el amor es el lenguaje universal. 
23Los
soldados, cuando crucificaron a Jesús, cogieron su ropa, haciendo cuatro
partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin
costura, tejida toda de una pieza de arriba abajo. 24Y se dijeron:
No la rasguemos, sino echémosla a suerte, a ver a quién le toca. Así se cumplió
la Escritura: Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi túnica. Esto
hicieron los soldados.
Utilizando el lenguaje simbólico, Juan anuncia en
esta escena la extensión universal: se dividen los vestidos en cuatro partes, luego eran cuatro
soldados, y su unidad, túnica sin costura.
Era costumbre que los ejecutores de la sentencia se repartiesen la ropa del
condenado. Sobre este dato, el evangelista construye su narración. Los cuatro
los soldados paganos, que reciben la herencia de Jesús, son, al mismo tiempo,
los agentes de su muerte. ¡Son asesinos y herederos!
En el AT el manto/ropa posee varios significados. El evangelista
los utiliza para dar el contenido teológico a la escena: 
·        
Es
símbolo del reino. El manto/ropa de Jesús son figura de su Reino. Los soldados
lo cogen y  hacen cuatro partes, como
cuatro son los puntos cardinales que significan la tierra entera. Jesús no es
solo rey de los judíos, sino rey universal. 
·        
Simboliza
la transmisión del espíritu profético (Elías y Eliseo). El Reino se hace
posible por la efusión del Espíritu. 
·        
Es
figura de la persona misma, es su vestido exterior. Todos los suyos habrán de
llevar ese vestido, que los asemejará a él. Será su distintivo, por él serán
reconocidos como discípulos suyos (Jn 15, 35: en esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os amáis unos a
otros). 
La túnica era la prenda interior. Se
subraya su unidad.  Estaba tejida de arriba abajo, indicando que es
la fuerza vital del Espíritu, el que crea y estructura la persona/comunidad.  Contrasta con las ropas que se pueden
dividir. La túnica no. La unidad no tiene fisuras, era una túnica tejida de una pieza. El Reino del Mesías se extiende a
toda la humanidad y se realiza por la comunidad del Espíritu. En la pluralidad
de comunidades podrá descubrir la presencia del mismo Espíritu. Los ciudadanos
de este Reino serán reconocidos por la actividad de su amor. 
El cumplimiento
de la Escritura al que se hace referencia es al Sal 22,19. El mismo Salmo
que los sinópticos ponen en boca de Jesús: Dios
mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? En el texto, el reparto de ropa
tiene un sentido hostil. Sin embargo, los soldados realizan un gesto profético
que anuncia el plan de Dios. Lo que parece un despojo va a significar la
expansión universal. 
25Junto
a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de
Cleofás, y María, la Magdalena.26Jesús, al ver a su madre y junto a
ella al discípulo al que amaba, dijo a su madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo. 27Luego,
dijo al discípulo: Ahí tienes a tu madre. Y desde aquella hora, el discípulo la
recibió como algo propio.
Hay tres mujeres al pie de la cruz: su madre(de Jesús), la hermana de su madre, y
María, la Magdalena. Esta presencia significa fidelidad. En medio del
rechazo del pueblo, la madre acepta a un Mesías que ha invalidado la idea del
rey terreno/mundano. 
·        
Su
madre. Representa a la Antigua Alianza, al resto de Israel,
la esposa fiel a Dios (Jn 2,4: Mujer).
Aquí termina su papel. 
·        
María
Magdalena. Representa a la comunidad de la Nueva Alianza, la
esposa del Mesías. Aquí comienza su papel. Israel ha dejado de ser un pueblo
privilegiado; es parte de la comunidad humana que forma el Mesías. 
Jesús ve a la
madre, no a su madre. El Israel fiel, que fue origen del Mesías, es también
el origen de la comunidad mesiánica. El encargo de Jesús a la madre y al
discípulo se hacen en términos de reconocimiento mutuo: ahí tienes, que quiere decir “mira a tu madre, mira a tu hijo”.
Teniendo en cuenta la intención del evangelista, podemos traducir estas
palabras diciendo que: “el antiguo Israel debe reconocer su legítima
descendencia (hijo) en la comunidad nueva y universal. La nueva comunidad debe
reconocer su origen (madre) en las promesas que Dios hizo a su pueblo, Israel”.
Ella ya no tiene hogar propio, se integra en la comunidad universal. 
28Después
de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la
Escritura, dijo: Tengo sed.
Después de haber constituido la nueva comunidad
universal y de haber integrado a Israel en esa comunidad, solo falta la
expresión del amor hasta el extremo. Jesús tiene conciencia de su misión. No ha
sido arrastrado a la muerte ni esta es algo imprevisto. Es dueño de su destino.
Las palabras de Jesús expresan su necesidad. A los
que le han condenado y ejecutado, les pide un signo de solidaridad elemental,
que le permitan responder comunicándoles vida. Es la misma petición que a la
samaritana, también a la hora sexta (Jn 4,10). Pedir agua es pedir acogida.
Hasta el último instante, Jesús se ofrece brindando la oportunidad de ser
acogido. 
29Había
allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a
una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. 30Jesús, cuando tomó
el vinagre, dijo: Está cumplido. E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.
Lleno de vinagre simboliza el odio, es decir “llenos de odio”.
Representa la ley de los judíos que da muerte a Jesús. Sujetan la esponja a una caña de hisopo, a una planta que
se usaba para rociar la sangre liberadora del cordero pascual (Éx 12,21). El
odio de los asesinos va a derramar la sangre del Cordero de Dios. El hisopo recogerá la sangre que liberará a la
humanidad de la muerte para siempre. Comienza la Nueva Pascua.  
Ahora,
Jesús ya puede decir está cumplido:
“he probado todo el odio/vinagre y lo devuelvo como sangre que libera de la
muerte”. El hecho en sí es lo de menos. Lo importante es el mensaje que se
transmite a través del hecho. Jesús
acepta la muerte causada por el odio. Recoge todo el odio, vinagre de la esponja, y pringa con su sangre el hisopo redentor. Con
su amor, ha llevado a cabo la realización en sí mismo de la plenitud del
Hombre-Dios. Ha culminado el proyecto creador. El odio ha sido absorbido; el
amor ha sido derramado. Como fruto maduro viene el Espíritu. 
El verbo morir no aparece nunca; lo que llamamos
“muerte”, en realidad, es efusión de vida plena, la venida del Espíritu Santo. 
En este momento, el Padre manifiesta su amor. Su
presencia excluye toda muerte. Jesús se
duerme, metáfora de una muerte que no interrumpe la vida. Es una especie de
sueño. El Espíritu que Jesús exhala confiere al hombre la capacidad de amar, hace
posible la realización de la plenitud humana. 
31Los
judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los
cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día grande, pidieron a
Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. 32Fueron
los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían
crucificado con él; 33pero al llegar a Jesús, viendo que ya había
muerto, no le quebraron las piernas, 34sino que uno de los soldados,
con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. 
El tema de esta escena se centra en cómo las
autoridades siguen preocupados por la pureza legal. 
La expresión los
cuerpos indica la solidaridad de Jesús con los que están crucificados con él.
El cuerpo de Jesús, que lo iguala a los hombres, es el santuario de Dios. Se creía
que los cuerpos ejecutados, si no recibían sepultura, profanaban el sábado o la
fiesta. Por eso van los dirigentes a Pilato con peticiones concretas para
acelerar su muerte, que les quiebren las
piernas y los quiten de la cruz. 
El evangelista nos narratres detalles, expresión del
mensaje que quiere transmitir:
·        
Lanza. Como
antes el vinagre, representa el odio. La acción del soldado era innecesaria,
pero la hostilidad sigue. Del odio va a brotar sangre y agua.
·        
Brota
sangre. Símbolo de la muerte de Jesús, de la manifestación de su amor hasta el
fin. De su costado fluye el amor, la vida. 
·        
Brota
agua. Representa al Espíritu, el principio de vida que Jesús comunica a la
humanidad. 
35El
que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice
verdad, para que también vosotros creáis. 36Esto ocurrió para que se
cumpliera la Escritura: No le quebrarán un hueso (Ex 12,46); 37y en otro lugar la Escritura dice:
Mirarán al que traspasaron (Zac 12,10).
El testimonio que da el evangelista es el más
solemne del Evangelio. Por primera vez se dirige a sus lectores. La experiencia
del amor de Jesús es el fundamento de la fe. 
Jesús, en la cruz, es la gran señal en la que
convergen todas las que se han narrado en el evangelio. Es una señal
paradójica: un hombre condenado y asesinado en una cruz muestra la realidad de
Dios y el amor del Padre por su Hijo y por la humanidad. 
SEPULTURA DE JESÚS
38Después
de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús aunque oculto por miedo a
los judíos, pidió a Pilato que le dejara llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato
lo autorizó. Él fue entonces y se llevó el cuerpo. 39Llegó también
Nicodemo, el que había ido a verlo de noche, y trajo unas cien libras de una
mixtura de mirra y áloe. 40Tomaron el cuerpo de Jesús y lo
envolvieron en los lienzos con los aromas, según se acostumbra a enterrar entre
los judíos. 
El tema de esta escena es el modo de sepultarlo. Los aromas son los que se utilizan para
perfumar las alcobas de los esposos. Las vendas se sustituyen por los lienzos. La muerte es la noche de
bodas en que por fin el ser humano se encuentra íntimamente con su Señor. 
Todo ha terminado por una condena injusta. 
José se propone mostrar su solidaridad, quiere
rendir a Jesús los “últimos honores”. 
Nicodemo (de origen griego, su nombre quiere decir
“conquistador del pueblo”) noaparece como discípulo; era fariseo y jefe entre
los judíos. Con la enorme cantidad de aromas, Nicodemo se propone eliminar el
hedor de la muerte. En su opinión, Jesús ha terminado para siempre. 
La mirra y
áloe no se empleaban para la sepultura, sino para perfumar la alcoba,
especialmente, la noche de bodas, y a ellos olían los vestidos del esposo. La
unión de aromas y las vendas/lienzosmuestran que José y Nicodemo, sin
pretenderlo, están colocando al esposo en su lecho nupcial
Como en las escenas anteriores, se presenta aquí la
paradoja: la cruz es al mismo tiempo suplicio y exaltación; las vendas, los
lienzos y los aromas son funerarios y nupciales. 
41Había
un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto, un sepulcro nuevo
donde nadie había sido enterrado todavía. 42Y como para los judíos
era el día de la Preparación, y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a
Jesús.
Juan vuelve a recordar como al comienzo (Jn 18,1),
que en el lugar de la pasión había un huerto/vida,
en la muerte está el renacimiento de la vida. Junto al monte de la Calavera
–muerte- había un huerto, símbolo de
la vida, de la relación nupcial. 
Y en el huerto había un sepulcro nuevo. Jesús inaugura una nueva clase de muerte, que
contiene el germen de la vida. También los suyos serán colocados en este
sepulcro, en el de Jesús. En realidad no es lugar de muerte sino de vida. 
Termina el tema de la Preparación judía que nunca pasará a la celebración de la fiesta.
Esa Pascua ya no existe. Por la inminencia del día de precepto, colocan el
cuerpo en un sepulcro cercano, nada se dice de poner una losa… Todo indica
cierto carácter de provisionalidad. Se crea el ambiente para la Resurrección. 
 
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