domingo, 7 de enero de 2018

SEMANA I

VIERNES

12 DE ENERO

Marcos 2,1-12
2 1 Cuando a los pocos días volvió Jesús a Cafarnaún, se supo que estaba en casa. 2Acudieron tantos que no quedaba sitio ni a la puerta. Y les proponía la palabra.
 3Y vinieron trayéndole un paralítico llevado entre cuatro 4y, como no podían presentárselo por el gentío, levantaron la techumbre encima de donde él estaba, abrieron un boquete y descolgaron la camilla donde yacía el paralítico.
5Viendo Jesús la fe que tenían, le dice al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados.
6Unos escribas, que estaban allí sentados, pensaban para sus adentros: 7¿Por qué habla este así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados, sino solo uno, Dios?
8Jesús se dio cuenta enseguida de lo que pensaban y les dijo: ¿Por qué pensáis eso? 9 ¿Qué es más fácil: decir al paralítico "tus pecados te son perdonados", o decir "levántate, coge la camilla y echa a andar"? 10Pues, para que comprendáis que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados —dice al paralítico—: 11 "Te digo: levántate, coge tu camilla y vete a tu casa".
12 Se levantó, cogió inmediatamente la camilla y salió a la vista de todos. Se quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo: Nunca hemos visto una cosa igual.

Una vez que Jesús ha recorrido Galilea, comienza a exponer su mensaje abierto a todos, superando la visión reduccionista de la institución judía que reducía solo y exclusivamente a Israel la salvación de Dios.
Jesús vuelve a Cafarnaún, lugar de cruces de caminos, enclave de tránsito de caravanas.

El mensaje de Jesús y su actuación es para todos los hombres de todos los pueblos, sin distinción. El mensaje de renovación y de plenitud se realiza y se lleva a cabo a través de la liberación de lo que oprime a la humanidad. Es urgente proponer la nueva vida que Él aporta y hacerla realidad.
El Reino es para todos. El Dios de Jesús es accesible para todos, los de dentro y los de fuera, los judíos y los paganos. Jesús cura de la mentalidad que paraliza.  

COMENTARIO
2 1Cuando a los pocos días volvió Jesús a Cafarnaún, se supo que estaba en casa. 2 Acudieron tantos que no quedaba sitio ni a la puerta. Y les proponía la palabra.
Lo primero que llama la atención en este versículo es el término casa. Los especialistas nos dicen que en Marcos esta palabra tiene un sentido especial: es el lugar donde está Jesús y donde se congrega la gente y escribas, los maestros oficiales de la ley que enseñaban en la sinagoga. ¿De qué casa se trata? De la “casa de Israel” que representa a todo el pueblo judío. Jesús se encuentra en el espacio judío, todavía no ha roto con la institución.
La frase acudieron tantos además de decirnos que había mucha gente, nos revela que son los propios judíos los que están a la puerta de la salvación y no dejan pasar a nadie más.
Jesús exponía la Buena Nueva, proclamada en el capítulo anterior por el leproso: el amor compasivo de Dios, que ofrece a todos su Reino, donde todos, y especialmente los marginados tienen cabida.  Ahora, Jesús va ampliar la extensión de su mensaje a los paganos, a los no judíos, a los gentiles.
 3Y vinieron trayéndole un paralítico llevado entre cuatro…
El paralítico y los que lo llevan no tienen nombre. Son figuras representativas de los que no pertenecen al pueblo judío. Es curioso, además, que ninguno dice nada, ni antes de la liberación ni después, ni siquiera el paralítico dice algo. El paralítico es símbolo de la invalidez del hombre, de la mentalidad que lo paraliza, que le impide moverse por sí mismo. No tiene libertad de movimientos, es un muerto en vida. Representa a la humanidad paralizada, necesitada de salvación. Jesús va a manifestar que la salvación es para todos. Para judíos marginados por la ley, para los no judíos paralizados, necesitados de la salvación, del perdón que les devuelva a la auténtica vida. 
El hecho que los porteadores sean cuatro es símbolo de universalidad, de la humanidad pagana. El número cuatro es el número de los cuatro puntos cardinales, representa a la humanidad entera. 

… y, como no podían presentárselo por el gentío, levantaron la techumbre encima de donde él estaba, abrieron un boquete y descolgaron la camilla donde yacía el paralítico.
La casa de Israel no deja pasar a su casa.  Esto no va a ser impedimento para que entren por otro lado: levantan la techumbre y abren un boquete. Estas dos expresiones están diciendo lo mismo. Es la manera de expresar las dificultades que crea el pueblo judío para acceder a Jesús y el esfuerzo que los pueblos paganos han de realizar para acercarse a Jesús. La humanidad, que desea la salvación, descubre a Jesús forzando el obstáculo que representaba el judaísmo.
La camilla, como se verá más tarde, va siempre unida a pecados. Se convierte en símbolo del pasado de injusticia que inmoviliza al paralítico/humanidad y del que no puede despegarse. 

5Viendo Jesús la fe que tenían, le dice al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados.
Jesús pone de manifiesto la fe de estos personajes por el esfuerzo que hacen para estar cercar de Él. No hay obstáculo que se resista cuando se quiere estar con una persona. Es el deseo y la confianza en la liberación de Jesús, en su autoridad para dar vida, lo que hace vencer cualquier resistencia e impedimento. Veamos el vocabulario de Jesús:
-          Hijo. Llama la atención que le llame así, ya que los judíos se consideraban los únicos con derecho a llamarse “hijos de Dios”. Para Jesús, en cambio, todos son hijos, tantos los paganos con los judíos.
-          Tus pecados te son perdonados. Expresan el perdón de Jesús que causa una nueva vida. Las palabras de Jesús dan a entender que si solo Dios es el que perdona aquí hay alguien igual a Dios.  
Entonces, ¿qué es lo que paraliza? El pecado. ¿Y qué es el pecado? La vida injusta, el pasado injusto es lo que crea la parálisis en uno mismo y alrededor. Jesús va al centro, a lo esencial de la cuestión, no se queda en lo físico, en las apariencias.

6Unos escribas, que estaban allí sentados, pensaban para sus adentros: 7¿Por qué habla este así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados, sino solo uno, Dios?
Estaban allí los escribas, los jueces de la ortodoxia, los que interpretan la ley creando marginación a su alrededor, en nombre de Dios. No piden explicaciones, juzgan con toda la seguridad, blasfema. No hay dudas. La doctrina sobre el perdón de los pecados decía que como la persona no puede tener certeza del perdón de Dios, nadie podía garantizar que los pecados hayan sido perdonados realmente. Se necesitaría una expresa declaración de Dios.

8Jesús se dio cuenta enseguida de lo que pensaban y les dijo: ¿Por qué pensáis eso? 9 ¿Qué es más fácil: decir al paralítico "tus pecados te son perdonados", o decir "levántate, coge la camilla y echa a andar"?
Jesús intuye lo que está pensando. Jesús pone al descubierto su pensamiento y su actitud. La clave está en si el paralítico echa a andar, si se levanta, (resucita de su muerte en vida) será una manifestación de que Dios ha perdonado sus pecados. De esto nos habla el relato.
Lo que Jesús propone es algo totalmente nuevo: que el paralitico/la humanidad pagana se levante, cargue con su camilla y eche andar serán signos de salud total, del paso de la muerte en vida, a la vida en plenitud…
                   
10Pues, para que comprendáis que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados —dice al paralítico—: 11 "Te digo: levántate, coge tu camilla y vete a tu casa".
Jesús pasa a la acción.
La expresión Hijo del Hombre en Marcos designa a Jesús en cuanto hombre en plenitud, lleno del Espíritu que es quien plenifica. Jesús, el Hijo del Hombre, tiene toda la autoridad en la tierra, es decir, es el hombre lleno de Dios. Como todo hombre que posee la plenitud del Espíritu se convierte en hijo de Dios, así, todo aquel que se acerca a Jesús, con fe, se acerca a su propia plenitud a través del perdón de los pecados. Quien cree esto se levanta, coge su camilla, y se marcha a su casa.
Llama la atención que Jesús cuando perdona/libera al paralítico le ordena las siguientes acciones:
- levántate. Es el verbo para hablar de la Resurrección de Cristo). Es la postura del hombre nuevo que no vive bajo el peso de la marginación o de la opresión;
- coge tu/la camilla. Una camilla que al principio le pertenece, de la que no se puede despegar, y que después de la intervención de Jesús ya no le pertenece;
- vete a tu casa. Comenzó a caminar, se puso en camino saliendo de la esclavitud hacia la tierra prometida, hacia la tierra de la plenitud. No se queda donde está Jesús, la casa de Israel, sino que se va. Jesús no le retiene porque no ha venido a esclavizar sino a provocar la libertad total del ser humano.

12 Se levantó, cogió inmediatamente la camilla y salió a la vista de todos. Se quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo: Nunca hemos visto una cosa igual.
El hombre se levanta, carga con la camilla (ahora ya no se dice su camilla, sino la camilla). La camilla no le pertenece, su pasado e injusticia ha sido perdonado. Dios se comunica al hombre en la tierra a través de Jesús. No es Jesús quien ha blasfemado. ¿No será, más bien, el sistema doctrinal el que ha blasfemado, utilizando el nombre de Dios para no curar a los paralíticos y tenerlos sometidos?

La reacción de la gente y de los escribas es inmediata, se quedaron atónitos. Jesús no es rival de los letrados, es alternativa al sistema. Lo que Jesús manifiesta es a Dios y su amor a la humanidad. De la confianza en ese Dios surge la alabanza.
Nunca vimos cosa igual, es decir, nunca pensamos ni tuvimos una imagen de Dios como la que Jesús nos ha mostrado. Esta expresión se refiere a Dios, no al paralítico. El dios de la doctrina oficial es el que paraliza con sus camillas y leyes. El Dios de Jesús es el que da la nueva vida, da la libertad. De lo que nos habla el relato es de la posibilidad que el ser humano/la gente pueda cambiar la mentalidad ¡Esto sí que es un milagro!


No hay comentarios:

Publicar un comentario