JUEVES
18 DE ENERO
Marcos 3,7-12
7Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del mar
y lo siguió una gran muchedumbre de Galilea. 8Al enterarse de las
cosas que hacía, acudía mucha gente de Judea, Jerusalén, Idumea, Transjordania
y cercanías de Tiro y Sidón. 9Encargó a sus discípulos que le
tuviesen preparada una barca, no lo fuera a estrujar el gentío. 10Como
había curado a muchos, todos los que sufrían de algo se le echaban encima para
tocarlo. 11Los espíritus inmundos, cuando lo veían, se postraban
ante él y gritaban: Tú eres el Hijo de Dios. 12Pero él les prohibía
severamente que lo diesen a conocer.
COMENTARIO
7Jesús se
retiró con sus discípulos a la orilla del mar y lo siguió una gran muchedumbre
de Galilea. 8Al enterarse de las cosas que hacía, acudía mucha gente
de Judea, Jerusalén, Idumea, Transjordania y cercanías de Tiro y Sidón.
Las actitudes y actividad de Jesús
encuentran un eco muy favorable incluso fuera del territorio judío, pero las
multitudes de oprimidos que acuden a él quieren forzarlo o tentarlo a asumir el
liderazgo de una rebelión. Jesús se niega. Al conocer la actividad de Jesús en
favor de los oprimidos, por encima de toda ley religiosa, acude una muchedumbre
tanto judía (Galilea, Judea, Jerusalén)
como pagana (Idumea, Transjordania, Tiro
y Sidón), como símbolo de la universalidad que Cristo propone, y que ve en
él un liberador.
9Encargó a sus
discípulos que le tuviesen preparada una barca, no lo fuera a estrujar el
gentío. 10Como había curado a muchos, todos los que sufrían de algo
se le echaban encima para tocarlo.
Pero esta muchedumbre no
busca escuchar a Jesús ni espera a conocer su mensaje, sino que pretende
imponerle un programa de actuación violenta (se le echaban encima), según
conciben ellos la liberación. El ansia de salir a cualquier precio de su
situación quiere forzar la libertad de Jesús. Él se niega a dejarse avasallar y
amenaza con marcharse.
11Los espíritus inmundos, cuando lo veían, se postraban
ante él y gritaban: Tú eres el Hijo de Dios. 12Pero él les prohibía
severamente que lo diesen a conocer.
Ante esto, los espíritus inmundos/ los exaltados de
la muchedumbre, que siguen animados del espíritu de violencia cambian de
táctica y se ponen a disposición de Jesús, reconociendo su calidad divina, el Hijo de Dios, en sentido mesiánico
judío. Reaparece la tentación de poder anunciada en «el desierto» (Mc 1,13.24).
Jesús no rechaza a estos hombres, que, aunque de modo equivocado,
buscan justicia y libertad, pero no cede a sus deseos y les prohíbe propagar la
idea de su liderazgo.
Se insiste de nuevo en la renuncia de Jesús al poder político, que
en realidad no libera, sino que somete a una nueva dependencia; la verdadera
liberación se basa en el desarrollo del ser humano, de su libertad, autonomía y
solidaridad.
Estas multitudes, sin embargo, son los peces que habrán de pescar
sus seguidores (1,17: pescadores de
hombres). De hecho, la expresión muchedumbres hace referencia a Ez 47,10
donde se habla de una cantidad enorme de peces y se menciona a los pescadores.
El programa de Jesús incluye la misión universal con judíos y
paganos sin distinción. Ya no hay un pueblo elegido y las naciones, sino una
masa oprimida, judía o pagana, a la que hay que ofrecer la liberación.
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