viernes, 29 de diciembre de 2017

NAVIDAD

JUEVES

28 DE DICIEMBRE, SANTOS INOCENTES


1.    TEXTO
Mateo 2,13-18
13Cuando ellos se retiraron, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo. 14José se levantó, tomó al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto 15y se quedó hasta la muerte de Herodes para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta: De Egipto llamé a mi hijo Os 11,1.
16Al verse burlado por los magos, Herodes montó en cólera y mandó matar a todos los niños de dos años para abajo, en Belén y sus alrededores, calculando el tiempo por lo que había averiguado de los magos.
17Entonces se cumplió lo dicho por medio del profeta Jeremías: 18Un grito se oye en Ramá, llanto y lamentos grandes; es Raquel que llora por sus hijos y rehúsa el consuelo, porque ya no viven.

2.    COMENTARIO
Aparece en primer término la figura de José, asociado al patriarca José. Al igual que José, salva a su familia llevándola a Egipto Gén 45-46 para luego volver a la tierra prometida. Con Jesús comienza un nuevo Israel. Jesús va a realizar el definitivo éxodo a la auténtica tierra prometida. Por esto, Mateo lo baja a Egipto, para meternos en la dinámica de la salvación definitiva de la que fue imagen el primer éxodo.
El niño ocupa el puesto central, toma contigo al niño y a su madre. José representa al Israel fiel y María a la nueva comunidad (gentiles). Ambos unidos por Jesús. La nueva humanidad cristiana es invitada a realizar el nuevo éxodo del Mesías. El resto de Israel (José),  que había tenido la experiencia del éxodo de Moisés, recibe el encargo de ir a Egipto. En Jesús se consuma, llega a plenitud, se cumple la salida de Egipto.  

Volvamos a la imagen del tríptico. A un lado, Israel fiel /José; en el centro, el éxodo, la presencia de Dios, la comunidad cristiana formada por Cristo; al otro lado, la nueva comunidad /María; y recorriendo toda la escena la opresión, el poder, la muerte. Todo escrito simbólicamente, pero real como la vida misma.

El pasaje está en relación con Ex 1. Entonces lo negativo, la opresión, trataba de acabar con el libertador. Mateo en esta ocasión busca como cita el cumplimiento de Jr 31,15:
·         Le sirve para descubrir el dolor externo, el sufrimiento real del mal en el mundo, del ser humano en éxodo.
·         Y al mismo tiempo, es un canto de esperanza.  La cita forma parte de un canto de esperanza perteneciente al libro de la consolación de Jeremías. En el versículo siguiente, Jr 31,16, el profeta anima al pueblo: Reprime tus sollozos y enjuga tus lágrimas…volverán tus hijos. El éxodo se realiza a pesar de tanto dolor. Los poderes enemigos son incapaces de impedir la realización del designio de Dios.

Este es el sentido simbólico del relato. No busquemos la realidad histórica a una matanza de la que no hay referencias históricas. Es mucho más y significa mucho más que un acto bárbaro, aislado. Es el sufrimiento que los poderes del mundo generan para impedir el éxodo del ser humano hacia Dios. Sufrimiento inútil, pues no logran parar ni al libertador ni a su esperanza. 

Aquí, el evangelista ha querido establecer un paralelismo con lo sucedido en la historia de Israel. ¿Qué hizo el faraón? Decidió aniquilar a todos los niños varones de Israel. La historia, pues, se repite. Estamos ante un nuevo faraón, Herodes, que decide acabar con todos los niños. Son, pues, indicaciones teológicas[1], no son datos de crónica histórica.
Así precisamente fueron escritos los evangelios. No se proponen transmitir relatos refrenables históricamente –aunque contienen elementos históricos-, sino transmitir verdades. Y, ¿cómo lo hacen? De una manera visual, comprensible a todos, como lo son las pinturas. Cuando se estudia arte se comprende la necesidad de unas claves de interpretación brindadas por el artista para percibir toda la riqueza de significados presentes en una obra. En suma, el evangelista no pretende referir uno de los numerosos crímenes que Herodes perpetró. Está haciendo una lectura teológica del personaje. Quiere mostrar cuál es la respuesta que el poder ofrece a los dones de Dios.
Todos conocemos el relato de la Pascua. Según el libro del Éxodo, Dios, para liberar a una pequeña tribu de beduinos, cumple un exterminio totalmente desproporcionado. En comparación, la matanza de los niños que ordena Herodes no pasa de ser un “juego de niños”. Y, ¿cuál es la verdad? Que Dios está siempre de parte del más débil, nunca se alía con el más fuerte. Se pone al lado del humillado, no junto al que humilla; se hace uno con el vencido, no con el vencedor.



[1] “Indicaciones teológicas” significa elementos que indican una verdad, aunque no se trate de un hecho histórico. En la mentalidad oriental, lo que es verdadero no debe ser necesariamente histórico. En occidente, al contrario, lo que es verdadero debe siempre corresponder a un hecho histórico, comprobable. Por eso, una cosa es la historia y otra cosa es la verdad. Lo que no es histórico, no es verdad. En oriente, lo que importa es transmitir la verdad, con independencia de sus connotaciones históricas. 

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