SEMANA V . DOMINGO. (OPCIÓN A)
Marcos 1,29-39
1.
COMENTARIO
Liberados los
fanáticos adictos a la institución (Cfr. Domingo anterior), toca ahora liberar
de las fiebres/fuego/celo a los contrarios, a los que han roto con la
institución hasta el punto que no participan de ella, como Pedro y Andrés.
Jesús ha ido a la sinagoga, pero no todos estaban allí. También a esos hay que
liberar. Jesús libera a todos a los que van a misa, a los que no van, e incluso
a los que han sido excluidos de su participación.
Vamos a ver el
texto según los personajes y las horas del día:
-
La suegra de Pedro en cama con fiebre: Es una
casa que ha roto con la tradición y no tienen perspectiva de vida. La única
mujer es una madre “política” y encima está postrada en cama. El problema de esta casa es político. La casa de Pedro
pertenece a los que esperaban a un Mesías reformador. La fiebre es de poder, de querer controlar. Es la tentación de querer
arreglar las cosas, cambiar las situaciones, siempre llenas de injusticia, por
medio del poder, del control de las personas.
-
Reacción de Jesús. Hay cinco verbos que indican
cinco acciones: se acercó, la cogió, la
levantó, se le pasó, se puso a servirles. La liberación es a través de
gestos. Se podría decir: "como tu fiebre te ha impedido acercarte a mí, yo
me acerco a ti; y te transmito fuerza a través de la mano, tienes las manos
inservibles para el servicio, estás como muerta, por eso, te
levanto/resucito".
-
Al anochecer... a la puesta del sol. Indica el final del sábado y marca que están
sujetos a la institución. En Marcos esta simbología se refiere no a la belleza
del atardecer, sino a la oscuridad, a las tinieblas símbolo de la incomprensión
de los discípulos y de la gente respecto a la actuación de Jesús.
No estamos delante
de un texto histórico sino de un texto catequético, no se trata de enfermedades
de centro médico, sino de las otras. La historia real es que a Jesús acudió
mucha gente en busca de todo eso, porque era “atractivo”, entregado,
desenmascaraba la falsedad, creaba vida.
-
Se levantó de madrugada... todavía estaba muy oscuro, se marchó a un
lugar solitario y allí se puso a orar.
Aquel día que
comenzó en el lugar de oración pública y comunitaria (la sinagoga), acaba ahora
con la oración privada y solitaria. De
madrugada nos indica que seguimos con la falta de luz de antes, bajo el
signo de la incomprensión.
¿Qué rezaría? Por
el contexto podemos decir que su oración estaría centrada en pedir fuerza para
seguir su camino, ante la tentación de liderazgo, fama y poder. Fuerza para
seguir curando y liberando demonios del ser humano, de la opresión interna y
externa. Jesús pediría al Padre luz para los suyos, para el pueblo en general y
para la institución, a fin de que descubrieran cuál es el camino del Reino.
2.
ORACIÓN. UN DÍA EN LA VIDA DE JESÚS
Aquel día Jesús,
no fue especial ni distinto.
La tarea era
clara: la cruz.
Con la mirada
hacia arriba, hacia el cielo, con el Padre,
como el palo
vertical.
Y con la mirada de
frente, hacia los necesitados,
como el palo
transversal.
Dedicado todo el
día a los más necesitados,
a liberar a los
enfermos de poder,
a los debilitados
por la mentalidad de poder,
a los afligidos
por “los espíritus inmundos”,
a los sufrientes,
víctimas de los abusos de poder,
a los poseídos por
la fiebre de las reformas violentas,
sin alternativas,
a los postrados
por el fuego de la ambición,
incapaces de servir.
Y al anochecer,
cuando se siente la
incomprensión de haber servido,
la oscuridad de
haber curado sin satisfacción alguna,
la de haber amado
sin obtener respuesta esperada;
cuando se anuncia
la Buena nueva y aparece el rechazo,
la crítica, la indiferencia, hasta casi el desprecio...
se puso a orar: Padre, no se haga lo que yo quiero, sino lo
que tú quieres.
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