domingo, 31 de enero de 2021

 SEMANA V . DOMINGO. (OPCIÓN A)

Marcos 1,29-39

29Y enseguida, al salir ellos de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a la casa de Simón y Andrés.
30La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, e inmediatamente le hablaron de ella. 31Él se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles.
32Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. 33La población entera se agolpaba a la puerta. 34Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar.
35Se levantó de madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se marchó a un lugar solitario y allí se puso a orar. 36Simón y sus compañeros fueron en su busca y, 37al encontrarlo, le dijeron: Todo el mundo te busca. 
38Él les responde: Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido. 
39Así recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios.

1.    COMENTARIO

Liberados los fanáticos adictos a la institución (Cfr. Domingo anterior), toca ahora liberar de las fiebres/fuego/celo a los contrarios, a los que han roto con la institución hasta el punto que no participan de ella, como Pedro y Andrés. Jesús ha ido a la sinagoga, pero no todos estaban allí. También a esos hay que liberar. Jesús libera a todos a los que van a misa, a los que no van, e incluso a los que han sido excluidos de su participación.

Vamos a ver el texto según los personajes y las horas del día:

-        La suegra de Pedro en cama con fiebre: Es una casa que ha roto con la tradición y no tienen perspectiva de vida. La única mujer es una madre “política” y encima está postrada en cama. El problema de esta casa es político. La casa de Pedro pertenece a los que esperaban a un Mesías reformador. La fiebre es de poder, de querer controlar. Es la tentación de querer arreglar las cosas, cambiar las situaciones, siempre llenas de injusticia, por medio del poder, del control de las personas.

 

-        Reacción de Jesús. Hay cinco verbos que indican cinco acciones: se acercó, la cogió, la levantó, se le pasó, se puso a servirles. La liberación es a través de gestos. Se podría decir: "como tu fiebre te ha impedido acercarte a mí, yo me acerco a ti; y te transmito fuerza a través de la mano, tienes las manos inservibles para el servicio, estás como muerta, por eso, te levanto/resucito".

 

-        Al anochecer... a la puesta del sol. Indica el final del sábado y marca que están sujetos a la institución. En Marcos esta simbología se refiere no a la belleza del atardecer, sino a la oscuridad, a las tinieblas símbolo de la incomprensión de los discípulos y de la gente respecto a la actuación de Jesús.

No estamos delante de un texto histórico sino de un texto catequético, no se trata de enfermedades de centro médico, sino de las otras. La historia real es que a Jesús acudió mucha gente en busca de todo eso, porque era “atractivo”, entregado, desenmascaraba la falsedad, creaba vida.

 

-        Se levantó de madrugada...  todavía estaba muy oscuro, se marchó a un lugar solitario y allí se puso a orar.

Aquel día que comenzó en el lugar de oración pública y comunitaria (la sinagoga), acaba ahora con la oración privada y solitaria. De madrugada nos indica que seguimos con la falta de luz de antes, bajo el signo de la incomprensión.

¿Qué rezaría? Por el contexto podemos decir que su oración estaría centrada en pedir fuerza para seguir su camino, ante la tentación de liderazgo, fama y poder. Fuerza para seguir curando y liberando demonios del ser humano, de la opresión interna y externa. Jesús pediría al Padre luz para los suyos, para el pueblo en general y para la institución, a fin de que descubrieran cuál es el camino del Reino.

 

 

 

2.    ORACIÓN. UN DÍA EN LA VIDA DE JESÚS

Aquel día Jesús, no fue especial ni distinto.

La tarea era clara: la cruz.

Con la mirada hacia arriba, hacia el cielo, con el Padre,

como el palo vertical.  

Y con la mirada de frente, hacia los necesitados,

como el palo transversal.  

 

Dedicado todo el día a los más necesitados,

a liberar a los enfermos de poder,

a los debilitados por la mentalidad de poder,

a los afligidos por “los espíritus inmundos”,

a los sufrientes, víctimas de los abusos de poder,

a los poseídos por la fiebre de las reformas violentas,

sin alternativas,

a los postrados por el fuego de la ambición,

incapaces de servir.

 

Y al anochecer,

cuando se siente la incomprensión de haber servido,

la oscuridad de haber curado sin satisfacción alguna,

la de haber amado sin obtener respuesta esperada;

cuando se anuncia la Buena nueva y aparece el rechazo,

la crítica, la indiferencia,  hasta casi el desprecio...

se puso a orar: Padre, no se haga lo que yo quiero, sino lo que tú quieres.

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