(IV) ORACIONES Y RELATOS PARA SEMANA SANTA... Y PARA SIEMPRE
Hubo una
gran diversidad en los modos de interpretar la muerte de Jesús. Este fue el
primer y, quizá, mayor problema que tuvieron los seguidores de Jesús en los
primeros años: explicar porqué Jesús, el Mesías, había muerto en la cruz, del modo
más vergonzoso, humillante, aparentemente abandonado por Dios (cf. Mc 15,34: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has
abandonado?).
Las
respuestas variaron de acuerdo a los modelos que se utilizaron para entender aquel
acontecimiento, en su mayoría tomados de las Sagradas Escrituras; de este modo,
además de encontrar sentido por analogía (semejanza y desemejanza, al mismo
tiempo) con prototipos o modelos del pasado, se subrayaba el significado
teológico de aquella muerte: Dios tenía previsto y había anticipado de algún modo
la muerte de su Mesías.
Los
modelos que se utilizaron fueron, entre otros,
- - el de los profetas (cf. Is 5,1-7; Neh 9,26; Mc 12,1-9; Lc 13,34-35),
- - el juicio escatológico (cf.la "piedra de tropiezo" en Is 8,14-15; Dan 2,34-35.45; Rom 9,33 y la "oscuridad" de Am 8,9; Mc 14,62;15,33),
- - el del Siervo sufriente (cf. Is 52-53; Rom 4,25; 1Cor 15,1-8)
- - el Justo que muere injustamente (cf. Sal 22; Mc 8,31; 9,12; 15,24.34),
- - el del día de la expiación (cf. Lv 16; Mt 26,26-28[1]; Rom 3,24-26)12,
- - el templo de Jerusalén (cf. Tob 13-14; Mc 13,1-2; 14,57-59; 15,38)
- - el del cordero pascual (cf. Dt 16,1-8; 1Cor 5,7-8).
Surgidas
en momentos y lugares diferentes, reflejan probablemente la progresiva
comprensión del acontecimiento de la muerte de Jesús.
-
Algunas
de estas explicaciones, las más antiguas y provenientes de los seguidores de Jesús
de habla aramea, no entendían
la muerte de Jesús en un sentido soteriológico (salvador); es el caso, por
ejemplo, de las que usan los modelos de los profetas o del juicio.
-
Probablemente,
con el tiempo y entre los seguidores de Jesús de habla griega, estas fueron completadas por aquellas que si atribuían
a la muerte de Jesús un sentido salvífico; es el caso, por ejemplo, de la
interpretación expiatoria, que se explica de modos diversos con los modelos del
día de la expiación, del templo o del cordero pascual.
En
cualquier caso, parece difícil encontrar clasificaciones y evoluciones claras,
puesto que buena parte de estas lecturas de la muerte de Jesús se solapan, es
decir, comparten algo con las demás (por ejemplo, las tres últimas están muy
intercaladas. Es posible, además, que las interpretaciones del Justo sufriente
o del Siervo de Yahvé, al inicio, no tuvieran un sentido necesariamente
soteriológico sino únicamente explicativo, ofreciendo una explicación contra el
sinsentido de la muerte de Jesús en la cruz).
Más
difícil resulta si cabe el intento de identificar cada una de estas
interpretaciones con textos o tradiciones individuales en la pluralidad de los
orígenes del cristianismo, puesto que los textos se resisten a ser clasificados
en rígidos compartimentos y muestran mucha más fluidez y complejidad que la que
querría el taxonomista. No obstante, se pueden ver en un cierto orden y es
posible percibir algún aspecto de la evolución y los diversos intereses y
preguntas que condujeron a los primeros cristianos en esta reflexión[2].
2.1. LA
INTERPRETACIÓN PROFÉTICA
La
interpretación profética es relativamente sencilla y explicaba la muerte de Jesús
igual que la de los antiguos profetas. Así, del mismo modo que el pueblo de
Israel había rechazado o matado a los profetas del pasado porque eran hombres
justos que anunciaban la justicia de Dios y denunciaban la injusticia, lo cual
era insoportable para los injustos, también Israel mató a Jesús, que era el
último de los profetas.
En
la parábola de los "viñadores homicidas" (Mc 12,1-9 y par. basada en
Is 5,1-5), Marcos narra la historia del dueño de una vid que, tras plantarla,
dotarla de todo lo necesario y alquilarla a unos labradores, al llegar el
tiempo de la cosecha envía emisarios para cobrar su parte, pero éstos son
sistemáticamente rechazados y asesinados, igual que el "último"
emisario (Mc 12,6), su propio hijo. La conclusión que esta tradición subraya es
la del rechazo de Dios por parte de las autoridades religiosas de Israel y la
apertura a los demás pueblos paganos (Mc 12,9)17.
Del
mismo modo, en Lc 13,34-35 (texto que pertenece al Documento Q), Jesús se
lamenta ante la visión de Jerusalén por el destino de los profetas, un final
que él mismo va a compartir: "Jerusalén,
Jerusalén!, la que mata a los profetas y apedrea a los que le son enviados.
¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una gallina su nidada bajo
las alas, y no habéis querido!".
Esta
interpretación, por tanto, explicaba,
-
en
primer lugar, que la muerte de Jesús podía ser entendida a partir de los
precedentes proféticos de Israel como la muerte del que anuncia la justicia y
voluntad de Dios y,
-
en
segundo lugar, que constituía en sí un juicio en el que quedaba al descubierto
la verdad de los actores del drama, aspecto que fue desarrollado en la
siguiente lectura de la muerte de Jesús.
2.2. EL JUICIO
ESCATOLÓGICO
Esta
interpretación contempla la muerte de Jesús como una especie de representación
en cuyo escenario todo el mundo toma parte, yen el que se ve claramente quién
está con Jesús y quién está contra él.
Una
imagen que ya se ha visto en el anterior punto es la de la "piedra de tropiezo" (Is 8,14), que
había sido utilizada para explicar la misión de algunos profetas como Isaías,
que presentaba a Yahvé como "tropiezo"
o "trampa" ante la que la
casa de Israel se estrellaría porque no le habían comprendido ni aceptado (cf.
Is 8,11-16).
Esta
imagen tiene una analogía en el profeta Daniel que interpreta un sueño del rey
Nabucodonosor: una gran estatua hecha con diversos materiales (oro, plata,
bronce, hierro, barro) es tumbada y hecha añicos por una pequeña piedra que se
desprende sin intervención de nadie (cf. Dan 2,31-45). Esa piedra sirvió como
antecedente de la muerte de Jesús; así, al igual que aquella pequeña e
insignificante piedra logró destruir la gran estatua que simbolizaba todos los
imperios que se habían sucedido sobre Israel, Jesús llevará a la perdición a
quienes se le opusieron. Esta es la lectura que aparece, por ejemplo, en textos
como Rom 9,33 y l Pe 2,8, donde se
interpreta la muerte de Jesús como un hecho que servirá para revelar la verdad
de la historia, su maldad y el destino de cada uno.
En
este mismo sentido podemos interpretar la "oscuridad"
de Am 8,9 (cf.Jo 2,1-2)20. El profeta anuncia el Día de Yahvé en el que las
injusticias y maldades del pueblo serán castigadas; el anuncio de este juicio
de Yahvé será la oscuridad en pleno día: "Sucederá
aquel día -oráculo del Señor Yahvé- que yo haré ponerse el sol a mediodía, y en
plena luz del día cubriré la tierra de tinieblas". Esta es la idea que
toma el relato de la pasión en Mc 15,33 ("A
mediodía hubo una oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona")
inmediatamente antes de la muerte de Jesús que se convierte, por medio de esta
alusión, en el signo de ese juicio de Dios sobre la tierra y la condena por el
asesinato del hijo "muy amado" (Am 8,10 y Mc 1,11)22.
Del
mismo modo, en el juicio ante el Sanedrín, la afirmación de Jesús "veréis al Hijo del hombre sentado a la
diestra del poder y venir entre las nubes del cielo" (cf. Mc 14,62)
provoca la sentencia de muerte de Jesús por parte de las autoridades
religiosas. Quienes han ejercicio de protagonistas en esta muerte se han
labrado su propio destino de castigo mientras que los que permanecen fieles
serán reivindicados con el hijo, puesto que Dios no permite que los justos se
pierdan.
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