domingo, 14 de enero de 2018

SEMANA II

JUEVES

18 DE ENERO

Marcos 3,7-12
7Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del mar y lo siguió una gran muchedumbre de Galilea. 8Al enterarse de las cosas que hacía, acudía mucha gente de Judea, Jerusalén, Idumea, Transjordania y cercanías de Tiro y Sidón. 9Encargó a sus discípulos que le tuviesen preparada una barca, no lo fuera a estrujar el gentío. 10Como había curado a muchos, todos los que sufrían de algo se le echaban encima para tocarlo. 11Los espíritus inmundos, cuando lo veían, se postraban ante él y gritaban: Tú eres el Hijo de Dios. 12Pero él les prohibía severamente que lo diesen a conocer.

COMENTARIO

7Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del mar y lo siguió una gran muchedumbre de Galilea. 8Al enterarse de las cosas que hacía, acudía mucha gente de Judea, Jerusalén, Idumea, Transjordania y cercanías de Tiro y Sidón.
Las actitudes y actividad de Jesús encuentran un eco muy favorable incluso fuera del territorio judío, pero las multitudes de oprimidos que acuden a él quieren forzarlo o tentarlo a asumir el liderazgo de una rebelión. Jesús se niega. Al conocer la actividad de Jesús en favor de los oprimidos, por encima de toda ley religiosa, acude una muchedumbre tanto judía (Galilea, Judea, Jerusalén) como pagana (Idumea, Transjordania, Tiro y Sidón), como símbolo de la universalidad que Cristo propone, y que ve en él un liberador.

9Encargó a sus discípulos que le tuviesen preparada una barca, no lo fuera a estrujar el gentío. 10Como había curado a muchos, todos los que sufrían de algo se le echaban encima para tocarlo.
Pero esta muchedumbre no busca escuchar a Jesús ni espera a conocer su mensaje, sino que pretende imponerle un programa de actuación violenta (se le echaban encima), según conciben ellos la liberación. El ansia de salir a cualquier precio de su situación quiere forzar la libertad de Jesús. Él se niega a dejarse avasallar y amenaza con marcharse.

11Los espíritus inmundos, cuando lo veían, se postraban ante él y gritaban: Tú eres el Hijo de Dios. 12Pero él les prohibía severamente que lo diesen a conocer.
Ante esto, los espíritus inmundos/ los exaltados de la muchedumbre, que siguen animados del espíritu de violencia cambian de táctica y se ponen a disposición de Jesús, reconociendo su calidad divina, el Hijo de Dios, en sentido mesiánico judío. Reaparece la tentación de poder anunciada en «el desierto» (Mc 1,13.24).
Jesús no rechaza a estos hombres, que, aunque de modo equivocado, buscan justicia y libertad, pero no cede a sus deseos y les prohíbe propagar la idea de su liderazgo.
Se insiste de nuevo en la renuncia de Jesús al poder político, que en realidad no libera, sino que somete a una nueva dependencia; la verdadera liberación se basa en el desarrollo del ser humano, de su libertad, autonomía y solidaridad.
Estas multitudes, sin embargo, son los peces que habrán de pescar sus seguidores (1,17: pescadores de hombres). De hecho, la expresión muchedumbres hace referencia a Ez 47,10 donde se habla de una cantidad enorme de peces y se menciona a los pescadores.

El programa de Jesús incluye la misión universal con judíos y paganos sin distinción. Ya no hay un pueblo elegido y las naciones, sino una masa oprimida, judía o pagana, a la que hay que ofrecer la liberación.

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